4. Inexpresivo

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Los labios ajenos besaban con desesperación pequeñas extensiones de su piel.

El doctor Park se encontraba sentado en el escritorio de la oficina número trece sin su guardapolvo blanco y con los primeros  cuatro botones de su camisa desprendidos, dejando expuesta toda la piel de su pecho. Su corbata con pequeños dibujos del héroe anpanman había sido lanzada en alguna parte del lugar, en la desesperación de ambos amantes por querer desnudar sus cuerpos.

Jimin había sido engañado.

Quién lo vistió por la noche no era un abogado de negligencia, sino más bien un agente  mal herido, que gracias a su traje negro les hizo creer  a las enfermeras de guardia que provenía de la justicia .

Y todo aquello para que el desconocido tuviese acceso directo al  doctor Park evitando la espera y la política de privacidad del Hospital.

Una hora atrás.

—Doctor Park Jimin vengo a notificarle que usted tiene una demanda judicial.

Jimin en aquél entonces pensó que su mundo  y su propia carrera de años y años de estudio  se había ido a la basura en cuestión de segundos.  Pero si fuese así, el pediatra no se quedaría callado ni muchos menos quieto, interrogaria lo suficiente al abogado para saber detalladamente todo y el por qué de aquella demanda.

El pediatra se levantó de su asiento queriendo ver la cara de su ahora enemigo. La relación entre doctores y abogados era muy mala y él pelirubio lo sabía. 

Muchas veces había escuchado comentarios conocidos de ex colegas dónde lo único que resaltaban de los abogados  era su gran codicia.

El desempeño que realizaba la asociación de negligencia era simple. Según los afectados los justicieros sólo recaudaban información, argumentos y documentación destructiva, para luego  presentarlos  silenciosamente ante el juzgado, logrando así su objetivo. Crear una causa que lo llevaste al juicio final y la culpabilidad del doctor imputado, más la gran suma de dinero que venía por detrás.

—Si viene a interrogarme está perdiendo su tiempo, yo no hablaré con usted hasta que mi abogado no esté presente aquí en mi oficina— le informó el pelirubio al hombre de traje que seguía dándole la espalda.

—Voy a demandarte personalmente si no me atiendes.— El agente se dió la vuelta, le sonrie y se recarga en la puerta.

—¿Ja-jaebum? ¿Que…pero que haces aquí? ¡OH POR DIOS!— exclamó sorprendido el pediatra al ver el  manchón rojo pintar parte de la camisa blanca  del policía federal.

—Necesito que me cures. Muévete Park, si sólo sigues mirándome voy a desangrarme.

El nombrado no contestó, pero sí le cedió el paso al policía hacia la camilla que se encontraba a unos pocos metros más allá.

Abrumado y de forma rápida el pediatra busca los elementos y materiales necesarios para curarlo.

Al recolectarlos y ponerlos en una pequeña bandeja de metal lleva consigo una silla y se sienta en ella al lado de la camilla sin la necesidad de cortar o desprenderle la camisa a Jaebum. El agente había sigo rápido y colaborativo optando el mismo por sacarsela.

El doctor Park no aparta la vista de la herida, ni tampoco mira disimuladamente más allá de la costilla derecha, porque sabían lo que sus ojos verían. Un cuerpo con músculoso, fibrosos, trabajado y recargados de fuerza.

—¿No vas a preguntarme qué me sucedió?— el policía fastidioso oculta  los ojos con su brazo derecho, la luz blanca que iluminaba el consultorio cegaba un poco su visión.

𝐋𝐈𝐌𝐄𝐑𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀     [KooKMin]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin