En Plena Acción

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-Nunca me había alegrado tanto de haber decidido trabajar de noche. Y eso que mi madre siempre me decía que lo mejor era trabajar por la mañana y descansar por la tarde.

Sí, Ricky había estado de buen humor todo el día porque, gracias a que se dedicaba a robar, su horario de trabajo era nocturno, lo que implicaba que podía dormir mucho, y especialmente que ese día, al tener que ser uno de los que iba a robar por obvias razones, había podido dormir incluso más para estar descansado. Habían sido órdenes del capitán y él no iba a cuestionarlas, solo a disfrutarlas.

-Te alegrarías aún más si no tuvieras que trabajar.

-Por supuesto, pero no confío en ninguno de los otros para hacer este trabajo –dijo él antes de pararse a reflexionar unos instantes- Bueno, quizá Miriam podría hacerlo, pero ya que tienen la suerte de contar con unos profesionales no vamos a hacer que tengan que robar ellos. Ya sé que normalmente no me importaría, pero me apetece mucho este robo.

La rubia asintió y volvió a centrarse en la casa que habían puesto como objetivo. Lo único que tenían que hacer era esperar a la distracción que Agoney iba a organizar para poder acercarse a la casa sin ningún peligro. A la tripulación le había parecido demasiado arriesgado que entraran en una casa y ya está, especialmente en una casa de ricachones que seguro iba a estar bastante protegida ("ya lo hemos hecho antes" "sí, mira que bien os salió la última vez" "gracias por tu aportación, Ana"), por lo que Alfred había sugerido... ¡PUM!

Efectivamente, ahí estaba el cañonazo que el muchacho había sugerido. Y detrás de ese vino otro. Cada uno se había colado en un barco diferente para disparar algún cañón y que así la confusión se extendiera rápidamente. Ricky dio un salto al suelo con una enorme sonrisa (y quitándose ramas del árbol en el que había estado esperando de encima). Cerca de él la gente empezaba a salir corriendo sin entender bien qué estaba pasando.

Miró hacia arriba esperando a que la rubia bajara junto a él, pero ella parecía bastante cómoda allí arriba.

-¿Vas a bajar?

-¿Tengo que hacerlo?

-Depende, también puedes volver y soportar a Raoul echando rayos por los ojos.

Tras soltar un quejido la rubia bajó y se plantó junto a Ricky, admirando la casa que tenían en frente. La casa era gigante, con columnas alrededor, y no encajaba para nada en la pequeña isla en la que estaba, pero los ricos tenían el pequeño problema de querer demostrar todo lo que tenían, y era precisamente lo que les ponía en peligro, como le acababa de pasar a esa familia a la que los dos ladrones estaban a punto de robar. Sinceramente cuanto más la miraban más parecía un castillo.

-Pero serán presuntuosos.

-Vamos Ricky, estoy segura de que si tu tuvieras su dinero habrías construido una casa parecida.

-No, yo habría construido una casa en la que la fachada pareciera mi cara.

Mimi soltó una carcajada al imaginárselo porque sabía que si amigo hablaba totalmente en serio.

-¿Cuál es el plan?

-¿Tenemos plan?

-No que yo sepa.

-Perfecto, entonces lo de siempre, entramos, hacemos mucho ruido para asustarles, nos llevamos un par de sacos lleno de billetes hasta arriba y salimos.

-Me parece bien –se encogió de hombros ella tras considerar el plan improvisado.

Ambos empezaron a caminar hacia el patio trasero y Ricky comenzó a fijarse en las ventanas que había y a pensar en cuál sería la manera más cómoda de alcanzarlas.

Con las manos vacías por culpa de AlfredWhere stories live. Discover now