Capítulo 6 (Versión antigua)

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En la estancia solo se escucha el sonido de los cubiertos chocando contra la porcelana. Mantener una conversación mientras se desayuna parece ser una falta de respeto para la familia real de Linen. En Nerón, las veces que comíamos en familia solíamos conversar mientras tanto, incluso en ocasiones mantenía una charla agradable con mi madre. Esto llega a resultar agobiante al cabo del rato, sobre todo cuando me agobia escuchar masticar la comida a otros.

La mesa tiene espacio suficiente para albergar a unas 20 personas, solo los presentes ocupamos 4 sillas. Estamos reunidos en el comedor real, el cual en casa solía utilizarse únicamente para reuniones con grupos numerosos. Cuando solo eran comidas familiares nos acomodábamos en el mirador del patio o en salas mas reducidas, con el fin de estar mas unidos. Algunos dias nos relajábamos haciendo una barbacoa en el jardín, la cual llegaba a ser divertida. Preferiría estar antes en casa que aquí.

Las puertas de la estancia me sacan de mis recuerdos al ser abiertas de manera brusca. Por ellas aparece una niña pequeña corriendo entre risas, persiguiendo a un Neko asustado. Se detiene tras notar que todos los presentes ponemos nuestra atención en ella.

Sin pedir permiso para abandonar la mesa me pongo en pie al presenciar que una mujer toma con brusquedad el brazo de la niña, tirando de ella. Relaja su agarre al notarme, acción la cual es aprovechada por la pequeña para acercarse a Neko, el cual me pide mimos rozándose contra mis piernas.

En ningún momento ni los reyes ni el príncipe censuran a la mujer de ese acto de violencia contra la niña. Se muestran serenos en sus asientos, observando mi rebelde acción por la que seguramente habrá consecuencias. Lo menos que me llega a preocupar en este momento es esto.

Me agacho para ofrecerle caricias al minino, mientras la pequeña se queda quieta observando la escena a través de sus pequeños ojos azules. Mostrando amabilidad, le pregunto.

— ¿Quieres acariciarlo?

La pequeña asiente enérgicamente, moviendo su pelo castaño con energía. Tomo su mano con delicadeza, sin deseo de asustarla, y la poso sobre la cabeza del pequeño gatito, acción por la cual recibimos un leve ronroneo.

— A Neko le gusta tus caricias —separo mi mano y ella aprovecha para otorgarle suaves caricias sin mi ayuda, mientras ríe. Levanta la vista y me ofrece una cálida sonrisa y, de manera sorpresiva se lanza a mis brazos rodeando mi cuello con ellos. Le devuelvo el abrazo sin mucha dificultad, tiene mi misma altura estando yo agachada.

— Alice, sabes que el desayuno es a las 9 de la mañana. ¿Qué hora es, señorita?

La reina se encuentra sentada a la izquierda del Rey, el cual se sitúa en la cabecera de la mesa. Su fachada externa muestra tranquilidad, pero de sus labios su voz sale con dureza.

— Las 9 y ocho, mami —susurra mientras observa el suelo. Sus pequeños ojos reflejan miedo, lo cual me hace sentir identificada con esta niña cuando tendría su edad.

— Disculpe Majestad, la princesa no deseaba asearse y se nos hizo tarde.

La señora de antes se escusa ante la reina, recibiendo por mi parte un ligero apretón en mi mano derecha, producido por la pequeña. Ella juega con mi mano, sintiendo tristeza al ser regañada. No debe tener ni 5 años y su actitud es mucho mas seria que la de otros niños.

— Espero que no se vuelva a repetir. Ve a lavarte las manos, Alice.

La señora de antes se acerca a la pequeña, pero ella levanta sus brazos hacia mí, lo cual interpreto que desea que la tome en brazos. Lo hago y se acurruca en mi hombro, a sí que me dirijo hacia el baño que se encuentra junto a esta estancia. Encontrándonos en su interior, la dejo sentada sobre el lavamanos.

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