Capítulo 15: ¿Gané la apuesta?

414 31 81
                                    



La noche había sido agradable, tan agradable como un sueño etéreo, por lo que se cuestionaba una y otra vez si había sido solo eso, un sueño.

Se había despertado hace un rato, pero no se atrevía a abrir sus ojos por el miedo de descubrir que todo había sido una mera fantasía de su subconsciente que le juagaba una mala pasada. Se removió en su lugar, intentando buscar el calor del pelinegro, pero eso no pasó, aun así el fuerte aroma a menta que le inundaba la fosas nasales le hacía dudar.

Finalmente destapó sus cuencas avellanas; lo primero que vio fue la hora en el reloj de la mesilla. Las ocho de la mañana marcaba.

Como sospechaba, el hombre no se encontraba allí, ya que estaba sola en la cama, ni siquiera la felina se hallaba cerca, de nuevo las dudas se instalaron en su cabeza. Su cuerpo estaba desnudo así que se vistió con lo primero que consiguió: su ropa interior y una camiseta del mayor de color negro que le quedaba algo grande. Sus piernas se sintieron débiles de repente, obligándola a tomar asiento nuevamente al borde de la cama.

Un ameno aroma a tocino frito le llegó y contiguamente apareció Shouta por la puerta, dibujándosele una sonrisa de inmediato al darse cuenta de que todo había sido real. El azabache llevaba una bandeja con desayuno, la cual dejó sobre la mesilla, posicionándose al lado de la morena en el colchón, tomó su rostro entre sus manos como se le había vuelto costumbre. Aún tenía ese estado deplorable de la noche anterior, el maquillaje corrido, las heridas sin tratar, pero de alguna manera lucía resplandeciente, e inconscientemente le dejó un beso en la punta de la nariz.

-Buenos días- le saludó con la voz rasposa que a ella tanto le gustaba, haciéndole ensanchar su sonrisa.

-Buenos días, buenos días, buenos días- repitió rápidamente de forma animada a la vez que se aferraba a su cintura con fuerza, apoyando su cabeza en el hueco de su cuello.

Sus labios pálidos se curvaron, correspondiéndola, acariciando su cabello con delicadeza. La había extrañado demasiado, y ahora se sentía simplemente irreal el tenerla entre sus brazos, se permitió disfrutar un poco más de lo que debería de aquello, la pelirroja tampoco parecía molestarle, su voz aterciopelada rompió levemente el silencio.

-Shouta- pronunció suavecito, su nombre en su boca sonaba exquisito -no volvamos a pelear, por favor- él le respondió apretándola aún más fuerte contra su cuerpo -se va a enfriar el desayuno- rio.

-Tienes razón.

Ella se acomodó, recostándose del copete de la cama, tomando el vaso de jugo, bebiendo un largo sorbo. Fresco. Realmente le gustaba mucho cuando él le preparaba jugo de naranja. Shouta le acercó la bandeja, colocándola sobre sus piernas, lo primero que tomó fue una tostada con mermelada.

-Deberías darte un baño para luego curar tus heridas- ella asintió con una sonrisa.

-Está bien- contestó alegre, sin embargo, su expresión cambió repentinamente -¿no deberías estar en la academia?

-Debo ir hoy a las dos.

-¡¿Eso quiere decir que te tengo toda la mañana para mí?!- su voz mostraba entusiasmo y sus ojos brillaban.

-Así es- le acarició la cabeza de manera fraternal, adoraba verla colocarse tan feliz con algo tan pequeño como quedarse con ella unas cuantas horas.

-¡Entonces iré a bañarme de inmediato!

Apartó la bandeja, devolviéndola a la mesilla, incorporándose con prontitud, haciendo su camino hasta la puerta, pero en medio de la acción, sus piernas flaquearon, haciendo que tuviese que recostarse del marco de madera, el mayor se colocó a su lado al instante, sosteniéndola, su rostro mostraba una mueca de preocupación y repentinamente su respiración se había vuelto agitada, la idea de que su salud se deteriorada le aterraba.

Gracias [Aizawa Shouta x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora