09.

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— Siempre fui de esos chicos, ¿Sabes? — Soltó Mark despreocupado mientras se recostaba en la silla.

Nuevamente, todo el trabajo lo estaba haciendo Donghyuck.

— ¿"De esos chicos"? — Preguntó confundido Donghyuck. No habían estado hablando de nada y, de repente, salió con esa frase. — Explícate.

— Ya sabes... — Mark se encogió de hombros. Acto seguido miró directo a los ojos de Donghyuck y se enderezó en el asiento. — Pero no hablemos de mí. — Dijo, ahora inclinándose hacia la mesa y apoyando sus codos allí. Luego apoyó su rostro en las palmas de sus manos. — Hablemos de ti. — Donghyuck rodó los ojos. — ¿Qué piensas de mí?

Eso era todo.

Donghyuck se puso de pie y comenzó a guardar sus útiles sin mediar palabra.

Sin embargo, la escandalosa risa de Mark lo interrumpió y llamó su atención.

— ¿De qué rayos te estás riendo? — Espetó Donghyuck. Mark esbozó una sonrisa ladina, y luego se lamió los labios.

— No te ofendas, ha sido una broma. ¿Nunca has visto Johnny Bravo? — Se puso de pie. — No te vayas.

— Mi único motivo para venir aquí era el continuar con el puto trabajo de biología en el que tú nos has metido, y la única que está haciendo algo soy yo. — Soltó. Mark enarcó una ceja sin borrar su media sonrisa, y comenzó a avanzar hacia Donghyuck mientras este otro retrocedía.

— ¿Tu único motivo? — Cuando finalmente Donghyuck chocó su espalda contra la pared, Mark lo aprisionó poniendo sus brazos a ambos costados del muchacho. Luego bajó su mirada y escaneó su cuerpo entero. — ¿Te vistes así para estudiar? — Continuó, volviendo a levantar su mirada hacia el rostro de Donghyuck. — Lo tendré en cuenta, así ya no pensaré mal.

— ¡No me mires el pecho! — Gritó Donghyuck fingiendo vergüenza.

Lo cierto es que temía porque descubriese que, en realidad, eran de silicona.

«Nota mental: No volver a usar grandes escotes en frente de este depredador sexual.»

— Lo siento, bebé. Están a la vista y llaman la atención. — Se encogió de hombros. — Para el colmo, soy de los que prefieren las tetas. — Mark apoyó su cabeza sobre su propio hombro, torciéndola levemente y entrecerrando los ojos.

Comenzó a jugar con su piercing del labio a medida que escaneaba el rostro de Dongsook, buscando algún signo de que se sentía avergonzada. Mas no encontró ninguno.

Lentamente Mark fue bajando sus manos sin despegarlas de la pared y sin discontinuar el contacto visual. Una vez que las tuvo a la altura de la cintura de Donghyuck, despegó las manos de la pared y la sostuvo por las caderas. Comenzó a acariciarlo con los pulgares por encima de la camiseta, intentando en realidad sacarla de debajo de la falda que traía puesta.

— ¿Qué rayos estás haciendo? —Preguntó Donghyuck, con la voz temblándole. Sin embargo, Mark no respondió. Sólo sonrió con picardía, mientras seguía con las caricias.

Una vez que logró sacar la camisa de la falda, Mark metió sus manos por debajo de la misma y comenzó a acariciar la piel de Donghyuck directamente mientras volvía a jugar con el piercing de su labio.

Y eso fue más de lo que Donghyuck pudo soportar que un hombre le haga. Pese a que le agradaba la sensación y los escalofríos que su tacto provocaba, le daba náuseas el saber que venían de un hombre.

— Mark, tengo que preguntarte algo muy importante. — Soltó, consiguiendo que toda la atención del muchacho se centrara en lo que decía y dejase las manos quietas. Donghyuck aprovechó para sacarlas de debajo de su remera y colocarlas en su cintura, pero por encima de la tela.

GENDER BENDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora