Capítulo 10

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Formar los equipos para la competición del instituto tenía la misma mecánica que en el colegio. La diferencia era que esa vez surgían problemas que Alba no había tenido anteriormente. Sus compañeros no la conocían, ni tampoco a Adrián. El chico que llevaba la voz cantante, Jorge, parecía tener ya formado su equipo mentalmente y no estaba por la labor de incluirlos a ellos. No obstante, tras una pequeña riña del profesor de educación física, ambos amigos fueron inscritos en el torneo.

-¿Estás nerviosa?- Preguntó Adrián mientras observaba cómo Alba se ponía el peto que los distinguía del otro equipo. Él debía quedarse en el banquillo, pues el capitán había decidido no sacarle como titular.

-Hace ya mucho tiempo que dejé de ponerme nerviosa por este tipo de partidos.

-Cierto. Se me olvidaba que la niña ya juega en primera regional.- Alba chasqueó la lengua, riéndose y le dio un golpe en el hombro.

-Lo que más me jode es jugar contra Pau.- El chico asintió, coincidiendo con la visión de su amiga. El árbitro, un alumno de segundo de bachillerato, entró en la pista y Alba tuvo que correr a colocarse en su posición.

-¡Suerte!- Le gritó Adrián mientras la veía alejarse. La rubia se apretó la coleta y se acercó a uno de sus compañeros, que estaba en la posición que ella había ocupado siempre.

-Perdona, yo juego de extremo izquierdo.- Tomás la miró de arriba a abajo, con desprecio.

-Vete a la defensa.- Alba levantó una ceja como acto reflejo.

-Te estoy diciendo que juego de extremo. Yo voy bien en ataque.

-Venga ya, si las tías solo servís para defender. Lo único que hacéis es intentar meter la pierna si se os acercan con el balón, pero no os movéis.

-¿Disculpa?- Preguntó incrédula. En ese momento, sonó el silbato que marcaba el inicio del partido y Tomás la empujó.

-¡Vete a la defensa!- Repitió. Alba obedeció por no perjudicar más a su equipo.

El partido se estaba basando en lanzar la pelota de un lado a otro del campo continuamente, pero sin definir un buen final de jugada. Había muy pocos pases acertados y Alba se estaba desesperando porque aún no había tocado ningún balón.

-¡Pásamela!- Pidió a su mediocentro cuando vio que dos contrincantes iban a por él.- ¡Estoy sola!- Nadie se ocupaba de marcarla a ella, porque no la consideraban una amenaza.

-¡Mirad a Alba!- Gritó Adrián unos minutos más tarde al ver que los otros dos defensas estaban metidos en un lío de pases cortos ante la presión de un adversario. La chica, sin embargo, estaba completamente sola en la otra banda, esperando a que uno de los dos soltara el esférico y se lo pasara.

Harta al ver que, aun siendo dos contra uno, su contrincante había conseguido salirse con la suya, Alba corrió lo justo como para servir de tapón cuando el chico intentó tirar a puerta. Vio que Jorge iba a por el balón que se estaba quedando en terreno de nadie, pero no lo iba a permitir. Esa jugada era suya.

-Pero, ¿qué coño haces?- Exclamó su capitán cuando, prácticamente, le quitó la pelota de los pies.

Siguió corriendo, cruzando todo el campo en diagonal para conseguir situarse en su verdadera posición. Sorteó a dos o tres rivales simplemente por correr más que ellos, pues no llegaban a alcanzarla.

-¡Eh, no la chupes!- Escuchó que decía otro de sus compañeros al pasar por su lado.

Lo ignoró como ellos habían hecho con ella todo aquel rato. Hizo un recorte con el que consiguió superar a uno de los centrales y esprintó para encarar al último: Pau. Le dolía admitirlo, pero era un chico muy fácil de esquivar. Tenía un defecto y era que abría demasiado las piernas. Pisó la pelota justo frente a él e hizo un par de bicicletas, con lo que su excompañero dejó un hueco enorme bajo su cuerpo. Con un ligero toque, Alba coló el balón entre sus piernas y corrió por su izquierda para completar el autopase. Se colocó el balón y chutó a puerta. El portero ni siquiera reaccionó a tiempo para moverse, por lo que el gol llegó por la escuadra izquierda sin que nadie lo esperase.

My youth is yours; albocíoWhere stories live. Discover now