12.

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— ¡Iseul! — Gritó Donghyuck, corriendo detrás de ella.

Sin embargo, Iseul no se detenía. Ella solo corría por los pasillos, y al llegar a las escaleras, también las bajó corriendo.

Luego de haber salido al campus, Donghyuck comenzó a acelerar el paso y logró alcanzarla. La detuvo tomando su brazo y jalándola hacia él.

— ¡Déjame! — Grito Iseul, y comenzó a golpearlo en el pecho. — ¡Déjame, déjame, déjame, déjame! — Los golpes habían comenzado con un poco de fuerza, pero a medida que seguía golpeándolo, los mismos iban bajando su fuerza hasta que casi no los sentía.

La voz de la niña también bajó de intensidad, siendo que había comenzado como un grito y ahora era un susurro.

— Tranquila, Iseul. Todo estará bien... — Donghyuck abrazó a Iseul, pero ella lo empujó.

— ¡No! — Gritó nuevamente. — ¡No, Dongsook, nada estará bien! — Iseul no había dejado de llorar.

— Sí, lo estará. Yo misma me encargaré de ello. — Donghyuck intentó volver a abrazarla, pero Iseul volvió a alejarlo

— ¡No Dongsook! ¡No entiendes! Ella nunca me dejará en paz. — Comenzó a retroceder. — Ella me había prometido que pararía, pero no lo hizo. No me dejará nunca.

— ¿Cómo pudiste creerle una promesa a esa idiota, Iseul? Cariño, ella nunca parará a menos que la obliguemos a que lo haga. — Donghyuck avanzaba a medida que ella se alejaba.

— No... Ella realmente se iba a detener. Estoy segura... — Iseul miro hacia el suelo, pero luego volvió su vista hacia Donghyuck con rabia. — ¡Es culpa tuya! ¡Ella me ha vuelto a molestar por culpa tuya! — Iseul empujó a Donghyuck y luego volvió a retroceder.

— ¿Culpa mía? — Donghyuck se quedó estático en el lugar, frunciendo el ceño y sin comprender. — ¿De qué estás hablado?

— Si tú tan solo... Si tan solo hubieses aceptado las burlas... Si no te hubieses defendido... — Iseul parecía hablar más para ella misma que para Donghyuck. — ¡Si te hubieses dejado pisotear, no me hubiese vuelto a molestar! ¡Ese era el trato!

— ¡¿De qué mierda estás hablando, Iseul?! — Donghyuck comenzaba a perder la paciencia.

— ¡Ella había prometido dejar de molestarme si le daba algo con qué divertirse! — Iseul volvió a retroceder. — ¡Entonces se lo di! ¡Pero tú te defendiste!

Entonces, Donghyuck comprendió todo.

— Iseul... — Incrédulo, y rogando estar equivocado, continuó: — ¿Tú le has dicho a Danbi que me gustaba Jaemin?

Iseul tardó en responder, pero finalmente lo hizo.

— Sí, he sido yo. — Murmuró.

— ¿Qué? — Preguntó, pese a haber escuchado perfectamente sus palabras.

Donghyuck se sentía traicionado, más que nada porque él también había comenzado a confiar en Iseul en un punto.

— ¡Qué he sido yo! ¡Yo se lo dije, así dejaba de molestarme! — Donghyuck rió irónico. — Me estaban molestando. Eran las tres, Danbi, Yoora y Sunhi.

— Oh, cállate. — Ordenó Donghyuck, con una sonrisa sarcástica.

— Estaban empujándome y obligándome a comer. Yo quería que se detengan, pero ellas seguían molestándome diciéndome que una gorda debía comer siempre. — Iseul temblaba mientras contaba su relato.

— He dicho que te calles. — El semblante de Donghyuck se volvió serio.

— Les dije que se detuvieran y... Y Danbi me dijo que se detendría sólo si le daba algo más con qué divertirse. Entonces yo...

GENDER BENDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora