pluie, mon cœur

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lluvia, mi corazón.

   Sintiéndose horriblemente cohibido, Jaehyun despierta y esconde su rostro entre la almohada y el sofá.

"Tonto, tonto, tonto," se repite hasta que, sorprendentemente, siente el peso de una persona —que no puede ser otra que Youngho— colarse en la parte del sofá a la que no llegan sus pies. Se siente cobarde por fingir que está dormido y porque teme escuchar a Youngho decir que está incómodo con su homosexualidad. De todos modos, ¿qué necesidad había de mencionarla?¿De verdad quería alejarlo a cualquier precio, o esa era solo una vana excusa ante su claro agrado hacia Youngho? Porque no quiere herir a nadie y no quiere que nadie lo estime.

—Sé que estás despierto. ¿Podemos hablar?

"No, eso es justo lo que menos quiero," piensa Jaehyun y por el contrario, se da la vuelta aún acostado para al menos mirar a Youngho.

La escena lo excita de alguna forma al estar tumbado en el sofá con Youngho sentado a sus pies; cuando sus ojos se encuentran no puede evitar correr la mirada hacia un lado y levantarse a la velocidad de la luz, con una quemazón en las mejillas y las orejas inmensa. El de cabellos negros es un hombre grande, alto, tonificado, y Jaehyun no es indiferente a su belleza.

Lo que menos desea es verse afectado por esta o simplemente por la figura que Youngho representa, pero es inminente y está siempre tan presente que ya no puede hacer la vista gorda.

—Sí. ¿Pasa algo? —Jaehyun responde con otra pregunta y se siente tonto porque ya sabe lo que pasa. Solo que no quiere oírlo.

—Ayer, um... tú mencionaste algo sobre ser gay —ambos toman aire y eluden la mirada del otro, apenados—, y quería decirte que lo seas o no, por mí no hay ningún tipo de problema. No tendría por qué haberlo, son solo... preferencias. No te definen, así que a mí no me importa.

Youngho ya no sabe qué decir y Jaehyun mucho menos. Aunque no esté sonriendo o echándose a los brazos del contrario para agradecerle su comprensión, se siente extremadamente feliz por el mero hecho de sentir que alguien no lo juzga por primera vez en mucho tiempo.

—Gracias. Y-yo estaba muy preocupado por lo que pudieras pensar. Pero gracias—. No encuentra más palabras para expresarle su gratitud y decide dejarlo ahí.

Youngho sonríe y se acerca más a Jaehyun ahora que ha encogido sus piernas. Palmea su hombro con suavidad y quiere decir muchas cosas, quiere hacerlo sentir comprendido pero sabe que no debe hablar más de lo necesario.

—No tienes nada que agradecerme. Simplemente quería dejarte claro que no voy a juzgarte por tu orientación sexual, por si creías que así era.

Ansía decirle que la noche anterior, cuando se dirigió al sofá, el miedo brotaba de sus ojos y que no había tenido más remedio que darle la explicación que le ha dado porque, aunque no sepa mucho, puede deducir que alguien ya lo ha hecho tener ese miedo al rechazo antes. Y se pregunta, ¿quién? ¿Cómo podría alguien despreciar a Jaehyun simplemente por el hecho de gustar de alguien de su mismo sexo, siendo éste una persona vulnerable y maravillosa a la vez?

El imaginar el rostro lagrimoso de Jaehyun rogando por un poco de misericordia le colma los nervios, siente la furia recorrerle hasta la última gota de sangre de todas sus arterias, venas y capilares. Le gustaría poder destrozar a quien le causó tal inseguridad.

—Tengo que ir al trabajo, llegaré tarde. He preparado el desayuno —Youngho menciona algo que ya se ha vuelto obvio y una costumbre—, así que cuando te levantes come lo que te apetezca.

sur des rêves et des bisousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora