5.- Ánimo Camus.

284 25 22
                                    

Créditos de la imagen a su respectivo autor.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Ellos dos se habían puesto a discutir como si fueran una pareja harta de convivir por años sin medir las consecuencias que acarrearía para Camus.

Cuando el dolor se hizo más notorio, su respiración se tornó pesada como si las costillas lesionadas destrozaban todo desde pulmones hasta su pequeño y frágil corazón de puberto.

No supo nada más hasta cuando despertó topándose con la aliviada mirada de su abuelo y la voz triste de Elia que sentada a escasos metros de su cama rezaba sosteniendo un rosario.

Dijo lo primero que su mente le susurró.

-¿ mi papá?

-es un idiota-dijo crudamente Krest a lo que la señora frunció el ceño-¡ no lo defiendas Elia..! si no se enlazaba a insultos con esa mujer, el niño no se hubiera desmayado

-no hables como si no estuviera presente abuelo-refutó-y además mi papá no es un idiota... sólo...

El venerable abuelo bufó, Camus tenía carácter.

-bien te diré que pasó con tu adorado padre-su rostro se volvió de piedra en tanto un surco atravesó debajo de sus ojos-lo saqué de aquí apenas te dio el ataque...

-me desmayé abuelo... no exageres...

-ya no me interrumpas muchachito, tecnicamente soy responsable por ti ya que tu padre actuó como un mocoso inmaduro y gracias a esa estupidez tu madre lo va a demandar por tu custodia... no sé porque pero esa demanda nos puede ser desfavorable...

No tenía claro la historia entre sus padres, en la vida de Dégel no había espacio para preguntas sobre su pasado con Charlotte, es más Camus ignoraba que lo tuvo siendo un adolescente y que estuvo a punto de darlo en adopción. A los cinco años tenía la ilusión de conocer a su madre, hasta dibujos idealizándola tenía, ahora con casi doce años y un accidente solo le quedaba el mal sabor de conocerla en las peores circunstancias...

Quiso llorar.

-¿ puedes comprarme un cuaderno?-pidió a Krest.

Lejos de cuestionar la sencilla e inofensiva petición, Krest aceptó traer el artículo, siempre y cuando no fuera para dibujar cosas sin sentido como una vez halló entre las cosas de Dégel cuando tenía trece años, las gráficas lo dejaron bizco porque para él lo que estaba plasmado no tenía ni pies ni cabeza.

-¿ quieres grande o pequeño?

-si hay de 200 hojas, mejor y también una pluma negra...-entrecerró los ojos tratando de hacer memoria de su mochila-¿ sabes dónde quedó mi mochila?

-mmmm, si no me equivoco Kardia las recogió-sacó su billetera, los ojos del chico brillaron ante la posibilidad de tener una cajita de bombones.

Bien dicen que los adultos tienen un radar siempre activo.

-¡ no quiero un  hiperactivo ni diabético ahora!. No toleraría ver llorar a tu padre porque te enfermas, demasiado tuve con este susto que nos diste...

Resignado se tapó con la sábana hasta el cuello, necesitaba  ver a su padre y la actitud de su abuelo indicaba que le había prohibido la entrada a su cuarto de hospital hasta que las aguas bajaran, pensó en Milo y su brazo roto y una culpa se instaló en su alma.

-¡ perdóname hermano!-se dio la vuelta y dejó que las lágrimas bañaran la almohada.

****************

Ofuscado Dégel abrió una botella de agua, pero su fuerza era inservible debido a la tensión acumulada en sus manos. La pelea con Charlotte le hizo perder los estribos provocando que su retoño tuviera una crisis de ansiedad muy fuerte; Krest los echó a ambos de la habitación amenazándolo a él de prohibirle la entrada hasta que se calmara.

Adolescencia e ilusiones. Temporada II " Pequeños" ©Where stories live. Discover now