Capítulo 9: Ahora en verdad, te digo adiós

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-Por cierto, no me dijiste el nombre de la gata.

-Ah, con respecto a eso- se rascó la sien incomoda -no te vayas a reír.

-¿Por qué lo haría?

-Es vergonzoso.

-¿Cómo se llama?- preguntó, con una sonrisa bailándole en los labios, ahora sin duda le daba más curiosidad de saberlo.

-Se llama Floffy- miró apenada al suelo, el hombre soltó una carcajada, primera vez que se había reído en aquel día tan deprimente -¡Yo no se lo puse! No te rías.

-¿Entonces quién fue?

-Mi mamá- su risa se enmudeció de repente, viéndola sorprendido por la respuesta -hmmm... ella la tenía desde antes que yo naciera.

-Tu madre...- susurró perplejo, por primera vez ella había mencionado algo sobre su familia y lo había dejado algo impresionado.

-¿Quieres ver una foto de ella? Era realmente hermosa- propuso, incorporándose del sofá y hurgando en la mochila que había llenado esa misma tarde en Yokohama, sacando un pequeño papel que parecía viejo, algunos de los bordes estaban levemente quemados -¿Verdad que era bonita? Es la única foto que tengo de ella.

La pelirroja había regresado a su lugar en el mueble, subiendo sus pies y abrazando sus piernas contra su cuerpo. En la foto, una mujer estaba sentada en un columpio, el jardín de fondo se mantenía lleno de flores de muchos colores, a decir verdad, la persona en ella era muy similar a la chica, las facciones de su rostro eran casi idénticas, su piel era bronceada y su cabello largo hasta la cintura era de color rubio, sus orbes eran avellanas y la sonrisa que mostraba parecía que podía iluminar hasta el día más triste.

-Se parece a ti- susurró bajito, dejándole un beso en la frente sobre su flequillo.

-¿Qué dices? yo no soy tan bonita- le reprochó inflando sus mejillas en un puchero - Me hubiera gustado conocerla- sus labios se curvaron ante ese pensamiento -¿Crees que le hubiese agradado?

-¿Existe alguien a quien no puedas agradarle?

-Se me vienen al menos ocho ejemplos a la cabeza en este momento- rio levemente -por cierto, gracias- el azabache la observó con un deje de confusión, ella pareció notarlo así que se apresuró a explicar -por lo de hoy, creo que si no hubieras estado no hubiese sido capaz de regresar. No sé qué haría sin ti.

Záthura se acomodó, quedando recostada de su regazo, descansando su cabeza sobre su pecho, últimamente le gustaba mucho acurrucarse de esa manera, y él sin pensarlo demasiado la rodeó con sus brazos.

-No pretendas aguantar todo sola siempre- le regañó dulcemente, acariciándole la mejilla con delicadeza.

-Ahora lo sé- contestó haciéndose más pequeña entre sus brazos, se sentía afortunada de poder tenerlo, todo en él le fascinaba y la hacía feliz, aun en momentos como esos. Un bostezo salió de su boca.

-¿Estas cansada?- ella asintió perezosamente y sus ojos luchaban por no cerrarse repentinamente -vamos a dormir entonces- la pelirroja negó con la cabeza.

-No quiero dormir aun, las pesadillas estarán intensas esta noche.

-No puedes simplemente no dormir.

-Ja ja, mira quien lo dice- otro bostezo se hizo presente en medio de la oración.

-Cierra los ojos, voy a traerte algo- le ordenó con voz firme, ella se hizo a un lado para que pudiera levantarse, haciendo lo que le había pedido, esperando su regreso con algo de curiosidad.

Gracias [Aizawa Shouta x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora