3. Te debo una.

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Días más tarde

—Si  tuvieras una vez más  la oportunidad de verlo ¿que le dirías?

—Yo le diría que lo extraño demasiado. Que lo recuerdo cada vez que cierro mis ojos.

—¿Por qué no vas y lo visitas? Podrías decirle todo esto que me estás contando.

—Ha pasado mucho tiempo. La última vez que lo visité fue para su cumpleaños número cinco.

—Dime Jimin, ¿Tu crees que después de la muerte, el espíritud se esfuma y deja de existir?

—No.

—¿Entonces? Te imaginas lo feliz que se sentiría tu hermano al ver que lo visitas y le llevas unas hermosas flores. Pero además de eso hay algo aún más importante.

—¿Qué cosa?

— Tu presencia. ¿Y si ese vacío que no puedes llenar o ese sentimiento solitario que abunda en ti desaparecen al visitarlo?

—¿Cómo? ¿No entiendo?

— Escucha Jimin. Ninguno sabe que hay después de la muerte ni mucho menos nadie sabe que sucede con los que abandonan este mundo material. Pero te aseguro que si le preguntas como se siente a cualquier persona que esté visitando a un ser querido ya ido. Además de hacer notar su tristeza también te dirá que tranquilo o más. Es algo difícil de explicar, pero el punto es que si alguien muere no significa que ese espíritud que alguna vez fue persona dejé de sentir.

—¿Y si ese bebé dejado por los padres esa noche es un reflejo de mi hermano?  Digo porque quizás el bebé al ser tan chiquito no sentía todo aquello, pero yo  después de es día sí lo sentí. Y hasta el día de hoy siento ese sentimiento de abandono en mí.

—Todo es posible Jimin, no hace falta ver para creer sólo se necesita sentir. Ese es el error que cometemos nosotros los humanos, nos pasamos gran parte de nuestras vidas esperando a que algo que no podemos ver o tocar pero si sentir, esté científicamente comprobado por expertos para creer o no. Y es ahí el grave error, el cerebro nos hace pensar y actuar sobre las cosas y acciones, pero el corazón es quién manda en su totalidad. Sin darnos cuenta estamos dejando de lado nuestro corazón recargado de sentimientos, y la verdad, es que gran parte de nuestros por qué se encuentran ahí adentro.

—Di-disculpa.

—Puedes llorar con tranquilidad, en mi consultorio o en este caso mi oficina una de las reglas fundamentales es llorar. Si no lo hace un paciente me deja muchas veces insatisfecho o hasta pienso que hago mal mi trabajo.

—Lo haces bien Yoongi. Entré a tu casa siendo un amigo como siempre, pero al entrar a tu oficina pasamos a ser dos completos desconocidos. Así como paciente y psiquiatra. Eres el mejor sin duda.

—Gracias Chim, ve a visitarlo. Joshua debe estar esperando por ti. Ahora como amigo te digo que quiero verte bien y feliz, ya basta de sentirte solo. La vida es una y no la tenemos comprada, y tú más que nadie sabe aquello. Vuelve a atender a los niños y si es mucho pedir, cosa que si creo— dijo riendo—búscate un compañero.

—Claro como si fuera fácil.

—Vamos,  te invito un café.

Ambos abandonamos la oficina y nos dirigimos a la cocina, yo me senté en una de las altas sillas que adornaban la mesada mientras veía a mi amigo buscar las tazas.

—¿Todavía sigues enamorado de Jeon?

—Ni lo nombres, ya no quiero saber más nada de él. Después del video que sin querer me mostró Tae algo se apagó en mí.

𝐋𝐈𝐌𝐄𝐑𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀     [KooKMin]Where stories live. Discover now