Introducción: Una guerra elemental

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"Quien quiera creer que algún poder lo sitúa sobre los demás seres vivos de la tierra, tal vez viva la gloria, pero jamás gozará sintiendo los latidos de su corazón."

-Anónimo


La vegetación huía por el lugar de manera violenta, el aire corría arrastrando todo lo que no estuviera firmemente arraigado, los árboles crecían sin cesar, la lluvia sometía a todo ser vivo que se atreviera a cruzar el frío lugar. No había paz en la tierra, pero al menos las cosas volvían a su lugar.

La inclemente agua limpiaría todo a su paso y quizás traería consigo la vida que tanto necesitábamos.

Cerré los ojos, escuchando el golpeteo incesante de las gotas sobre las rocas, tierra, el agua que lavaba las praderas y que, a pesar de parecer cruel, a simple vista parecía la mejor manifestación de bondad de nuestra madre.

Inhalaba el aire quemado, producido por el fuego que antes amenazaba con destruirnos, con cuidado de no dejarme llevar por el sueño y que luego nadie supiera que hacer en mi ausencia, no me podía permitir dormir, no cuándo la manifestación más hermosa se presentaba ante mis ojos.

Los elementos son bondad, no guerra; somos uno, no cuatro; somos fuerza y somos Gea.

Durante años vivimos temiendo una inminente tercera guerra mundial, más, sin embargo, sucedió...

Si quieres escuchar como todo llegó a lo que ahora ves, siéntate, será una historia larga.

*

El campo lucía desolado, árido y seco. Ni rastro había de lo que en algún momento fueron los verdes campos de la Toscana italiana. Trozos completos de tierra habían sido desprendidos del suelo, grandes incendios habían acabado con todo lo verde del lugar, y olas de más de diez metros de altura provenientes del Mediterráneo habían derrumbado las escasas edificaciones que lograron mantenerse en pie.

La masacre fue provocada por una sola guerra, la más destructiva que el mundo pudo presenciar: La Tercera Guerra Mundial, o mayormente conocida como Guerra Elemental.

Todo comenzó cuando los Aer Giants decidieron mostrar sus poderes frente al mundo, montando un espectáculo en los jardines de la Casa Blanca, mientras el presidente de los Estados Unidos hacía una cuenta pública. El frenético golpeteo en los cristales de la habitación de control fue el primer aviso. Las corrientes de aire gélido parecían Capaces de destruir la fina cristalería que cubría el lugar, sin embargo, nada interrumpiría la apretada agenda presidencial y si eso tenía que ver con un tornado, pues que viniera, ellos podían combatirlo.

Que ilusa la mente humana capaz de creer que puede controlar a la naturaleza, aunque ellos no están tan errados, era posible, pero no todos podían hacerlo.

Ante la sorpresa del personal de seguridad, lo que antes era una fuerte ventisca se convirtió en una crisis de altos niveles en el momento en que árboles cayeron y las grandes puertas de roble se abrieron alertando a la seguridad pública. Gritos eufóricos comenzaron a escucharse cuando las cosas empezaban a explotar y hacerse polvo en el aire, los guardaespaldas del mandatario, al ver la situación, no demoraron en rodear a su jefe, quién aún en contra de las reglas seguía su comunicado, uno que, prontamente, fue interrumpido, debido la mala recepción, obligando a los presentes a cortar la transmisión.

Afuera, el viento apenas te permitía el mantenerte en pie, y en el cielo comenzaba a formarse la silueta de lo que parecía un monumental tornado.

Desde la punta del inmenso vórtice de aire, la figura de un joven de no más de diecinueve años, vestido con una simple camiseta y blue jeans, observaba al presidente con una interesada y fría sonrisa.

Tierra de gigantes [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora