La tierra, año 2080. Nada será lo mismo.
Silver es un chico intrépido y decidido que sueña con conocer el mundo. Luego de discutir con su padre, escapa a la noche de San Diego y conoce a un grupo de misteriosos cambiaformas.
Encuentro que lo conduci...
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—¡Vamos, Nolan, pensé que eras más rápido! —dijo Chaz, burlándose de su compañero.
—¡No seas imbécil! Sabes que sí lo soy —replicó Nolan.
—¡Más rápido! Si nos alcanzan estaremos en serios problemas —demandó Chaz, acelerando su paso.
—No te quejes, esta fue tu idea en primer lugar. No sé qué tienes que hablar con el chico humano —refunfuñó Nolan. Alcanzando a Chaz, dejándolo a un par de metros detrás.
—Ya te lo dije, él no es humano o no uno común, su olor es diferente. No sé cómo explicarlo —aclaró Chaz, alcanzado a Nolan e igualando su velocidad.
—¿Y qué harás? ¿Ir a cada casa del área? —Nolan se burló—. No sé cómo van a reaccionar las personas al ver a un par de lobos corriendo en medio de la ciudad, o peor aún, cuando nos vean cambiar y quedemos desnudos. —Hizo una pausa, y añadió—: Excelente idea. Siempre terminas arrastrándome en todas y cada una de tus locuras.
—Deja de quejarte y sígueme, antes de que los molestos de las fuerzas nos detecten —refunfuñó Chaz.
Ambos lobos aceleraron su paso y continuaron su búsqueda en medio de la noche.
(***)
Silver esperaba en su habitación por la llegada de su padre, tenían cosas que discutir, y habían muchas más preguntas acerca de los cambiaformas. Por un momento se preguntó por qué si su padre siempre lo entrenó para ser parte de las fuerzas, nunca le habló realmente sobre quiénes o cómo eran los cambiaformas, salvo por las explicaciones de que esa especie vivía de una manera diferente a la de los humanos.
Por otro lado, la edición de los archivos en su holo-tab se estaba volviendo algo más tedioso de lo acostumbrado, no tenía mucho con lo que trabajar; el audio de la noche anterior no contenía suficiente información y su pequeña conversación con los cambiaformas no era algo que pudiera servir de algo, más allá de ser una prueba de lo molesto que era al que había sido identificado como Chaz, o un pase para ganarse un detención de 72 horas por haber roto el toque de queda.
Se sentía algo estúpido por haber dejado pasar una oportunidad como esa, pero había sucedido de forma tan rápida que apenas si había tenido oportunidad de reaccionar.
A pesar de haber sido una noche bastante única por su encuentro con los chicos extraños, en realidad no tenía mucho.
Así que le gustara o no a su padre, iba volver a salir, pero solo esperaba volver a casa a tiempo para no ser descubierto. Silver sabía que no era la decisión más sensata que podía haber tomado, y por mucho, pero estaba claro que había respuestas que su padre no podría darle.
Se levantó de su escritorio y tomó una vez más su chaqueta junto a su mochila.
Antes de salir se detuvo unos segundos frente al espejo de cuerpo completo que servía como puerta para su closet de ropa, y peinó un poco su cabello.
