CAPÍTULO 9: EL ESTUDIO DEL PLANETA

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Zack llegó a Cañón Cosmo, un lugar apartado del mundo, pacífico, tranquilo y silencioso. Era un pequeño pueblo construido en lo alto de unas montañas rocosas, con infinidad de escaleras talladas en la roca que desembocaban en unas cabañas de madera y cuevas que albergaba aquel bello cañón. Antorchas de fuego, ubicadas en todas partes, iluminaban aquel lugar que parecía tocar el cielo.

—Ahora está completo. Lo siento, no puedo dejaros pasar —dijo un tipo que guardaba la entrada.

—Soy miembro de SOLDADO de Shinra, vengo a recoger los informes del estudio del universo en nombre del Presidente.

—¡Ah! Adelante. Llamaré al responsable.

Zack acabó de subir aquel largo camino hecho de escalones que subía a una llanura, donde una gran roca tallada con una fogata en medio iluminaba aquel lugar, la entrada de Cañón Cosmo. Se acercó hasta aquella especie de altar, quedándose embobado mirando aquel fuego.

Una ligera brisa transportaba un sonido extraño, como muchas voces gritando en un tono muy bajo, casi imperceptible al oído humano. Aquel ruido le recordaba algo que no sabía ubicar en su memoria.

—Se llama La Flama del Cosmo, ha estado ardiendo durante generaciones. Es una llama sagrada que guarda este lugar.

—¡Epa!... —Esa voz salida de la nada sorprendió a Zack, no le había escuchado acercarse. Se giró para ver quien le había explicado aquello.

Era un hombre muy anciano, completamente calvo, con una gran barba blanca y unas diminutas gafas. Flotaba en el aire sentado sobre una gran esfera de color verde y llevaba puesta una larga túnica azul que le cubría todo el cuerpo, ocultando hasta sus mismas piernas.

—Hola. Tú debes de ser Bugenhagen, yo soy Zack.

—Así es. Veo que no han venido los directivos de Shinra y... —El anciano se le quedó mirando fijamente—, ese brillo en tus ojos, me pregunto que hace un miembro de SOLDADO recogiendo unos informes. Somos un pueblo pacífico, espero que no haya ningún incidente.

Aquel hombre tenía una voz muy tranquila y conciliadora, Zack supo que era un tipo sabio y especial. Bugenhagen se dio media vuelta, volando sobre aquella esfera, dirección a unas escaleras que conducían a una cueva.

—Si es tan amable, sígueme. Te daré los informes.

Un pequeño edificio, con un gran telescopio, se alzaba en la cima de aquel cañón, rodeado de molinos de aire que abastecían de energía aquel poblado.

—Este lugar es maravilloso —dijo Zack fascinado.

—Cañón Cosmo siempre ha sido un lugar de culto, todo el mundo se reúne aquí en busca del Estudio de la Vida del Planeta. Shinra es consciente que aquí se crean teorías que van en contra de la forma de pensar y actuar que tiene tu Compañía, pero somos un pueblo pacífico, no queremos que Shinra arrase con todo esto. Por eso llegamos a un acuerdo con ellos, les proporcionamos información sobre nuestros estudios y ellos aportan material de investigación.

—Me parece bien, sería una pena que cambiara este lugar. —Zack lo decía de verdad, no estaba actuando para ganarse a Bugenhagen, aunque ésa también era parte de su misión—. Pero, ¿Por qué cooperáis con Shinra? ¿Y qué es lo que pretende saber Shinra si vuestras teorías van en contra de su forma de pensar?

Bugenhagen se quedó un tanto sorprendido, aquel joven parecía plantearse las cosas, pensar por sí mismo y no ser un simple soldado.

—Hace muchos años trabajaba para Shinra, en el Departamento de Desarrollo Armamentístico. Pero a su vez cooperaba con el profesor Gast en sus investigaciones de la corriente vital, siempre me ha fascinado el estudio del planeta. Gast acabó por descubrir cómo utilizar la corriente vital y Shinra se aprovechó de ello, explotando el planeta y convirtiéndose en la empresa más poderosa.

Final Fantasy VII - Los miembros de SOLDADOحيث تعيش القصص. اكتشف الآن