La tierra, año 2080. Nada será lo mismo.
Silver es un chico intrépido y decidido que sueña con conocer el mundo. Luego de discutir con su padre, escapa a la noche de San Diego y conoce a un grupo de misteriosos cambiaformas.
Encuentro que lo conduci...
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Silver, despertó con un poco de resaca y algo cansado, dio una mirada rápida a su alrededor recobrando poco a poco la conciencia, y comprendió que estaba en una especie de sala médica. —Genial un hospital, pensó—. Su cuerpo, lleno de un montón de aparatos inalámbricos como sensores cardíacos, cerebrales, de presión y temperatura. Al cabo de unos segundos se percató de que no estaba solo en la habitación, había una mujer de cabello rubio ondulado, que llevaba una bata blanca, al darse cuenta de la presencia de aquella mujer, intentó incorporarse en la camilla donde descansaba, se quejó un poco al tratar de sentarse, se sentía exhausto, como si toda su energía hubiera sido drenada.
La mujer escuchó a Silver quejarse y se dio vuelta, acercándose a él con sigilo y colocando una mano en su hombro.
—Tranquilo, no te esfuerces, estás un poco débil —dijo con voz amable.
Silver sonrió un poco mientras la chica lo ayudaba a enderezarse.
—¿Dónde estoy? —preguntó un poco confundido.
Ella lo miró por unos momentos antes de responder:
—En el cuartel de los lobos —respondió, mirando fijo a Silver, analizando su peculiar aspecto como su cabello platinado y sus ojos de colores diferentes.
—¿Cómo llegué aquí? —preguntó Silver, mirándola con el ceño fruncido, y una clara expresión de confusión.
—¿No recuerdas nada de lo ocurrido anoche? —inquirió ella, ya que estaba un poco más interesada en lo que él tenía que decir.
—Estaba en casa, discutía con un par de cambiantes ¿Lobos, creo? —respondió Silver recobrando un poco más la lucidez—. Luego me sobrevino un terrible dolor de cabeza, y después todo parece muy confuso.
Skyler miró con extrañeza a Silver.
Le tendió la mano, y Silver le devolvió una expresión de pura confusión.
—Lo siento por no haberme presentado, soy Skyler —dijo ella con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.
Silver tomó su mano y le devolvió la misma sonrisa amable.
—Y yo, Silver —respondió él, soltando la mano de Skyler, un poco nervioso
—Es un nombre peculiar el tuyo —respondió Skyler, bromeando un poco. Quería que Silver se sintiera lo más cómodo posible.
—Mi padre dice que es en honor al color de mi cabello y mi ojo.
—Entiendo. Te queda bien —respondió Skyler, mostrándose contenta por ello. Y añadió—: Debes tener un poco de hambre, déjame conseguirte algo de comer . —Sin esperar que Silver respondiera, giró, dándole la espalda a Silver, su cabello dorado ondeó por encima de sus hombros y se dirigió a la puerta—. No vayas a ningún lado —agregó, antes de darle un mirada rápida a Silver y salir de la habitación.
