Extra

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Hoseok deseaba haber congelado sus sentimientos del pasado. Hubiese adorado seguir sintiendo lo mismo por Taehyung que sintió su yo de años atrás, aquel revoloteo en el estómago e hinchazón en el pecho cada que lo veía. Y aunque lo sintió la primera vez que lo vio después de largos años, este cada vez se fue reduciendo hasta convertirse en nada ante el nuevo castaño. Por más que intentara caer ante Kim de nuevo, odiaba la soberbia, el egocentrismo y narcisismo que lo rodeaban todo el tiempo, sin darse cuenta, se había convertido en el Jeon Jungkook de su adultez; al igual que el azabache infantil que tuvo la desgracia de conocer durante la universidad, Tae podía tirar personas como simples naipes para conseguir lo que deseaba sin importarle ni un poco. La empatía que antes poseía se había esfumado, claro al fin y al cabo "nadie la había sentido por él en su momento y sin embargo, salió adelante completamente solo", pensaba el castaño sin saber que su sentido altruista era una de las cosas por las que Jung lo había adorado desde el primer momento. Tampoco era como que le interesara.

Lo lamentable era que Hoseok se había dado cuenta demasiado tarde. Una vez que Taehyung usaba un anillo que los comprometía.

Como si la vida pudiese escuchar los lamentos de Jung cada que el de piel acanelada se molestaba por algo o se comportaba infantilmente, cinco meses antes de casarse, conoció a alguien; una chica que fue apurada hasta su departamento a entregarle unos papeles a su jefe Kim que se volvería una bestia si no tenía aquellos análisis en menos de una hora.

Ella era bonita, lo notó desde la primera vez que la vio pero intentó evitarla, no quería problemas. Sin embargo, cada vez fue más difícil debido a que era la aprendiz de Tae, estaba casi todo el tiempo con él, siguiéndolo estresada y con el café del castaño entre sus nerviosas manos. Entonces ambos comenzaron a acercarse, ella contándole sus experiencias, él escuchando sus palabras y notando la timidez e increíble empatía de aquella chica que le devolvió las sensaciones a su pecho y el brillo a los colores.

De esta manera ambos se vieron envueltos en una peligrosa relación, creyéndose invisibles a los ojos de los demás. Hoseok debió saber que su prometido no era tonto, pues una semana después del inicio de aquel prohibido amorío, Kim lo notó por lo transparentes que eran ambo, con sus nervios latentes y obvios al estar los tres en la misma habitación. Solo que no dijo ni una palabra, decidió seguir jugando, igual la falta de sentimientos románticos era mutua y él necesitaba a Hoseok para otras cosas.

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Un día antes de la boda, Jung Hoseok había tenido un agitado encuentro con la en ese entonces enfermera. No le importó demasiado, sabía que Taehyung no fué por simpatía a aquella prestigiosa ceremonia de hacía unos días, también tenía claro que los besos carentes de sentimiento que le dió en aquella elegante mesa fueron para conseguir la atención de un alguien de quien conocía perfectamente nombre y apellido.

Pero al siguiente día y frente a aquellos ojos color miel que ahora adoraba, aceptó ser el esposo del castaño que lo veía sin importancia y con los labios mordidos por alguien más, no sin antes desear decir no y escapar con la chica que lo miraba con ojos tristes. ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué había aceptado estar con quien no le hacía sentir nada? Ni él lo sabía ¿Miedo? ¿Compromiso? ¿Cariño? ¿Rutina? ¿Cansancio? Daba igual. Ahora eran esposos y pudo ver a aquella chica secar una lágrima. También vio al pelinegro que había odiado por mucho tiempo salir de la parte trasera de las cortinas y marcharse con la cabeza baja y a paso lento una vez que él y Tae caminaron hacia los invitados.

Era una completa idiotez, él lo sabía, pero aunque ya no amaba a Kim, seguía teniendo ese cariño hacia él, sabía por lo que había pasado y aunque estaba orgulloso, no podía hacer nada por su actitud.

La suerte de no tener suerte ||KookV|| (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora