Slytherin

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» El tiempo escurre como agua entre los dedos y los días solo son una aglomeración del mismo, uno no creería que eso verdaderamente afecta las decisiones o los temas que en algún momento encontraste muy importantes, pero influye, tal vez demasiado.

El clima helado característico del invierno también pareció enfriar la conversación pendiente entre Harry y Hermione, incluso pudo haberla congelado ya que en las pocas veces que han vuelto a verse no se había mencionado nada respecto a Malfoy, sin embargo, existían dos razones individuales por las que ninguno de ellos volvió a sacar el tema a colación.

La primera tenía que ver con Hermione, la chica, al igual que siempre, se hallaba enfrascada en un montón de tareas y metida en centenares de libros que la ayudarían a cursar aquel año con las mejores calificaciones...de nuevo. No obstante, hay que decir que ese no era todo el asunto, porque no es de olvidar que en años anteriores, aún con la misma metodología, ella pudo hacerse cargo de los problemas de sus dos amigos, ayudar a solucionarlos e incluso inmiscuirse en ellos. Pero ahora era distinto porque aparecía una nueva problemática con la que no sabía cómo lidiar ¡Había cambiado de rol por completo! Draco Malfoy pasó de ser el rival de Harry, a ser la preocupación de Harry, y no precisamente en un sentido hostil, sino más bien en un sentido altruista, como el propio Harry.

Y Hermione se sentía estar entre la espada y la pared, por un lado, estaban las fechorías que Malfoy y su grupo se habían encargado de hacerle a los de su casa, todas las amarguras que les había tocado vivir por culpa suya. Solo bastaba con recordar aquella vez en la que el rubio se burló de la condena de muerte de Buckbeak para que le volvieran a surgir las ganas de pegarle por ser un odioso insensible y el culpable de todo.

Pero...

En el otro lado de sus motivos a considerar, estaba Harry, el mismo Harry que recibió un golpe en la nariz de parte de Malfoy, llenando su ropa de sangre, su sangre.

Hermione no era tonta, le bastó ver cómo se encontraba Harry, el enojo que no se iba de su rostro y en la mesa de enfrente mirar a Draco Malfoy pavoneándose frente a sus compañeros de casa mientras se señalaba la nariz repetidas veces, para entender lo que había pasado, por eso ni siquiera se molestó en preguntar después, aun cuando sabía que Ron seguramente ya...no importa.

Ella sabía que su compañero no era alguien rencoroso, pero le parecía casi absurdo que pasara de odiar al príncipe de las serpientes a querer ayudarlo, es decir ¿Cuándo cambio de parecer tan radicalmente? ¿Qué fue lo que lo ocasionó?

Y tenía la respuesta: Hanahaki desease.

Mientras la chica se preparaba para un día más de esfuerzo y aprendizaje, no dejaba de pensar en la enfermedad que, junto a su amigo, habían descubierto que atormentaba a Malfoy, provocándole la expectoración de distintas flores, o incluso vomitando algunas, pero ese no era el problema, en absoluto, lo impresionante, tanto para ella como para Harry, fue descubrir el motivo de la enfermedad.

''Un amor imposible''.

En realidad, aquello solo era una suposición a la que había llegado por lo que leyó en los artículos, y no podía decir con certeza que estaba segura, pero eso no quitaba que la probabilidad sea bastante alta.

¿Quién diría que Draco Malfoy era capaz de amar a ese nivel?

Sin duda, era algo que nunca jamás, esperó que pasara.

Y aún menos cuando aquel detalle ablandó de tal manera a Harry, que pareció haber olvidado todas las anteriores disputas con el Slytherin.

¡Cómo si nunca hubiera existido el idiota pedante que a cada oportunidad trataba de hacerle la vida imposible!

Hanahaki Where stories live. Discover now