CAPÍTULO 15: LA UNIÓN

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Zack decidió ir a Corel, un pueblecito minero cercano a Nibelheim y ajeno a la influencia de Shinra, en el cual hace muchos años ya estuvo cuando partió de Gongaga, su pueblo natal. Para ello fueron dirección al Oeste, cruzando las montañas para que la Compañía no pudiera localizarles.

De camino, Zack no paraba de darle vueltas a todo lo sucedido.

«¿Qué eran todas esas voces que escuchaba dentro de aquella cápsula de Mako? ¿Será lo que los Cetra llaman hablar con el planeta?... Era como un sueño que no puedes controlar y del que apenas puedes recordar fragmentos. Cuando ingresé en SOLDADO y me sumergieron en Mako no me sucedió nada de eso..., o al menos no me acuerdo de nada».

«Sea como sea, he de ir a Midgar. Necesito ver Aerith, saber si está bien, saber si ella es un Cetra o un experimento como Sephiroth».

En condiciones normales hubiesen tardado un día en llegar, pero Zack tenía que cargar con Cloud, cazar y buscar agua y otros alimentos. Tres días más tarde llegaron a las montañas del Norte Corel y, a lo lejos, Zack vio una inmensa construcción edificada en medio de un gran desierto. Tenía la estructura de un gigantesco árbol y en cada rama había una copa formando un gran edificio en forma de seta, todo hecho de metal dorado. Miles de luces iluminaban aquel lugar y en la cima de aquel árbol una gran estatua se alzaba de entre las copas.

«Esa estatua se parece al tío que estaba en la reunión de Shinra, el que tenía el Arpa Lunar... Dio».

Zack decidió hacer un parón y descansar.

«Así que eso debe de ser aquel parque de atracciones. Entonces, ¿cuántos años habrán pasado?... Si no me falla mi orientación, ahí debería estar Corel».

—Cloud, creo que será mejor seguir por las montañas del Norte de Corel y evitar ese sitio. ¿Te parece bien?

Zack nunca desistía, siempre le hablaba y le hacía preguntas para ver si respondía.

—Cloud... ¡Iremos a Midgar! Aunque para ello tendremos que ir a Costa del Sol, coger un barco y cruzar al otro continente. No te preocupes, saldremos de esta —dijo frotándole la espalda mientras su amigo seguía con la mirada perdida, balanceando la cabeza.

Zack cerró los ojos y se recostó sobre una piedra, se notaba muy cansado y no era solamente por el esfuerzo físico realizado. No estaba enfermo, pero notaba esa lucha interna entre anticuerpos y organismos externos.

«¿Me estaré poniendo enfermo? o... ¿será por lo que nos hizo Hojo?... ¿Nos inyectó células de Jénova?... ¿Para qué quería inyectarnos células de un Cetra?... En cuanto llegue a Midgar, pasaré cuentas con Hojo».

Al día siguiente llegaron a las vías del tren que cruzaban esa montaña. En el cielo, un teleférico azul pasaba por encima de ellos, dirigiéndose donde antes estaba Corel.

—Cloud, mejor ir por las vías y evitar la zona del teleférico. Creo que por aquí hace mucho tiempo que no pasa ningún tren.

Empezaron a subir la montaña utilizando la antigua vía del ferrocarril, al cabo de unas horas, cuando ya anochecía.

—¡Mira Cloud! Esa zona parece tener una cueva, nos servirá de refugio para esta noche.

Dentro de la cueva había un hombre corpulento y sucio, estirado encima de una vieja y estropeada excavadora. Toda la cueva era un antiguo almacén lleno de herramientas.

—Eh —dijo aquel hombre sin levantarse y con tono apático—. ¿Cómo habéis venido a parar aquí?

Zack intentó hacer ver que aún eran de Shinra, para no levantar sospechas y que aquel hombre no supiese que eran fugitivos.

Final Fantasy VII - Los miembros de SOLDADOWhere stories live. Discover now