13.

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— Es Mark. — Dijo Donghyuck, sintiendo cómo el calor abandonaba su cuerpo mientras veía cómo Mark lo saludaba desde el suelo, con su típica y molesta sonrisa.

— Mierda, ¿Qué hace aquí? — Se quejó Jaemin alejándose lo más posible de la ventana para evitar ser visto. — No me dijo que vendría.

— Nos descubrirá, lo sé. Lo hará. — En ese momento, un extremo de una soga atado a una piedrita cayó sobre el balcón, dándole una vuelta a la baranda y volviendo a caer.

— ¡Madre mía, que va a subir! — Exclamó en un susurro Jaemin. — ¡¿Dónde me meto?! Si salgo por la puerta me verán, si salgo por la ventana me verán también.

Donghyuck se asomó para ver cómo Mark sostenía ahora ambos extremos de la soga. La misma había sido amarrada con éxito a la baranda del balcón.

— Maldito bastardo, se nota que no es la primera vez que hace esto. — Masculló Donghyuck.

— ¡Donghyuck! Estamos en problemas, joder. Deja de pensar en eso y busca una solución. — Jaemin comenzó a caminar en círculos por la habitación. Mientras tanto Mark ya había subido medio metro desde el suelo hacia la habitación de Dongsook.

— ¡Métete en el puto armario, hombre! — Exclamó también en un susurro Donghyuck, y Jaemin acató enseguida.

En el instante que Jaemin cerró la puerta del armario, Mark se asomó por el balcón.

— ¿Me das una mano aquí? — Dijo con dificultad.

— ¿Y si mejor te caes y mueres de una contusión cerebral? — Respondió Donghyuck.

Jaemin tuvo que hacer un esfuerzo para no reír.

— Cuánto afecto que me tienes. — Se quejó Mark, acabando por entrar solo al balcón de Dongsook.

Una vez allí acomodó su ropa y recogió la cuerda para que no se vea desde afuera. Volteó hacia Donghyuck y sonrió una vez más, abriendo sus brazos esperando a que Donghyuck corriera a ellos y lo abrazara.

Sin embargo, Donghyuck volteó hacia la puerta.

— Iré a avisarle a la cuidadora que te has colado a mi habitación. — Informó.

Mark, asustado, corrió hacia Donghyuck. En cuanto entreabrió la puerta, Mark la cerró nuevamente de un azote posando su mano con fuerza sobre la madera, acorralando a Donghyuck entre la puerta y él.

— No, no lo harás... — Ronroneó en el oído de Donghyuck. Acto seguido, giró la llave de la puerta, cerrándola, y la arrojó a cualquier lado de la habitación.

— ¿Qué estas- — Su pregunta fue interrumpida por un Mark que lo volteó bruscamente y elevó su rostro tomándolo por la barbilla.

— ¿Sabías que te pones un poco atrevida cuando estás pasadita de copas? — Acarició el labio inferior de Donghyuck con su dedo pulgar, y luego mordió el suyo propio.

— ¿Para qué has venido, babosa molesta? — Espetó inexpresivo Donghyuck.

— ¿Ba... — Se notó en el rostro de Mark que aquél apodo cariñoso lo había afectado. — ¿"Babosa molesta"? — Donghyuck se encogió de brazos, y Mark suspiró. — He venido a hablar sobre lo que sucedió en la fiesta.

En ese momento, Jaemin se asomó desde el armario.

— ¿Lo que... — Donghyuck se puso nervioso, más que nada porque Jaemin se estaba arriesgando a que Mark lo viese. — ¿Lo que sucedió.... — Donghyuck simplemente no podía despegar su mirada del pelinegro. Mark, curioso por lo que Donghyuck veía sobre su hombro, intentó voltearse.

GENDER BENDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora