Capítulo 18: Efímero

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Shouta se espabiló levemente, luego de volver al departamento, ambos se habían ido a dormir, a pesar de ser de mañana, pero los dos se sentían bastante cansados. Vio la hora en el reloj de la mesilla, ya eran las seis de la tarde y el sol había comenzado a bajar de intensidad. Se sentó al borde de la cama con pereza, restregándose el ojo intentando apartar el sueño de él, aunque aquello era prácticamente imposible en su persona.

La puerta se abrió, dejando ver la figura de la pelirroja, llevaba el cabello húmedo y un blusón que le quedaba tan grande que dejaba un poco del hombro al descubierto, el verano se acercaba y empezaba a sentirse el calor. Záthura curvó sus labios al ver al pelinegro, se acercó a él, colocando sus piernas a ambos lados se su cuerpo, sentándose en su regazo quedando de frente.

–¿Aun te duele la cabeza? – cuestionó posicionando sus manos en su cintura.

Ella negó.

–No, creo que el descanso y el baño me vinieron muy bien– sonrió – Anoche en el hospital no dormí mucho. ­

El azabache la abrazó, hundiendo su rostro en su hombro, aspirando el aroma de su cabello, en esta ocasión, si encontró su característico olor dulce, agradándose por ello. La chica le correspondió, dejando que se quedara allí un rato, mientras acariciaba con cuidado sus hebras negras.

Luego de algunos minutos así, el mayor levantó el rostro, consiguiéndose con los labios de la contraria, y sin abstenerse los saboreó. Esa corriente electica era aún más notoria cada segundo de aquel beso que de a poco iba subiendo de tono, de un momento a otro, decidió explorar un poco más, bajando hasta su cuello dejando un camino de piel enrojecida. Comenzó solo besando y succionando suavemente la zona, arrebatándole algún suspiro a la fémina, hasta que aquel jugueteo terminó en pequeños mordiscos, de inmediato Záthura se tensó.

–Sh-Shouta no– tartamudeó, en un burdo intento de hacer que parara, aunque ni ella misma quería que lo hiciese, el azabache hizo caso omiso a su quejica continuando con la acción –O-oye, dije que no– insistió, entonces el contrario se separó un poco –Vas a dejar marcas ¡¿Sabes lo difícil que es cubrirlas para la escuela?!

–¿Qué importa? – soltó vagamente, volviendo a acercarse, pero la mano de la pelirroja cubriendo su cuello lo impidió.

–¿Cómo puedes decir que qué importa? ¡Eres el profesor!

–Es para que sepan que eres mía.

Záthura se sonrojó, a veces no podía creer las cosas que llegaba a decir aquel hombre.

–En ese caso yo también quiero hacerte una.

–Por favor– aceptó sin más, sorprendiéndola, pues no lo esperaba.

De inmediato una sonrisa maliciosa apareció en sus labios, los cuales posó en su cuello pálido, dejando un par de mordidas, abandonando la delicadeza de lado, al mayor se le escapó un gruñido masculino que a la chica le encantó.

Shouta se dejó caer en la cama, ella lo siguió quedado acostada sobre él, abrazándola fuertemente. Se quedaron otros cuantos minutos así, mientras el mayor acariciaba su cabello de manera automática y la morena repartía algunos besos pequeños por su cuello y escote.

–¿Qué pasará con las pasantías? ­– se atrevió a preguntar.

–Si ya te sientes bien te llevaré mañana para que termines los días restantes­– explicó con algo de recelo, en realidad no quería que se fuera.

–De acuerdo, Daddy.

Aquel apodo venía de un juego de roles que hacían a veces, que parecía algo tonto pero que le resultaba tan excitante al azabache, le fascinaba cuando ella usaba ese tono meloso y aniñado para él, no pudo evitar buscar sus labios de nuevo. Se incorporó otra vez, quedando en la misma posición de antes y comenzó a estudiar lentamente su figura, paseando sus manos por el contorno de su cintura, bajando por sus caderas, acariciando sus muslos desnudos con bastante ahínco, apretando suave sus posaderas.

Gracias [Aizawa Shouta x OC]Where stories live. Discover now