Descubriendo la verdad

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Todos se quedaron observando al muchacho esperando a que dijera algo más y los sacara de ese estado de confusión en el que estaban, pero Alfred no parecía tener intención de abrir la boca hasta que alguien le dijera que soltara la información.

-Alfred, no tenemos todo el día, di qué es lo que sabes de una vez.

-Bueno, veréis, la otra noche vi algo que me pareció curioso pero que no había relacionado con ninguno de los problemas que habíamos tenido hasta el momento, pero claro, llega un punto en el que te has de plantear que puede que sí tenga algo que ver, por más que quieras creer que no -¿estaba respirando o simplemente estaba usando todo el aire de sus pulmones e iba a morir allí antes de acabar de contarlo? Era algo que ninguno de ellos podía responder- y hoy, en cuanto hemos vuelto al barco, he ido a visitar a Ambrossi como siempre, ya sabéis, hay que cuidar las relaciones y todo, y he vuelto a ver esa cosa extraña.

-¿El qué? –insistió Mimi ante la pausa dramática del chico.

-Un pájaro.

-¿Un pájaro?

-Un pájaro.

-Un pájaro –repitió Miriam sin saber bien que decir.

-Un pájaro.

-Sí, un pájaro, dos patas, cola, alas, pico, sabéis como es un pájaro ¿no? –dijo Ana irritada ante la conversación que parecía no avanzar de ninguna manera.

-Depende, hay muchos tipos de pájaro y de pájaras, si quieres... vale, no es el momento –calló Mimi al ver la cara de la otra. Era muy pronto para llevarse un puñetazo. O muy tarde, depende de la perspectiva.

-Tuve un presentimiento y al acercarme lo confirmé –Alfred se quedó callado mirando al horizonte en una posición muy dramática que no era adecuada para el momento- Era Calvo.

-¿Quién era calvo? –preguntó Ricky.

-No, que era Calvo.

-¿Un buitre Calvo? Hay varios de esos por la zona.

-¿Por qué tienes conocimiento de pájaros? –miró Miriam a su tocaya confundida ante el inesperado descubrimiento.

-Oye, todos tenemos nuestros hobbies. Yo no me meto con tu forma extraña de dormir.

-¡NO! –gritó Alfred parando cualquier defensa que Miriam pudiera tener sobre sus riñones sensibles- Me refiero a que era Calvo, de Cepeda.

-¿Qué Cepeda es calvo? –dijo Agoney extrañado.

-Yo no puedo más con esta conversación –rodó los ojos Ana.

-¡Creo que lo he entendido! –gritó Ricky de repente- Habla del pájaro que tiene Cepeda, ese que dice que le habla.

-¡Exacto! –exclamó el otro muchacho.

-Pero entonces...

-Entonces Ambrossi le ha estado pasando información al pájaro y este se la ha estado pasando a Cepeda –acabó Raoul con el semblante muy serio.

-¿Y Cepeda no es calvo?

-¡NO!

De repente la tensión se había apoderado del lugar y el pobre Alfred miraba al suelo sin saber qué hacer ni decir. Para él era todo mucho más incómodo porque sólo tenía que haber estado un poco más atento y se habría enterado pero no, como siempre había estado más pendiente de otras cosas que de lo que tenía que haber atendido. Era una vergüenza para esa tripulación.

Los demás tampoco sabían muy bien cuál era el protocolo en esos casos ¿debían apoyar a Alfred? ¿Debían insultar a la cabra? ¿Debían fingir que no había pasado nada como si de una formación política intentando encubrir algún caso de malversación de fondos se tratara? Era todo muy confuso.

Con las manos vacías por culpa de AlfredWhere stories live. Discover now