CAPÍTULO 6: LA GUERRA DE WUTAI

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Wutai estaba ubicado en una gran isla del Oeste, que recorría casi todo el planeta de Sud a Norte, muy lejana del gran continente controlado por Shinra. Los barcos atracaron en la costa, a unos kilómetros del pueblo de Wutai. Había cientos de soldados formando cuatro grandes tropas, Heidegger estaba dando charlas tácticas por un altavoz mientras todos los miembros de SOLDADO se dirigían a sus puestos, junto a sus tropas de apoyo. Aquel ejército se puso en marcha para dar fin a la guerra de Wutai, una guerra que habían mantenido durante nueve largos años.

A lo lejos divisaron el ejército enemigo; una legión de hombres, acompañados de unas extrañas rocas grandes que parecían tener vida propia, cubrían aquellos verdes prados, y en el cielo; una enorme mancha, formada por miles de puntos, sobrevolaba la ciudad.

Los gritos de Heidegger, que marchaba tras las tropas, se escucharon por encima de todos los murmullos de su ejército.

—¡Son pájaros trueno, unas cuantas tortugas gigantes y solo un centenar de hombres! ¡Nosotros somos más, tenemos armas de fuego, máquinas de asalto y los miembros de SOLDADO!

Los murmullos cesaron, el ejército cogió moral y Heidegger aprovechó para dar la última orden.

—¡A la caaargaaaaaaaa!

La infantería tomó la delantera atacando por tres flancos diferentes, seguidos de los miembros de SOLDADO. Los arqueros de Wutai provocaron una lluvia de flechas, los pájaros descendían soltando cientos de rayos que parecían salir de sus plumas y las tortugas gigantes embestían y pisoteaban a aquellos diminutos hombrecillos.

La guerra ya había empezado y el ejército Shinra respondía con más muerte toda aquella hostilidad. Máquinas de combate surcaban el cielo y cientos de disparos, provocados también por las tropas, alcanzaban aquellos pájaros que caían estrepitosamente al suelo, lugar donde el sonido del acero resonaba con más fuerza.

Una muchedumbre de soldados peleaba en mayor número, pero en desigualdad, contra aquellos poderosos samuráis, pero los miembros de SOLDADO entraron en batalla para equilibrar las fuerzas. Las tortugas gigantes parecían inmunes ante cualquier ataque, eran inquebrantables por las espadas y los disparos rebotaban, tenían un caparazón imposible de penetrar y decenas de soldados morían tras sus pasos.

De las manos de los tres miembros de Primera Clase surgían unas grandes espirales de energía, dando paso a bocanadas de fuego, rayos, bloques de hielo y hasta tornados que impactaban contra todo ser viviente, dañando a veces hasta a sus mismas tropas, aunque centraban sus ataques en aquellas inquebrantables tortugas gigantes.

Una última tropa seguía esperando las instrucciones de su líder.

—Recordad, no intentéis atacar a los Adamantains, sortearlos y seguid hacia delante, nuestra misión no es luchar en esta llanura. Iremos directos hacía la entrada de Wutai.

Sephiroth dio órdenes y su tropa de apoyo se lanzó a la batalla para abrir paso. Estiró los brazos y una espiral de energía surgió de ambas manos; una sensación de calidez y protección se hizo dueña de sus tres compañeros.

—¿Qué es esto? —preguntó Zack mirándose el cuerpo.

—Se llama Barrera Total, el efecto dura un par de minutos. Hasta mi señal no os preocupéis en defenderos ni atacar, simplemente seguidme.

Sephiroth sacó su espada, Masamune, parecida a las que utilizaban los samuráis, pero mucho más larga, casi tan alta como un hombre; se decía que solo él la podía empuñar. Los miembros de SOLDADO arrancaron a correr, de vez en cuando largas lanzas, flechas y espadas parecían alcanzar sus cuerpos, pero chocaban con una barrera que únicamente se hacía visible en el momento del impacto.

Final Fantasy VII - Los miembros de SOLDADOWhere stories live. Discover now