16.

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Dongsook abrió los ojos con sosiego, sintiendo cómo poco a poco su consciencia iba abandonando su sueño y regresando al mundo real. Sin mover mucho su cuerpo, comenzó a palpar el colchón por los costados de su cuerpo y encima de su cabeza, en una intensa búsqueda de su teléfono móvil. Al no encontrarlo por ningún lado, el corazón se le detuvo.

Se sentó de un salto en la cama y mandó a volar la almohada para buscar el teléfono debajo de ella. Buscó entre las sábanas, y el corazón acabó por subírsele a la garganta cuando, al estirarlas, el móvil salió volando y se estrelló contra el suelo unos tres metros más allá.

— Pero qué bonita manera de darme los buenos días... — Oyó la voz de recién despierto, un tanto carrasposa, de Yukhei en la cama contigua. —Primero me despiertas con un almohadazo en la cara, y luego le sigue el espectáculo del celular volador. — Yukhei le lanzó la almohada en la cara a Dongsook, quien se preguntaba a sí misma cómo había hecho para que la almohada llegase hasta el rostro de él: no la había lanzado con tanta fuerza.

— No es momento de bromas, Yukhei. — Musitó ella, volviendo toda su atención al teléfono que yacía boca abajo en el suelo, unos pasos más allá. — ¿Puedes fijarte si la pantalla se ha roto? — Le pidió.

Yukhei, con una sonrisa, se puso de pie y caminó hacia el teléfono. Una vez que lo tuvo en mano, lo volteó para ver la pantalla y...

— ¡Oh, no! — Exclamó, con una expresión de sorpresa.

— ¡¿Qué?! — Dongsook se puso de pie, sintiendo que la sangre abandonaba sus extremidades.

— ¡Joder, tía! — Yukhei lanzó una risotada, pero nuevamente la sorpresa se instaló en su rostro. — No...

— ¡¿Qué?! — Dongsook comenzaba a impacientarse. — ¡¿Qué es?!

— Es la pantalla... Está... — Yukhei dejó la frase en el aire, observando a Dongsook con preocupación.

— ¡¿Está qué?! — Dongsook se tapó la boca, como si así pudiese calmar su nerviosismo.

— ¡Está intacta! — Exclamó Yukhei, mostrándole que efectivamente la pantalla se encontraba sin una sola rotura.

Al ver que el rostro de Dongsook se transformaba de uno de miedo a uno de molestia, comenzó a partirse de risa.

— ¡Eres un idiota Yukhei! — Dongsook le sacó el teléfono de un manotazo. — ¡Me has asustado a muerte! — Dijo, dejándose caer en la cama y sintiéndose aliviada.

— ¡Lo importante es que el teléfono está sano! — Dijo. Acto seguido buscó entre sus cajones una camiseta, un short, y ropa interior que envolvió con una toalla. — Iré a darme una ducha. — Dijo con vergüenza, mirando hacia sus zapatos y enrojeciendo.

— Luego iré yo. — Respondió Dongsook. — Aprovecharé para dormir un poco más.

— Está bien. — Soltó, corriendo hacia el cuarto de baño y cerrando la puerta con llave.

Y Dongsook sonrió divertida, aunque a la vez sintiendo culpa.

Desde que se enteró que ella era Dongsook y no Donghyuck, Yukhei comenzó a tener más cuidado con todo lo que hacía. Era más ordenado con sus cosas, más cuidadoso con lo que hacía, cuando se duchaba envolvía su ropa interior limpia en la toalla y la usada en la ropa que se quitaba para que ella no las viera, y miles de cosas más para hacer sentirla cómoda.

Pero, así como la hacían sentir cómoda, también la hacían sentir culpable. Gracias a ella, Yukhei se preocupaba mucho por las cosas, y Dongsook temía que él ya no se sintiese cómodo en su propia habitación.

GENDER BENDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora