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Jin pasó la siguiente semana organizando el mejor baby shower del mundo, a pesar del corto tiempo de preparación, Jin se encargó de invertir todo su esfuerzo y dinero necesario para hacer del evento uno envidiable de cualquiera de la alta sociedad.
Yoongi admiraba la dedicación que su pareja daba al evento, al punto de casi no dormir por arreglar cualquier inconveniente que se le presentara en el momento, Jin no descansó hasta tener cada mínimo detalle arreglado, y cuando el día previo al baby shower se presentó, Yoongi tuvo que sufrir los nervios de Seokjin.
-¡No pueden hacer nada bien! ¡Son unos ineptos! ¡Si no lo arreglan en menos de 45 minutos, enviaré a mi novio a darles una paliza!
Yoongi se preguntó si acaso Jin tenía otro novio, porque él nunca había dado un golpe en toda su vida.
-¡Ya le dije! Así que espero su llamada de confirmación de mi salmón ahumado en menos de una hora.-Jin colgó la llamada y fijó la vista en su novio quien lo veía con duda-¿Qué?
-¿Acaso tienes otro amante?-Preguntó sin rodeos.
Jin lo miró extrañado.
-Claro que no-Respondió enseguida-¿Por que la pregunta tan estúpida?
-Nada, nada-Yoongi volvió la vista a su computadora.
Jin lo miró unos segundos más, pero Yoongi no dejo de ver la pantalla en ningún momento por lo que Jin dedujo que no daría más explicaciones.
-Como sea, tengo que ir a ver cómo quedó el pastel.
Yoongi se levantó enseguida.
-Te acompaño-Tomó su chaqueta.
Los ojos de Jin se iluminaron por completo.
-¿Irás a ayudarme? Oh Yoongi siempre esperé por...
-No, vi la tarjeta de la pastelería a donde fuiste a ordenarlo y amo su pastel de queso, necesito una rebanada de ese pastel parar inspirarme a hacer la letra de la nueva canción que estoy componiendo.-Confesó mientras salía de la casa-Te espero en el auto.
-Menudo bruto del que me enamoré-Susurró para si antes de ir tras su novio.
...
El día tan esperado del baby shower llegó, el salón fue decorado de blanco con plata, toda la vajilla era de cerámica moldeada y diseñada a mano, en el menú había por lo menos un tipo de comida que iba desde para un carnívoro hasta para un vegano. Los meseros vestían de blanco inmaculado y los cocineros ya comenzaban con las preparaciones del menú, las ollas humeaban a la espera de calentar ingredientes y el hermoso pastel recién terminado era guardado en un refrigerador especial para preservarlo y sin dejarle ese horrible sabor a refrigerador que muchas veces uno degusta por la falta de un buen artefacto de enfriamiento.
