10.

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Me miro y... mis manos están impolutas. Me miro la ropa y tampoco hallo rastro de sangre. Mi pelo también está seco cuando lo toco y el olor a sangre y la humedad se han ido.

-No lo entiendo... ¿Qué acaba de pasar?- pregunto, puede que incluso más asustada. Sigo palpándome la ropa pero no hay nada.- Sentía la sangre en mi piel, su olor...-

Miro a Zach que a su vez mira el espacio que nos rodea como si acabara de descubrir su autentico aspecto.

-Creo que el Valle Inexplorado lo es por un buen motivo- opina por fin.- ¿Estás bien?- Alza la mano hacia mi rostro, pero los nervios me hacen ladearlo para esquivar la caricia. El dolor cruza, fugaz, por los ojos oscuros de mi compañero.- ¿Sigues enfadada conmigo?- Niego con la cabeza.- Entonces ¿Qué ocurre? ¿Por qué te apartas cuando estoy a punto de tocarte? ¿Tan desagradable te resulta?-

Desagradable... precisamente había sido él quien me había mostrado que ese tipo de gestos podían ser placenteros cuando toda mi vida había creído lo contrario.

Y sin embargo, aún hay algo que me para.

-No está bien- murmuro.

-Sí, en la Base. Sé que es... peligroso. Pero aquí no hay nadie más.-

Muevo la cabeza.

-Sigue estando mal aunque nadie nos vea.-

Recuerdo el momento en que Zach cayó por el Monte y yo me dejé llevar por un impulso y le rocé el rostro. Lo hacía porque nadie podía verme y sabía que no estaba bien.

Algo malo que nadie más ve sigue siendo malo.

-A ver Molly, ayúdame a entenderlo ¿De acuerdo?- me pide, cruzándose de brazos.- ¿Por qué es tan malo que intente cogerte la mano, por ejemplo?-

Odio cuando habla así, como si fuera algo absurdo. Y todo porque no son sus normas y no las entiende.

-No se trata de la mano, Zach-

-¿De qué se trata entonces?- pregunta. No tengo ni idea de cómo explicárselo. Es algo que simplemente se sabe, igual que sé que no debo comer tierra del suelo. Se sabe y no son necesarias más explicaciones.- No se trata de que te resulte desagradable. Tiene que ver con el miedo.-

-¿Miedo?-

-Sí, estoy convencido. He visto la cara que pones... Aunque antes era bastante peor.- No pienso admitir eso, de modo que él continúa:- Por eso no querías ir al Curandero ¿Verdad? Te da miedo que te toquen los demás y... da igual si soy yo el que lo hace o es otro ¿No?-

Ahora el percibo el dolor en su voz y no solo en sus ojos.

-Bueno... contigo no tanto- intento decir. Por desgracia eso no logra animarlo.

-Porque te estás acostumbrando a tolerarme; no porque te guste.-

Me siento mal y culpable. No entiendo bien el motivo, pero intuyo que le estoy hiriendo. Pero ¿Qué puedo hacer?

Hay veces que su contacto me gusta, pero estoy siempre tan preocupada porque alguien pueda vernos que no lo sé de verdad.

Es todo demasiado confuso.

-Cuando tenía diez años, los Supervisores nos llevaron a todas las niñas hasta una sala para darnos una charla.- Suspiro. Intuyo que el recuerdo de ese momento es el origen de este supuesto miedo, si es que es realmente eso lo que me pasa, así que quiero que él lo sepa. Tal vez así pueda entenderme.- Ya nos habían explicado lo de la Ley de Procreación, pero dijeron que aquella charla era igualmente importante. Nos hablaron sobre lo peligroso que podían resultar cierto tipo de comportamientos.-

Patrullas del ExteriorWhere stories live. Discover now