🌺Cinco🌺

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Laito observó como la rubia entraba a la cabaña, para luego trasportarse al camping, entró con una sonrisa de oreja a oreja, y no podía sacarse de la cabeza el cuerpo de guitarra de la muchacha que había conocido, quedó en maravillado con Irupé, queriendo conseguirla a toda costa.

«~nfu~bitch~chan ahh~ pronto serás mía de todas las formas, me preguntó cómo será su sangre, ¿Caliente o fría? ¿Dulce o amarga?» pensó el castaño, mientras imaginaba el cuerpo de ella arriba suyo penetrándola.

- ¡Laito! - alzó la voz Reiji, enfrente de de hermano menor, observándolo con seriedad.

- ¿Nh? - pronunció Laito, saliendo de sus pensamientos mirando a su hermano -. ¿Qué pasa Reiji~kun?

- ¿En dónde estabas?, Te íbamos a ir a buscar ¿Y dónde están las ramas? - preguntó el azabache, mirándolo de arriba a bajo.

- ~nfu~ lo siento Reiji~kun pero no las traje, pero si me traje una imagen muy excitante... - Respondió el de sombrero, mordiéndose el labio inferior, ruborizándose, mientras pensaba en los pechos de Irupé agitándose.

Reiji lo miro con enojo, cruzándose de brazos.

- Por suerte ese Mukami trajo muchas ramas para la fogata, pero tú cada vez estás más impuntual debería enseñarte otra vez los modales. - Habló su hermano acomodándose los lentes.

- ~nfu~ no será necesario, porque no los necesitaré. - Comentó Laito, para irse a su carpa, dejando a su hermano mayor confundido.

«¿Y a éste qué le pasa?» pensó Reiji alzando una ceja, observando a su hermano menor entrando a la carpa.

El castaño entró a la carpa, para sacarse el sombrero y mirar para arriba pensando en Irupé, sin notar la mirada de su hermano menor, Ayato que estaba con Yui saciando su sed.

- Ayato-kun...b-basta p-por favor... - Pidió Yui, los párpados de sus ojos que le pesaban, expresando una mirada de dolor y debilidad.

- ¡Eres mía Chichinashi! no pidas piedad. - Habló Ayato con una voz ronca, lamiendo con la lengua el hilo de sangre del costado de su boca.

- ~nfu~ Ayato~kun~ ¿me compartes? - preguntó Laito con un puchero en sus labios.

El castaño quería saciar su sed, y más pensando en Irupé y quedándose con la ganas.

- Tsk... Ore-sama te lo permite pero solo por ahora. - Comentó Ayato.

- ~nfu~ bitch~chan está tan caliente - comentó Laito riendo, para acercarse a Yui agarrándola de las muñecas mordiéndola, mientras ella soltaba un quejido de dolor, y el pelirrojo mordía su cuello.

Mientras tanto con Irupé, ella estaba costada en su cama sin poder dormir mirando el techo pensativa.

Pensaba en el chico que había conocido esa misma noche, Laito.

No podía quitarse de la mente, los ojos verdes felinos del castaño observándola en el lago, estaba asombrada ya que era la primera persona que conocía en toda su vida, y con el primero que hablaba.

Debía de admitir que estaba nerviosa, pero al mismo tiempo feliz, el castaño le habías caído regular, por los comentarios fuera del lugar del vampiro, pero por lo demás le caía bien, excepto por sus miradas que le incomodaban ya que no estaba acostumbrada a que la observarán tanto.

Suspiró, para levantarse de la cama e ir a su ventana, observando la luna llena, sonrió sintiendo la luz del astro en su rostro haciéndolo ver más pálido de lo normal.

- ¡Ay luna te pido por favor que el muchacho vuelva aunque sea para verlo otra vez! - susurró cerrando los ojos, para volver a su cama, tapándose con las mantas y conciliar el sueño.

En el camping, Laito ya se había saciado dejando junto con Ayato, inconsciente a Yui, que se había descompensado por la falta de plasma, así que estaba recostada en las mantas de la carpa. Ayato se recostó al lado de ella observándola, mientras que el castaño aburrido salió de la carpa, alejándose un poco de las personas, se recostó en un árbol y observo la luna a lo lejos.

Cerró los ojos imaginando el cuerpo desnudó de Irupé, y empezó a susurrar cosas sobre su cuerpo.

- ~ahh bitch~chan como me gustaría estar dentro tuyo sumergidos en la luz de la luna cometiendo el pecado juntos, quemandonos en el infierno juntos, alrededor de las llamas hirviendo nuestras pieles excitandonos más con lujuria y pasión. - Susurró el castaño con una voz ronca y agitada.

Él siempre era de hablarle a la luna, pero imaginando a una persona en especial, el cuerpo de su madre, Cordelia.

Pero esta vez había sido diferente, ya que imaginaba el cuerpo de Irupé y no descansaría hasta que fuera suyo de todas las formas posibles, y más perversas.

Esperaría el momento justo, en donde se entregué por si sola, quería jugar al juego de la seducción, en donde de seguramente el caería en ese juego sin darse cuenta.

Como dice el dicho el que juega con fuego se quema, y el no sería la excepción.

Flor Cautiva ||Laito Sakamaki - Diabolik Lovers|| Libro №1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora