Paz y respeto ante todo

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En este capítulo todos deberían estar hablando en inglés, pero soy un asco con ese idioma y no voy a torturar a nadie de esa forma. Así que para diferenciar esos diálogos de alguna frase suelta en español estas últimas estarán en negrita.

–Avísenle al niño que llegaron los ingleses. –Un general que había salido a fumar le dio un golpe en la espalda a un joven soldado mientras miraba desconfiado al grupo de diplomáticos insulares que acababan de llegar.

La antigua nación del Reino Unido se presentaba en aquel edificio para informar de sus intenciones a su antigua colonia en el campamento norteamericano a modo de no ser "malinterpretado" como un enemigo. Rodeado de simples humanos aquel ser inmortal observaba el lugar con desdén. Aunque todavía no lo veían como una amenaza y por ende no se respiraba hostilidad, Arthur Kirkland deseaba destronar a aquel mal estudiante que creía haber superado al maestro pero no había entendido correctamente nada de lo que este le había enseñado. Y ahora finalmente le habían abierto el mejor camino para llegar a ese objetivo.

Ni la regla más simple.

Se adentran en el edificio donde se instalo el centro de control local de los estadounidenses, y donde actualmente residía la representación humana de aquel país. Caminan entre sus tropas y oficiales de inteligencia hasta que finalmente llegan con él. La gran nación que reemplazó al viejo continente y buscaba hacerse con aquella maravilla de recursos que alguna vez las principales potencias se había repartido.

¿Te faltó paciencia con este último, querido?

–Alfred Jones ¿Nunca te cansas de comer esa basura? Al menos cuando yo visito un país pruebo la comida local. Aunque creo que estaría difícil que algún argentino acceda a prepararte algo sin escupirlo en el proceso.

–¿Arthur Kirkland va a darme consejos de como alimentarme? Sabes que siempre escucho tus ideas pero no creo que mi médico me deje seguirlas esta vez. –Ambos se sonrieron con falsedad, llevaban siglos sin hacerlo de otra forma. El más joven cambió su semblante por uno más serio y apropiado recordando el asunto que los habían reunido en aquel campo de batalla.– Volviendo al tema que nos trajo aquí, literalmente aquí. ¿Por qué viniste? Dejaste muy en claro que no estás de acuerdo conmigo. ¿Cambiaste de opinión?– Dijo eso último como un chiste muy claro, aún se veía ofendido por la forma en que había sido rechazado por el británico en aquella reunión meses atrás.

El inglés sintió como su estomago se retorcía.– En lo absoluto, creo más que nunca en lo que dije. Tu plan es detestable y sin precedentes. Jamás había escuchado semejante barbaridad desde que podemos considerarnos naciones civilizadas. Es increíble que nunca haces caso a la parte de tu población que habla con real sensatez dentro de ti.–El norte americano elevó una ceja incrédulo pero no tuvo tiempo a replicar.– Sin embargo no pretendo meterme donde no me llaman. Y ambos sabemos que Argentina es un caso perdido, lo sorprendente es que haya sobrevivido tanto. Está atrapado en un eterno ciclo de crisis en el que cada vez se hunde más y más. Y si soy sincero ya no tengo interés en esta vieja promesa fallida*.

–¿Entonces?

– Para mi pesar algunas partes de mi territorio cercanas a él querían despedirse, obviamente no iba a traerlas aquí de la nada en plena guerra. Este lugar no es seguro ni en sus mejores momentos. Necesito encontrarlo. ¿Tienes idea de dónde pueda estar?

–Lamentablemente no, son como cucarachas, encuentras algo y cuando lo iluminas solo puedes ver como se esconden en los más pequeños rincones y ya no los vuelves a ver. Para empeorarlo su casa es enorme, demasiados pequeños rincones.

–¿No te lo has encontrado aún?

–Claro que sí, y le deje algo cada vez para que lleve la cuenta.–Río burlonamente y Arthur apretó su mandíbula obligándose a mantener la calma.–Pero siempre consigue escapar y su gente parece mejor a diario. Tu sabes de eso ¿No, Arthur? Eres como experto.*

El británico contuvo las ganas de borrarle esa mueca de triunfo del rostro, pero se contuvo.–Siempre fue escurridizo, no es alguien que se rinda sin pelear.

–Ni me lo digas, capturamos un par de civiles al principio pero ahora es como si se los tragara la tierra.

–Bueno, eres un experto en eso ¿No, Alfie?*– Ahora era él quien sonreía sabiendo se vencedor.

Supongo que no hay más que hablar ¿Tu quedas a comer algo?

–No gracias, tengo cosas que hacer. Solo dime si lo ves por ahí. Yo estaré disfrutando el ambiente, me hace sentir como en casa.

–¿Tanto extrañabas la casa de este sudaka?

–Me refería a la guerra.–Su voz era amable a pesar del inapropiado recordatorio que habían dejado escapar hacía un segundo.– Te veré pronto, supongo.–Caminó hacia la puerta y se detuvo antes de salir de la habitación.–Oh y, Alfred...

–¿Sí?

–Deberías mejorar tu español. Se nota demasiado lo yankee, y eso podría ser peligroso en estos días.

–Nos vemos, Arthur. –Estados Unidos ahora carecía de cualquier resto de hospitalidad o calidez. 





*1: Se refiere a que en algún momento Argentina era uno de los países con mayor crecimiento, similar en su momento a  Estados Unidos pero claramente no logró mantenerlo.

*2: Alusión a las invasiones inglesas (1806 y 1807) donde la población de Buenos Aires antes inexperta en lo referente a lo militar se defendió de las tropas británicas. También los errores en las oraciones en negrita de Alfred son planeados.

*3: Eso también es una indirecta. En este caso se refiere a la guerra de Vietnam donde los locales usaron su conocimiento del terreno a su favor para hundir los aviones de los estadounidenses en sus propios hangares cavando por debajo de estos. 

No me dejes soloWhere stories live. Discover now