BLOOD PACT/PACTO DE SANGRE

29 (SPANISH)

Krist, vestido con sus mejores galas, observaba al anciano que, con la copa agarrada fuertemente entre sus arrugadas manos, se inclinaba ceremonialmente frente a él.

Todos los presentes, con los ojos puestos en la escena, miraban sin siquiera pestañear el inicio del Pacto de Sangre.

Muchos de ellos sonreían expectantes y felices, deseando para el joven príncipe toda la felicidad del mundo al lado de la persona que, desde ese mismo día, sería su Consorte.

Sin embargo, también había otros invitados que, con desconfianza e incluso sorna, observaban desde sus asientos con medias sonrisas irónicas que intentaban tapar con sus manos y abanicos.

"Como si no supiera que están esperando a que pase lo mismo que con Jae...", se dijo Krist mientras se mordía levemente el labio inferior,"creen que me va a rechazar".

Y es que, desde que se habían filtrado algunos datos acerca de lo que había ocurrido en aquella habitación y con aquellos hombres, los rumores acerca de su inadecuación como Consorte no habían hecho otra cosa más que intensificarse.

FLASHBACK...

- "¡Cómo ha podido pasar ésto!" - exclamó Tanin mientras lanzaba una de las tazas de té contra la pared más cercana.

Mint, frunciendo el ceño, se levantó con rapidez y, poniendo una mano sobre el brazo de su marido, hizo que volviera a sentarse.

- "Amor..., sabíamos que ésto podía pasar. Al fin y al cabo no fuimos solos a aquella casa..."

- "Exacto" - intervino Therra mientras apartaba la mirada de los restos de la tacilla de porcelana que estaba en el suelo para fijarla en el marido de su hermana - "Cualquiera de los guardias ha podido hablar... menos mal que se me ocurrió borrar los recuerdos de aquellos que vieron la transformación de Krist que si no..."

Tanin suspiró y, con gesto cansado, cogió la campanilla de la mesa y la hizo sonar.

Unos segundos más tarde un joven esclavo entró en la sala y, con rapidez, comenzó a recoger los trozos de la taza.

- "Por cierto..." - continuó diciendo Therra, esta vez con una leve sonrisa en su rostro - "deberías controlar un poco más tu genio... o no vas a tener suficiente oro en el Tesoro como para comprar todas las tazas y vasos que vas a necesitar en los próximos años..."

Tanin miró con el ceño fruncido a su cuñada.

- "¡Yo no nec..."

Sin embargo una risilla hizo que se interrumpiera en mitad de su comentario. 

Y es que Mint, sentada a su lado, reía levemente mientras que la esclava, mordiéndose los labios, intentaba terminar su trabajo antes de perder el control y echarse a reír como la reina.

Tanin gruñó, pero no dijo nada.

- "Lo que me preocupa son esos rumores sobre Krist...¡y esas dichosas proposiciones que está recibiendo!" - comentó Mint cuando finalmente pudo dejar de reír - "con lo posesivo que es Singto, si se llega a enterar de que están intentando seducir a su prometido... ¡no quiero ni imaginar qué sería capaz de hacer!"

Therra asintió mientras que Tanin, con los brazos cruzados frente a su pecho, dejó escapar un suspiro.

- "Esperemos que todo ésto se acabe con la ceremonia de esta Luna Llena o...me temo que nos vamos a encontrar con un gran problema en nuestras manos"

FIN DEL FLASHBACK...

- "Mi señor..." - susurró el anciano mientras le acercaba con cuidado la copa ceremonial.

"Es la hora...", se dijo Krist mientras inclinaba levemente la cabeza y, con mucho cuidado de no hacerse más daño del debido, se hacía un pequeño corte en un dedo.

Todos los presentes contuvieron el aliento mientras observaban cómo el joven, con lentitud, dejaba caer una gota en el interior del recipiente.

Especialmente un joven vampiro que, con una gran sonrisa en su rostro, estaba observando la escena con una clara mirada de adoración en su rostro. 

Un joven príncipe que, después de ser llamado, había estado esperando a tan solo unos pasos de distancia a que fuera su turno.

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"Por fin...", se dijo Singto mientras veía cómo el anciano volvía a inclinarse ante Krist para, inmediatamente, dar media vuelta y comenzar a acercarse a él con pasos lentos.

El joven príncipe llevaba ya varias semanas aguardando por este momento. Por este instante en el que Krist sería finalmente suyo... suyo y de nadie más.

Y es que, a diferencia de lo que pensaban todos los demás, él sabía perfectamente de todas esas insinuaciones. De todas esas proposiciones que su Krist había estado recibiendo durante las últimas semanas.

Esos idiotas...

"Todos están dando por hecho que, lo que pasó aquella noche, ha hecho que seamos incompatibles"- pensó mientras recordaba algunos de los comentarios que había estado escuchando - "¡incluso han hecho apuestas acerca de eso!"

Pero se iban a llevar una sorpresa...

¡Vaya que sí!

- "Mi señor..."

Singto bajó la mirada y, con expresión decidida, tomó la copa entre sus manos.

Y, tras una breve mirada hacia Krist, se la llevó a los labios.