17 (SPANISH)

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Singto suspiró desde su asiento, a uno de los lados de la amplia mesa del comedor donde sus padres y el resto de la familia se habían reunido para tener una cena privada.

- "¿Ocurre algo?" - preguntó Tanin a su hijo mientras se llevaba su copa a los labios.

- "Seguro que echa de menos a su futuro consorte" - respondió su esposa mientras sonreía levemente.

Tanin frunció el ceño, tal y como siempre hacía cuando mencionaban al joven esclavo. Singto, sin embargo, volvió a suspirar mientras asentía quedamente.

- "He intentado hablar con él pero no ha querido escucharme... y sigue negándose a compartir el cuarto conmigo" - musitó con un hilo de voz.

Kim y Therra se echaron a reír viendo cómo Singto hacía un pequeño puchero mientras jugaba con la comida que tenía en el plato.

¡Y es que era tan divertido!

Nunca le habían visto así, no a él. Al joven que, con una mirada, era capaz de derretir a cualquiera... sólo con proponérselo.

Y en cambio ahora...

- "Dale tiempo... apenas si habéis hablado" - comentó su madre - "comprende que todo ésto es nuevo para él...".

Singto asintió quedamente mientras pensaba si es que no había nada más tras la negativa del joven.





AL DÍA SIGUIENTE...

Krist abrió los ojos y observó el techo y las paredes de la habitación que, desde el día anterior y durante los siguientes, iba a ser su nuevo cuarto.

Al menos hasta el día de la boda.

El joven suspiró mientras sentía cómo sus mejillas enrojecían levemente

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El joven suspiró mientras sentía cómo sus mejillas enrojecían levemente. 

Y es que, a pesar de lo mucho que se había repetido que no debía darle importancia, las palabras que Singto le había dicho la noche anterior seguían resonando dentro de su cabeza.

Adueñándose de sus pensamientos y emociones.

- "A partir de hoy compartiremos dormitorio" - había dicho el joven mientras pasaba un brazo por su cintura y lo atraía aún más a su cuerpo.

No.

No no no no....

¡No!

Krist movió la cabeza bruscamente y de un lado a otro, intentando hacer que la imagen, grabada a fuego tras sus párpados, desapareciera... que se esfumara de una vez por todas.

"Si tan sólo lo hubiera imaginado...", pensó mientras se tapaba la cabeza con la suave sábana blanca, "aunque fuera por un segundo, ¡no habría salido de la mansión ni atado!"

Los ojos del joven, bajo la suave tela blanca, se abrieron a causa del shock.

Y es que lo había olvidado.

La mansión...

El joven suspiró mientras bajaba la sábana dejando su rostro al descubierto. Sus ojos mostraban preocupación pero, sobre todo, culpa.

Y es que estaba sintiéndose tan culpable.

Si tan sólo...

No.

No quería pensar en eso.

Pero... tampoco era que el problema fuera a desaparecer sólo por no pensar sobre ello...

Krist gruñó y, sentándose sobre el mullido colchón con un movimiento brusco, procedió a llevarse las manos a sus cabellos. Revolviéndolos mucho más de lo que ya lo estaban.

Y lo peor, sin duda, era que no había salida alguna... al menos ninguna que el supiera.

La sangre no mentía y..., si además tenía en cuanta que era el hijo de su mentora. De la mujer que lo había criado y salvado la vida...

No, no podía negarse.

Pero entonces, ¿qué debía hacer?

El joven suspiró de nuevo pensando en la muchacha que había dejado en la mansión, aguardando a su vuelta.

Una joven que, aunque no la amaba, sin duda había estado con él desde un inicio.

Apoyándole en todo y siempre con una gran sonrisa.

"Khao no se merece ésto...", pensó Krist mientras sentía cómo un nudo se adueñaba de su garganta.

", pensó Krist mientras sentía cómo un nudo se adueñaba de su garganta

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Sin duda no se merecía que la abandonara. 

No después de todo lo que había hecho por él y de haber estado a su lado prácticamente toda su vida.

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Mientras tanto, en una de las habitaciones del ala oeste, Singto observaba con el ceño fruncido a su padre que, con gesto de furia, daba vueltas de un lado al otro de la habitación haciendo que al joven se le pasara por la cabeza la imagen de un león enjaulado.

- "No veo cuál es el problema..." - dijo el joven príncipe finalmente y mientras se llevaba a los labios una copa de té frío.

- "Así que no lo ves..." - musitó el monarca con un hilo de voz y una mirada fría que, no muchos, eran capaces de soportar - "no ves qué va a pasar cuando se descubra que tu nuevo prometido es un simple esclavo...".

Singto frunció el ceño inmediatamente.

- "No lo llames así..." - dijo el joven mientras dejaba la copa sobre la mesa y se levantaba del sillón - "no me gusta".

Tanin, viendo la mirada que le estaba echando su hijo, sólo pudo suspirar mientras se imaginaba lo que iba a decir el núcleo más duro del Consejo

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Tanin, viendo la mirada que le estaba echando su hijo, sólo pudo suspirar mientras se imaginaba lo que iba a decir el núcleo más duro del Consejo.

Sólo de pensarlo le comenzaba a doler la cabeza.

Pero también sabía que no había vuelta atrás... mucho menos cuando el Pacto de Sangre se llevara a cabo.

Y, le gustara o no, iba a tener que aceptar a ese... ese chico en su familia.

"AJJJJJJJJJ" - exclamó el monarca mientras levantaba los brazos hacia el techo en un arranque presenciado únicamente por la atenta mirada de su hijo.

BLOOD PACT/PACTO DE SANGREWhere stories live. Discover now