Capítulo 7.

1.4K 51 14
                                    

Afirmo con total certeza que si alguien me hubiese comunicado un tiempo atrás mi matrimonio concertado con el príncipe de Linen, mi estadía obligatoria por una larga temporada en el Palacio de Linen y que, además en algún momento acabaría aceptando estar con él, que nadie dude que esa confesión me resultaría graciosa, además que ese supuesto embustero recibiría un buen golpe en su cabeza con una sartén. 

Realmente... no nos engañemos, no sería capaz de hacer tal cosa. Aunque Arlette se ofrecería a hacerlo encantada mientras me encuentro escondida tras su espalda, observando su imprudente acción. Puedo asegurar que me encontraría asustada.

Sin lugar a dudas, me encantaría ser como mi amiga, no me encontraría en esta situación de haber sido mi carácter como el de ella. Aunque no me encuentro tan mal como pensaba. Sí, lo que verdaderamente resultaría extraño sería haber sabido que, en algún momento de mi estadía me encontraría sentada sobre las piernas del príncipe, con un chupete en la boca y coloreando libros infantiles; mientras tengo sobre mi regazo un pandita de peluche.

Arlette hubiese dirigido la sartén hacia mí de haber sabido esto. Probablemente pensaría que me estoy dejando comprar a cambio de recibir su insignificante amor, el cual de seguro considera que es falso y en el instante que estemos casados se desentenderá de mi. Pero... momentáneamente él me ofreció amor sin querer algo a cambio, solo ser obediente y permanecer en mi zona de confort, mi Little Space. No lo defiendo, pero quiero pensar que seguirá siendo así después de nuestro matrimonio concertado.

En este momento ambos nos encontramos sentados en el sofá de un mirador, disfrutando de la suave brisa y buen clima que nos ofrece el día, algo que no suele abundar en Linen. El clima de aquí es muy diferente al de Nerón, mientras que en mi tierra los climas son los 4 comunes, aquí siempre es primavera o otoño, solo un mes es verano o invierno. 

Matthew despega ocasionalmente la mirada de sus documentos para observar mis acciones, y vuelve a sus asuntos no sin antes otorgarme un beso en la mejilla, cargado de ternura.

El chico deseaba pasar el día con su pequeña, pero habían asuntos que requerían su completa atención, por lo que decidió hacer ambas cosas y finalizar lo antes posible para dedicarle a su princesita toda la atención que ella requiriese. No pudo imaginar que su pequeña aceptase con tanta ligereza este tipo de relación, desde el primer momento consideró que la menor rechazaría el juego de rol que él tenía previsto para ella. Por otro lado parece no estar fingiendo, las dudas que tenía al respecto se disipan cuando la observa colorear un libro infantil, centrándose únicamente en no salirse del borde. Ante tanta ternura, el príncipe le otorga mimos, riendo cuando la pequeña se sonroja ante tanta atención recibida.

Algo en lo que estaría totalmente de acuerdo con todos es que no creo seguir poseyendo algo de cordura en mi cabeza. Solo han pasado 5 dias y aqui me encuentro, totalmente dispuesta a intentar algo con él. Cuando anunciaron nuestro compromiso, mientras que él lo aceptó de buena gana, yo por mi parte lo rechacé desde el primer momento. Solo quería que esto se cancelase lo antes posible y poder continuar con mi normal vida, dentro de lo que cabe.

Pero... todo acabó siendo muy diferente de lo que imaginé al principio. Consideraba que se iba a aprovechar de mi situación, pero acabó ofreciéndome su amistad y cariño, además que se está esforzando en que esta situación sea la mas agradable para mi.

Esperen... ¿Qué estoy diciendo? No puedo creer que le esté defendiendo. Seguro que le puso droga al chupete, por que si no, no me explico que esté diciendo estas tonterías.

Abro la boca consiguiendo que el chupete se deslice fuera de mi boca, aunque no logro que caiga al suelo al ser sujetado por una cinta, la cual engancha el chupete con mi vestido. Gruño cuando Matt lo toma y vuelve a introducirlo en mi boca, sin prestarme atención. Repito la acción recibiendo un suspiro por su parte, además de dejar los documentos que sujetaba en la mesa.

Proyecto princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora