Parte IV: Capítulo 23

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Silver paseaba nervioso entre las zonas del parque central, su cabeza en dirección al suelo, mirando los caminos de grava serpenteantes y placas de concreto que dibujaban los caminos

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Silver paseaba nervioso entre las zonas del parque central, su cabeza en dirección al suelo, mirando los caminos de grava serpenteantes y placas de concreto que dibujaban los caminos. Podía sentir las miradas de las personas a su alrededor clavadas en él, observaba nervioso en una dirección y otra constantemente casi al borde de la paranoia recorriendo cada espacio en espera de que algo nuevo ocurriera. El viento soplaba haciendo que las hojas de los árboles sonaran, el parque central era una de las pocas zonas de la ciudad donde la naturaleza no había sido eliminada. Se podía respirar aire y tranquilidad, con asientos de madera y árboles que llenaban por completo el lugar, era como una especie de mundo aparte del bullicio y tecnología desorbitante.

Silver intentaba evitar todo contacto físico y visual con cualquier persona con la que se cruzara. No podía evitar sentirse incómodo, en alerta y hasta amenazado. Había lastimado a un miembro de las fuerzas producto de no controlar sus habilidades. Sabía que eso había sido un error, uno incluso mayor que haber atacado a su padre.

Por más que lo intentaba no podía alejar el sentimiento de culpa que lo carcomía, no podía dejar de sentir por todo. Nunca había pedido que su vida diera un giro tan inesperado y catastrófico. Poco a poco el arrepentimiento se apoderó de él, se arrepentía de cada salida, de cada vez que discutía con su padre. Pero por sobre todo, se arrepentía de ser algo que nunca había querido ser: Un monstruo.

Voces murmuraban en su cabeza cosas que no lograba comprender del todo, añadiendo más presión y estrés, podía sentir la cercanía de cada persona a su alrededor como si estuvieran en su propia cabeza susurrando cada pensamiento, cada acción, podía sentir sus alegrías, sus miedos, sus tristezas y preocupaciones, se sentía abrumado, era una sobrecarga emocional que no podía comprender, y que lo hacía sentir como un desequilibrado. Salvo que sólo había una respuesta lógica a ello. Sus habilidades.

De pronto haber ido al parque en el estado en que se encontraba, no fue una de sus mejores decisiones. Pero estaba solo, no podía acudir a su padre, no tenía madre, no tenía familia, no tenía a nadie. No podía hacer más que acudir a los únicos que habían mostrado verdadero interés en ayudarlo. Los cambiaformas.

Buscó entre el parque un lugar alejado de todos, un lugar donde pudiera estar tranquilo y sin ninguna distracción terminara por sacarlo de control. Encontró un árbol que se erguía algo alejado de los caminos principales, dándole algo de espacio y la tranquilidad que intentaba encontrar, así que tomó asiento al pie del árbol, recostando su espalda sobre el tronco, a su alrededor había pequeños arbustos y rocas que le daban un toque salvaje al paisaje. Desde que había llegado al parque, ese lugar por primera vez le dio calma, pudo sentir cómo las voces en su cabeza parecían alejarse y poco a poco se silenciaron.

El sol estaba oculto por algunas nubes y la brisa era fresca. Colocó a un lado su mochila y tomó la extraña tarjeta que le había dado su padre. Había visto una así un par de veces, pero de color diferente. Sabía que eran tarjetas donde se almacenaba información que estaba protegida contra amenazas virtuales y eran incorruptibles, una vez que se programaban, solo se podía acceder a su contenido mediante claves únicas.

Terminum Mentis : DESPERTAR© (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora