CAPÍTULO 14: MANSIÓN SHINRA

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Cloud cayó desplomado al suelo, inconsciente y desangrando por la profunda herida en el pecho que le había hecho Sephiroth.

Zack yacía encima de una de las cápsulas de Mako, consciente, pero debido a todas las heridas no se podía ni mover. Escuchó unos pasos; un hombre corpulento y muy alto entró en la sala.

—¡Tifa!... ¡Tifa! —gritó Zangan—. Ha perdido el conocimiento...

—Uuuaaaaghgg... ayuda... Cloud —consiguió decir Zack.

—Tranquilo, tu amigo está vivo, aunque muy malherido. Pondré a Tifa en un lugar seguro y volveré para recogeros.

Zack levantó la mano queriendo decir algo, pero no le salieron más palabras. Se acabó desmayando.

«Lo siento, pero no puedo cargar con los tres... y Shinra aparecerá pronto», pensó Zangan mientras ya estaba sacando a su alumna de allí.

Al cabo de un rato, unos cuantos soldados acompañados de un hombre con bata blanca, coleta y unas diminutas gafas de sol, entraron en la sala del reactor.

—¡Uooou! Vaya estropicio —dijo Hojo poniéndose las manos en la cabeza.

—Señor, este de aquí es Zack, un SOLDADO de Primera Clase, el compañero de Sephiroth —dijo un soldado.

Hojo subió las escaleras, para inspeccionar la sala de Jénova.

—Mmmm... —Hojo se puso histérico—. ¡¿Quién ordenó a Sephiroth venir a realizar esta misión?!

—Nadie señor, fue él mismo quien dijo que vendría a inspeccionar esta zona. Se saltó el protocolo y no volvió directamente a Midgar de su otra misión.

—¡Ja, Ja, Ja! —Hojo cambió su expresión, pensativo, rascándose la barbilla.

«Me pregunto si... esto ha sido voluntad de Sephiroth o la necesidad de Jénova de volver a unificar su cuerpo».

—Quiero que os llevéis a la mansión de Nibelheim a ese tal Zack y al tipo que está tirado en el suelo. Encerradlos junto a los supervivientes del incendio. El Presidente quiere tapar este incidente.

Hojo se quedó mirando la sala de arriba.

—Sacar las cintas de las cámaras de seguridad, quiero saber que ha pasado con Sephiroth... Y llamar a los técnicos, sellar a Jénova en una cápsula de transporte, nos la llevaremos a Midgar.

Al día siguiente Zack se despertó, escuchando unas voces:

—Ya he acabado con el último, tatuadlo con el número XII y encerradlo con los otros. Dentro de unos días, cuando Shinra finalice la restauración de Nibelheim, quiero que los soltéis y que los nuevos ciudadanos me informen de cualquier actividad de estos clones.

Zack consiguió abrir los ojos, o al menos un poco, lo suficiente como para ver a dos soldados de Shinra cargando con el cuerpo de una persona encapuchada con una capa negra. Miró a su alrededor, aquel lugar le sonaba, era el sótano de la Mansión Shinra. Hojo estaba en una mesa apartada, trabajando y hablando solo en voz alta:

—¿Los clones nos llevarán hasta el cuerpo de Sephiroth?... ¿La cabeza de Jénova?... ¿O su destino será Midgar?

Zack se miró a sí mismo, estaba tumbado encima de una mesa, con las manos y los pies atados. No sabía si estaba sedado o exhausto por la pelea, pero no se podía mover.

—¡Hombre! Si está despierto mi conejito de indias. ¡Je! ¡Je! ¡Je! —Hojo le dio un par de cachetes en la mejilla para ver si reaccionaba—. Vosotros habéis destrozado mi gran obra. Las células de Jénova y Mako, mis conocimientos y habilidades se van a combinar con ciencia y naturaleza para darle vida, para crear un clon de Sephiroth.

Final Fantasy VII - Los miembros de SOLDADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora