Capítulo 5 La ciudad olvidada

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Eric tropezó con una raíz nada más salir del agujero cayendo de bruces contra el fango. Sus acompañantes tuvieron más suerte y solo se mancharon las botas y un poco los pantalones. El portal los había transportado a una enorme plaza de piedra invadida por cientos de raíces y sumida en el olvido. En el centro se alzaba un pedestal de metal, con unos cinco metros de circunferencia, en cuya cima reposaba la enorme estatua de un ser humanoide sin piel y con los músculos medio podridos. Esta imagen les heló la sangre y les causó nauseas por igual, además de plantearles la pregunta de quién había sido el perturbado que la habría construido. A la espalda del grupo se alzaba una imponente catedral consumida por la maleza y el tiempo, en cuya puerta se encontraba aun activo el portal que los había traído hasta ese infecto rincón de la tierra. Este se esfumó tras unos segundos dejando las columnas de piedra tiznadas. Los chicos no tardaron en percatarse de que estaban completamente solos, en medio de ese lugar tan silencioso y aterrador.

-¿Qué hace una ciudad aquí?- murmuró Lucía mientras contemplaba los cientos de edificios derruidos que se encontraban alrededor de la plaza. En alguno que otro incluso habían echado raíces enormes árboles, cuyas copas rasgaban el cielo, permitiendo que algún que otro moribundo atisbo de luz se colara entre sus hojas

-Mejor no preguntar,... las brujas son raras- le recordó Eric antes de pasar junto a ella y dirigirse hacia un callejón que se abría en el extremo opuesto de la plaza. Las paredes estaban repletas de moho y de raíces de las que salia algún que otro insecto.

-¡¡¡Espérame!!!- gritó Lucía a la vez que corría en busca de su acompañante, alargando la mano hacia el suelo. De este surgió una lanza de piedra que la muchacha agarró con un rápido movimiento de muñeca.

Sophie miró a la chica con cierto interés antes de que esta desapareciera por el escalofriante sendero.

La bruja echo un vistazo a su alrededor mientras sacaba la libreta de sus vaqueros y empezaba a pasar las páginas a toda velocidad para finalmente detenerse en un dibujo de la siniestra estatua. "Ótan to aíma metatrapeí se skóni" bajo este título se encontraba una pequeña descripción, Sophie la leyó lentamente antes de palidecer. La muchacha guardó la libreta en su bolsillo trasero saliendo a toda velocidad en busca de sus compañeros.

Se encontraban de pie, admirando una bajada de cantos que desembocaba en una zona inundada repleta de plantas acuáticas y de anfibios, que nadaban tranquilamente cerca de la superficie.

-¿Qué profundidad tendrá? - se preguntó Eric

-Ni idea, pero no pienso comprobarlo- le dijo Lucía viendo por donde iba su compañero.

-Pues tenemos un problema porque te recuerdo que no se nadar- Masculló su amigo

-¡¡¡Estamos jodidos!!!- les gritó Sophie mientras llegaba hasta ellos y se ponía frente a Eric con la libreta levantada y abierta por la página del dibujo. Al muchacho se le iluminaron los ojos a la vez que le tiraba la libreta al suelo de un manotazo para agarrarla de la cintura, levantarla en el aire y arrojarla al agua. Sophie se hundió como una piedra.

-¡¡¡¿Es muy profundoooooooo?!!!- le gritó el muchacho, pero no hubo respuesta. Una pequeña sonrisa de satisfacción apareció en su rostro antes de que la muchacha saliera a la superficie y comenzara a gritar y a llorar sin darse cuenta de que daba pie -Era demasiado bonito para ser cierto- pensó Eric mientras la sonrisa desaparecía de un plumazo.

Shopie le lanzó una mirada de odio acercándose a la rampa con la mano en su cinturón. Se detuvo frente al muchacho y le mantuvo la mirada durante unos segundos. Finalmente se agachó para recoger su cuaderno,hizo un ademán con la mano mientras con la otra agarraba al chico de la sudadera y tiraba fuerte de él, provocando que tropezara con parte del cuerpo de la bruja y cayera rodando por la pendiente acabando en el agua. La cosa aun fue más humillante cuando una rana le saltó a la cabeza, esto provocó, que Lucía se riera disimuladamente para no ofender a su amigo

-¡¡¡Se te veía con calor!!!- le dijo con una sonrisa de oreja a oreja sosteniendo el cuaderno en su mano izquierda.

-¡¡¡Te voy a matar!!!- masculló saliendo del agua y corriendo hacia ella. Al ver que se acercaba, la bruja se llevó la mano nuevamente al cinturón pero antes de que pudiera actuar Lucía se interpuso entre ambos con los ojos aun llorosos.

-¡Tenemos cosas más importantes que vuestros juegos!- les dijo adoptando un semblante más severo.

Ambos se la quedaron mirando antes de darle la espalda. Lucía respondió a esto agarrándoles por las orejas.

-¿Qué te crees que ha... ?- los chicos  se quedaron paralizados ante la terrible visión de una Lucía furiosa, que desprendía un aura imponente y misteriosa que les heló la sangre.

-No pienso suspender por culpa de vuestras gilipolleces ¿estamos?- les gritó furiosa mientras soltaba sus enrojecidas orejas. -Así qué...¡¡¡andando!!!- dijo apuntando hacia el sombrío canal.

Eric le lanzó una última mirada cargada de odio a la joven bruja antes de descender la rampa acariciando su dolorida oreja.

-Bueno,¡¡¡vamos allá!!! – le dijo sonriente a Sophie antes de seguir a Eric.

El silencio, ensordecedor, pesaba en el aire siendo aliviado únicamente por el chirrido de postigos y viejas puertas desvencijadas. En las desgastadas ventanas de cristales quebrados se podían intuir sombras furtivas que aparecían y desaparecían haciendo imposible saber si se trataba de algo real o solo de una macabra broma de sus mentes.

Una sombra se arrastró por uno de los angostos y limosos conductos del canal, cayendo entre Sophie y Lucía. En cuanto tocó la superficie los anfibios huyeron despavoridos, pasando junto a los pies de Sophie, levantando una leve nube de fango que enturbió el agua y las pocas aves que descansaban en la maleza emprendieron el vuelo entre graznidos y aleteos sobrevolando las cabezas del grupo. Todos levantaron la vista extrañados ante la escalofriante escena

-Nunca había visto a los animales comportarse así- murmuró Lucía a la vez que una gota de sudor frío resbalaba por su frente.

-¿Qué es eso? - pensó Sophie mientras sentía como algo se deslizaba en el encenagado suelo del canal. Notaba su respiración, intuía sus movimientos y los latidos de su corazón. El barro se levantaba a su paso pero aun así no era capaz de saber de qué se trataba. Un sonido burbujeante que provenía de las profundidades del canal hizo que la joven bruja acariciara el borde de su cinturón instintivamente. Su cuerpo se tensó presagiando un terrible peligro.

EL Círculo ( Editando Y Corrigiendo)Where stories live. Discover now