Capítulo 12 + Regalo.

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Os recomiendo leer la nota de autor que se encuentra al final de este capítulo. Pensé en haceros un regalito para poder agradeceros por todo el apoyo que ha recibido esta novela. Sin más, comencemos con el capítulo <3. 

Sucedió durante la fiesta, de eso estoy completamente segura. Unos recuerdos no muy claros florecen de entre mis pensamientos, y no puedo evitar celebrarlo internamente. Aún me encontraba en la fiesta antes de que todo sucediese. Estaba cansada, pero a pesar de ello la sonrisa en mi rostro no desaparecía. A mi derecha se situaba Michael, mientras que a la izquierda se ubicaba ocasionalmente Erika. Su sitio se encontraba desocupado en aquel momento. Creo que poco después algo estaba siendo anunciado en el escenario, por lo que la mayoría de los presentes, sin poder reprimir su creciente curiosidad, no tardaron mucho en asomarse. La mesa que estaba compartiendo con mis hermanos se quedó completamente vacía y aproveché el alboroto para escabullirme en la primera oportunidad que se me presentó. Poco después, me encontraba fuera de la sala de celebraciones.

Sigo tratando de recordar. Estaba caminando en dirección a las escaleras principales cuando un recuerdo inundó mis pensamientos. Una inevitable sonrisa se instaló en mis labios. Unos días antes, en aquel mismo lugar, estaba siendo abrazada por un desconocido. Recuerdo la extraña sensación de seguridad que el mayor me transmitió con aquel simple abrazo. No pude evitar pensar en él. ¿Habría asistido a la fiesta? No podría llegar a saberlo. No conocía su rostro, solo su voz. Su recuerdo en mi cabeza hizo que cambiase de planes y que me dirigiese hacia la biblioteca. Quería encontrarme con él.

Tal y como lo suponía, la biblioteca se encontraba completamente vacía. No había ni un solo alma merodeando por allí. Lo cierto es que no tenía que ser una ocasión especial para encontrar aquel lugar lleno de sabiduría completamente vacío. Sin embargo, no me importaba. Sabía que en ningún lugar estaría mas tranquila que aquí.

Mis recuerdos comenzaron a fallar. No lograba recordar el por qué decidí acercarme hacia una estantería. Estaba sujetando un libro entre mis manos cuando sucedió aquello. No podía recordar cuál era el título del manuscrito. Lo único que recuerdo es que mis ojos se desviaron en dirección a la cúpula que hacía de techo de la biblioteca. Una tenue luz, procedente del exterior, alumbró por completo el lugar. Era imposible que se tratase del sol, ya que eran pasadas las once de la noche. Mi último recuerdo fue escuchar el estallido de los cristales de la cúpula. Nada más. Ni un solo chillido salió de mis labios, tan solo era una niña que observaba con entusiasmo aquella lluvia de colores. ¿Por qué sentía felicidad, en vez de terror? Sigo sin entenderlo. Solo sé que actualmente me encuentro en un lugar completamente diferente.

Me había despertado no hace mucho. No sabía con exactitud qué hora era, ni en dónde me encontraba; pero no era aquello lo que realmente me preocupaba. Tenía la vaga sensación de que algo no iba bien. En primer lugar, sentía que mi cuerpo no me pertenecía, como si fuese en realidad algún ente vagante que decidió hacer suyo este cuerpo. Podría parecer una exageración, sin embargo, me percaté de que mis estímulos no obedecían mis órdenes. Traté en vano hacer que mis ojos se abrieran, pero estos se mostraban reacios a obedecer. Era extraño, a pesar de ello decidí no darle mucha importancia al asunto. Cabía la posibilidad de que mis párpados se encontrasen infectados a causa de la acumulación de lagañas, por lo que traté de alzar mi mano derecha, en un intento de eliminar las lagañas. Fue en vano. Al igual que con los ojos, mis manos no realizaron movimiento alguno.

No pude evitar ponerme en lo peor. Toda esta situación producía en mí una sensación de intranquilidad y nerviosismo, que fue en aumento al pensar en la posibilidad de estar en coma. Decidí tratar de calmarme cuando mis oídos percibieron sin mucha dificultad el nerviosismo presente en mi respiración desigual.

«¿En coma? ¡Imposible! Tiene que haber alguna explicación lógica que aclare esta situación tan surreal. ¡Y la hay!»

La parálisis del sueño suele manifestarse hasta en las personas más sanas. Probablemente estuviera sufriendo uno de sus comunes episodios. Por lo general, el paciente cree que está despierto cuando en realidad sigue durmiendo, es por ello que nuestro cuerpo permanece inerte, a pesar de querer movernos.

Proyecto princesaWhere stories live. Discover now