CAPÍTULO 12 BUENAS Y MALAS NOTICIAS(Clara y Axel)

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- Y si desplegamos parte de la milicia en las cercanías del bastión podríamos hacer retroceder a los escalofriós- Le comentó el soldado a un chico alto de cabellos cobrizos y ojos verdes que lucía una gabardina blanca con varias insignias y medallas colgadas de la misma. Su compañero sacó una bolsa de cuero de debajo de la mesa y la esparció sobre el mapa antes de colocar cuidadosamente cada pieza de madera.

-Es buena idea, sobretodo si tenemos en cuenta la llegada del monzón, con un poco de suerte ahogaremos a esos hijos de puta en los barrancos cercanos y después tendremos vía libre para dar con esa zorra cinco años de guerra al fin darán su fruto- le comentó antes de que el sonido de los nudillos contra la madera de la puerta lo interrumpiera. - Adelante- dijo enrollando el maltrecho pergamino, ocultándolo bajo la mesa mientras miraba de reojo como una chica de pelo rosa se acercaba. El hombre giró sobre sí mismo hasta quedar frente a la muchacha para acto seguido abrir sus brazos y abrazar a la joven levantándola levemente del suelo.

-Justo estaba pensando en tí aunque si hubiera sabido que se haría realidad hubiese pensado en unos hot dogs... , no,... pizza,... no,... nachos...

- Algunas cosas nunca cambian- murmuró ladeando levemente la cabeza antes de percatarse de que el compañero de su pareja la miraba babeante.

- Ese olor a caramelo,esas texturas tan delicadas... ¡Lo necesito!... solo será un mordisquito, no te darás ni cuenta, le comentó con tono anhelante antes de lanzarse sobre la joven médico estampándose contra una barrera invisible a escasos milímetros de la muchacha.

-¡Ni lo intentes!- lo amenazó Axel a la vez que lo fulminaba con la mirada antes de hacer desaparecer la barrera causando que el muchacho se diera de bruces contra el suelo. La chica se lo quedó mirando extrañada antes de apartar el cabello de su hombro con aire protector.

-¡Axel... tenemos que hablar!- le explicó antes de apartarlo levemente ya que había permitido que la emoción del reencuentro nublara su mente.

- ¿Qué ha pasado?- Le preguntó mientras una gota de sudor recorría su frente.

-¡No puedo seguir haciendo esto!- confesó con voz quebrada mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.

-Jo,... para una cosa que te pido en la cama- le recriminó.

-¿Cómo puedes estar pensando en eso? Cuando miles de personas mueren cada día por nuestra culpa- le gritó desgarrada mientras sus pupilas se contraían y el rubor de sus mejillas se difuminaba lentamente

-Amor, tú no tienes la culpa- le dijo mientras la abrazaba.

-¿Cómo que no?, yo los curo, les doy esa pequeña chispa de esperanza antes de que vuelvan allí. Se donde van pero lo único que soy capaz de hacer es mirarlos sonriente- le gritó entre sollozos antes de hundir la cabeza en el hombro del muchacho.

-¡No es para tanto!- le aseguró tratando de reconfortarla.

-No sabes lo que es tener que decirle a un niño que ha perdido las piernas que todo saldrá bien, que solo necesita dormir, asegurarle a cientos de mujeres que no deben abortar, porque sus pequeños estarán a salvo a pesar de que es mentira- le aseguró apretando los dientes antes de alzar la vista lentamente- ¡Ya no puedo más!- masculló amargamente.

- Solo necesitas descansar-

-¿De veras crees que puedo dormir ?No tienes ni idea de todas las imágenes que se quedan grabadas en mi mente, de todos los sollozos y bramidos de dolor,todas las personas que me llaman mentirosa que dicen que están muertas por mi culpa- susurró antes de desplomarse.

- ¡Clara, clara mírame!-le ordenó sosteniendo su barbilla con delicadeza- No pienses en eso,... ¿y todas las personas que han vuelto a casa, todos los niños que han podido abrazar a sus padres, todas las risas y esperanzas que has creado?

-Ya no puedo escucharlas hay demasiadas voces- dijo mientras le temblaban las manos.

-¡Señor, señor!- gritó un chico uniformado antes de irrumpir en la habitación a toda velocidad- Nuevas órdenes señor, nuevas órdenes- gritó entusiasmado con las manos en las rodillas tratando de recuperar el aliento- Todos los efectivos, mujeres y niños deben abandonar la zona, recoger sus cosas y aguardar la llegada de la Señorita Golondrina

-¡Entendido!- susurró tomando a la muchacha entre sus brazos y dirigiéndose hacia la entrada con paso lento pero constante.

-¿A qué viene esa cara?Por fin saldremos de este puto agujero- gritó eufórico acurrucando la carta en su pecho y saltando de alegría.

-No lo entiendes ¿verdad?Si nos ordenan retirarnos después de cinco años no esperes que sea por clemencia o humanidad sino porque a donde vamos están mucho más jodidos y la presencia de la primera comandante de las Alas Rojas implica que es algo que ha salido arrastrándose del puto infierno- comentó con un leve atisbo de temor en la voz antes de incorporarse y salir de la habitación bajo la atenta mirada del chico.

Mientras tanto en los suburbios de Río Claro una prostituta trataba de hacerse un hueco en la familia de los Colibrís, uno de los pocos lugares seguros para chicas como ella ya que los lazos sanguíneos de su jefa mantenían a raya a los criminales y violadores.

La muchacha suspiró amargamente apartando levemente su falda para dejar a la vista su pierna derecha.

-Hola guapo ¿qué puedo hacer por tí?- Le preguntó con una sonrisa juguetona a una figura enjuta que se ocultaba bajo una gabardina con capucha. El desconocido se la quedó mirando fijamente sin mediar palabra. - ¿No es suficiente?- Le preguntó abriéndose la camisa mostrando su escote. El hombre sonrió levemente a la vez que levantaba la mano y señalaba a la muchacha. Ella se acercó un poco más mientras seguía con sus insinuaciones.

- Estás nervioso¿ verdad? lo entiendo - le aseguró agarrándole la mano para que dejara de temblar, tras aproximarse un poco se percató que era alguien conocido pero cuando se dispuso a apartar la capucha el hombre dio un paso a tras.

- La nueva era ha llegado-susurró chasqueando los dedos, lo que fue seguido por un grito desgarrador que resonó por toda la ciudad antes de que la pared se manchara de sangre.

La espesa bruma no tardó,en inundar el lugar ocultando bajo su gélido manto todo lo acontecido.

EL Círculo ( Editando Y Corrigiendo)Where stories live. Discover now