Decepción

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-¡Más fuerte!

¡Más duro y mas rápido!

¡Mírame cuando lo haces!

¡Tu también!

¡No pierdan el ritmo y manténganse erguidos! - Frente a mí, un grupo de soldados blandían sus espadas hacia adelante y hacia atrás.

Lucy sigue desaparecida y sus esposas salieron en busca de una pista. Nix se encuentra ajetreada con todo el papeleo y los arreglos del reino, por lo que me tocó a mí entrenar a varios de los soldados a la vez que enseñar algo de estrategia y etiqueta militar a los guerreros draconianos que llegaron.

Francamente, era una lata...

-¡Hey tú! ¡Me falta una pierna y aun así, mis pasos son más firmes que los tuyos! - Regañé.

Según escuché, además de mi y de Bolg, existe un guerrero de rango uno entrenando a los soldados más talentosos, pero no lo había visto aún. Me gustaría conocerlo, pues me daría una idea de los entrenamientos que las tropas reciben y la forma en que les enseña, de lo contrario, seguiría avanzando con los ojos cerrados... literal y metafóricamente.

Bolg dijo que logró enfrentarse a él cuando lo encontró por casualidad y que su pelea duró sólo unos segundos antes de quedar inconsciente, pero luego de eso, no lo ha vuelto a ver; incluso yo lo he buscado, pero no he logrado cruzarme con tan magnífico guerrero.

"¿Me pregunto como será?", ya había hablado con Nix sobre eso, pero no me daba información y me decía que casi siempre está ocupado entrenando o bebiendo o... Solo recordarlo me hace  sonrojar, pues en una ocasión estuve a punto de verlo, pero Nix se había encerrado con él en una habitación y sus gritos de placer eran tan fuertes que preferí esperar en otro lado, sin embargo, cuando regresé una hora después, ellos no habían terminado.

Me volví a ir y a regresar a la siguiente hora y ellos seguían con el sonido de la cama meciéndose y dando la impresión de romperse en cualquier momento y finalmente, cuando regresé 3 horas después, solo encontré a Nix, tumbada desnuda entre las sábanas con una sonrisa satisfecha mientras me decía que el susodicho, se acababa de ir.

Maldije mi suerte y lo busqué por el castillo, alguien tan fuerte no me pasaría desapercibido, sin embargo, no lo encontré y todo lo que me podían decir los soldados era que el sujeto se llamaba Edward, no necesitaban más, pues todos le decían maestro.

-¡Maldita sea! - Con mis habilidades, debería poder sentir su aura estando cerca, pero por más que lo intentaba, solo logré provocarme un fuerte dolor de cabeza, así que, o era un experto escondiendo su presencia o simplemente no lograba acercarme. Descarté la primera opción, pues la unica persona que conocí con tal capacidad, era mi difunto maestro, el cual, curiosamente, tenía el mismo nombre, muy común entre los plebeyos.

-No se quien eres, guerrero misterioso, pero juro que te encontraré y me dirás todos tus secretos.

Decidida, me propuse a romper una de las reglas impuestas por Lucy y seguir al grupo de 40 guerreros asignados para entrenar con él en secreto durante las primeras 4 horas de la mañana.

No esperaba llegar a un gran portal en una habitación cerrada cuando me escabullí detrás de ellos.

Y tras el portal, había una inmensa sala de trono, diferente a la usual sala en el castillo de la luna Nueva. Pese a que el lugar estaba limpio, la sensación a muerte parecía haber inundado el sitio hasta hace poco, eran leves residuos, pero ¿Cómo limpias un ambiente así?

Y el trono al final de la habitación, era lo peor. Magia muy peligrosa estaba contenida en el, así que ni siquiera me acerqué, pero Lucy debía darme muchas explicaciones cuando regresara... Ojalá que regrese.

Reina Salvaje (Volúmenes 15 - 17)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora