Capítulo 5 (Versión antigua)

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Algo pequeño pasa por encima de mi cuerpo. Solo me causa cosquillas, por lo cual no abro los ojos al no producirme daño alguno. Esa cosita peluda se apoya en mi brazo, por lo cual saco mi brazo izquierdo por debajo de la manta para acariciarlo. Al escuchar el ronroneo de un gato, sé que se trata de Neko.

Desorientada abro los ojos, encontrándome en la misma posición en la que me dormí, con el cuerpo de cara hacia la ventana. Lo que no recuerdo con total claridad es el haberme cubierto con la manta, por lo que supongo que alguien lo hizo por mí. Alzo la manta, permitiendo a Neko introducirse bajo las sábanas conmigo, lo cual no duda ni un segundo. Se acurruca junto a mi pecho, quedándose dormido al sentir mis dedos en su cabeza, acariciando su suave pelaje.

Trato de imitarlo al existir tranquilidad en la habitación, y sentir las sábanas calientes sobre mi cuerpo. Solo se escucha el leve ruido de los motores funcionando y el aire cortado por el avión, por lo que supongo que estamos viajando. Lo mas seguro es que, en este momento me encuentre bastante lejos de mi hogar. Succiono repetidamente algo blando que se encuentra dentro de mi boca, no se qué es pero logra hacerme sentir calmada.

Sintiendo curiosidad por él lo tomo con los dedos y lo saco de mi boca, para poder analizarlo. El objeto causante de mi intriga resulta ser un chupete blanco, decorado con bolitas brillantes de colores rosa y blanco. En su centro se encuentran las palabras "Kitten", de un bonito rosa claro.

Si esto le hubiese ocurrido a otra chica, deencontrar un objeto considerado para bebés dentro de su boca, apuesto que leresultaría extraño o incluso desagradable. Yo por mi parte estoy sorprendida,ya que no sé si se trata de una broma por parte del príncipe. Si lo fuese,espero que me deje quedarme con este chupete, es precioso.

Muchos pensarían que estoy loca, pero lo cierto es que me hace sentir cómoda tener esta personalidad infantil. Cuando me siento estresada, feliz o triste, suelo cobijarme en este mundo, en el que puedo estar despreocupada por mis usuales problemas. Esto no significa que siempre sea así, cuando debo comportarme con madurez dejo de lado la actitud infantil, y me enfrento a los problemas como si fuese una adulta.

Llevo de nuevo el chupete a mi boca y miro por la ventana, sin lograr ver nada pero entreteniéndome al centrar toda mi atención en algo. Mientras tanto acaricio a Neko, el cual debe estar profundamente dormido. Decidida a seguir sus pasos cierro los ojos, pero esa tranquilidad tarda poco en desaparecer. Escucho la puerta de la habitación rodar lentamente, haciéndome saber que alguien ha entrado. Una lámpara es encendida, confirmando mis sospechas y sin moverme de mi lugar, giro la cabeza para ver quien es.

Aquella persona resulta ser Matthew. Está vestido con una camiseta azul oscura y amplia, supongo que es usada como pijama, y unos pantalones negros y largos también amplios. Me mira con ternura, y se acerca a la cama.

— Hola cariño.

— ¿Qué hora es? —mi voz sale floja y entrecortada tras el chupete. Matt toma asiento sobre ella, por lo que giro mi cuerpo quedando boca arriba. Parece ser que me entiende, porque saca su teléfono.

— Las nueve y cinco. Solo llevamos viajando una hora y media, de ocho. Venia a despertarte, por si querías cenar algo.

Asiento con la cabeza y salgo de la cama, dejando tapado a Neko. Me siento sobre mis piernas y levanto mis brazos hacia Matthew, pidiéndole que me coja en brazos. Uso la vieja táctica para no tener que caminar. Para sorpresa mía, el chico toma mis axilas y me levanta hacia su cuerpo. Rodeo su cuello con mis brazos y dejo caer mi cabeza en su hombro, mientras que él sostiene con ambos brazos mis muslos, haciendo que rodee sus caderas con mis piernas.

— Entonces vamos a comer, pequeña.

El salón se encuentra en total silencio, causándome extrañeza y echando en falta a los reyes. Matthew se sienta en un amplio sillón del salón, sobre él me encuentro yo. Tira de un asa que se encuentra en la pared y para sorpresa mía, saca una mesa de ella. Me coloca de lado sobre sus piernas, de modo que puedo apoyar mi cabeza sobre su pecho, pero no me gusta.

Proyecto princesaWhere stories live. Discover now