8- el paradero de Pucca

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el siguiente episodio habla de un tema sensible, se recomienda discreción.

  Pucca abrió sus ojos, confundida, en medio de la habitación, se levantó dejando de meditar

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  Pucca abrió sus ojos, confundida, en medio de la habitación, se levantó dejando de meditar. La tenue luz de la lámpara de aceite, iluminaba su paso.

—¡ama Pucca! Termino su meditación antes de tiempo, aún le faltaban dos días— la pequeña chica al frente de ella llamó su atención, depositando una tasa de té, caliente.

Pucca dio un par de pasos más, tomo la taza y la bebió con cuidado, su pecho estaba inquieto al recibir toda la información de su clon en Sooga —¿por qué Tobe nunca llego?— se preguntó, buscando algo que el viento no le respondería, apretó su puño, era tiempo de hablar con la verdad y pensó que podría hacerlo con uno de sus clones, pero la inestabilidad emocional de su réplica, lo llevo a su autodestrucción. —aún no aprendo a controlar la energía que deposito en ellos— suspiro —en fin, algo no está bien.

—¿está todo bien jefa?— la cara de su superior, desconcertó a la joven.

—Comunícate con las demás.

—eso he estado haciendo desde la mañana, pero algo no permite que los cristales se enlacen— su voz llena de preocupación, contagio aún más el estado mental de la azabache.

—¿no sabes nada de roja?— la chica negó —¡Reúne a todas las que se encuentran en Guanlu!, partimos en 10 minutos a Sooga, es tiempo de salir de la base— ordeno dejando la tasa de nuevo sobre la mesa. La chica a su servicio asintió y desapareció. Algo muy malo estaba pasando, esa opresión en su pecho no era una buena señal, un mal presagio se aproximaba. Eso la preocupaba aún más, siempre que su intuición le decía que algo malo estaba pasando, realmente sucedían cosas malas en el transcurso de ese día. Se había dado cuenta con el paso de los años, que tenía un sexto sentido para los malos presentimientos y este la hacía sentirse muy mal físicamente.

Siete jóvenes avanzaron presuras entre las sombras del bosque de pinos, hasta llegar a la entrada del bosque de bambú —¡bien, no tardamos mucho!— exclamo una de las chicas al lado de Pucca, las demás asintieron dándole la razón.

Mientras mantenían esta plática, las nubes a su alrededor comenzaron a volverse obscuras, tanto como la noche misma. El viento sopló con ferocidad entre los altos bambús, un estruendo y un rayo impactando la tierra, las saco de su conversación.La onda expansiva las alcanzó, lanzándoles hojas de bambú, un destello azul llamo más su atención, pues al caer con fuera en la tierra, el cielo también se limpió, dejando un gran agujero entre las nubes, que dejaban ver la claridad de este, acompañado de la luna y las estrellas. Esta serie acontecimientos le dio a Pucca una leve respuesta de lo que pasaba, nadie que conociera, hacía que los truenos obedecieran su llamado, nadie a excepción de una persona, Tobe.

—¿qué está pasando contigo?— dio el primer paso, para adentrarse entre los bambús y fue detenida.


—¡ama!, ¿puede sentirlo?— su voz sombría, le dio escalofríos a las demás.

—ni siquiera hemos entrado y ya nos están recibiendo con mucha hostilidad— añadió otra joven.

—esa sed de sangre es muy fuerte— todas tenían miedo, jamás habían sentido esa opresión, sanguinaria en sus pequeños cuerpos.

—ni siquiera el señor Tobe, tiene un aura tan demoniaca— Pucca negó con la cabeza, no cabía duda de que él era el responsable de todo el revuelo que estaba sucediendo...


—¡joven Garu, atáquelos, no sea tímido!— Janku se posicionó frente a Tobe y la ninja, roja —el emperador busca sus cabezas, uno por desertor y la otra por infiltrarse en los aposentos reales, asesinando a la concubina favorita de su majestad-miro a ambos jóvenes, desestimando sus logros. —Tobe un gran héroe de guerra que creían muerto y mi pequeño loto, el emperador espera que regreses a su lado.

—¡ah! Ni quiera conozco al loco de tu emperador, ¿qué te hace suponer que iré con él?

—estoy confundido— Tobe movió su cabeza, viendo al hombre y después a la chica, no entendía nada de su extraña conversación. Solo la palabra loto, cruzaba uno que otro cable en su cerebro, pero sin llegar a algo en concreto.

Garu se hartó de todo y se lanzó directo a la yugular de Tobe, tomándolo por sorpresa, el tiempo se alentó, mientras la joven veía en cámara lenta, como la sonrisa de Tobe se borraba lentamente, sin saber lo que le había pasado, mientras la sangre brotaba a borbotones de su cuerpo.

—¡no!— jamás pensó ver algo así, alguien como ese ninja de pacotilla jamás podría llegarle a los talones a Tobe, pero había logrado herirlo de gravedad. Su mejor rival había sido eliminado de un simple soplido «¡no, no! ¡No puede ser! Garu no es más fuerte que Tobe, no! ¿No es más fuerte que yo?», la kunoichi se debatía internamente la realidad de lo que sus ojos presenciaron, no daba crédito a ver el cuerpo de aquel guerrero formidable, tumbado en el piso ya inerte, sobre el gran charco de sangre.

—¡ja, ja, ja! ¡Estúpido!— mascullo Garu, regocijado por lo que acaba de hacer —¡solo eras basura!— escupió sobre el cuerpo en el piso. No podía creer su suerte, al fin se había deshecho de la piedra en sus zapatos. —¿dónde está tu honor, tu valía como guerrero, como espadachín y como ninja? ¿No que eras el más fuerte de tu grupo? ¿Dónde quedo aquel hombre petulante?— su voz se distorsionó a una aún más gruesa, como si algo se estuviera apoderando de él. —¡ahora Pucca será mía, ja, ja, ja!Janku no estaba de acuerdo con el actuar del joven, él no podía escoger a quien amar, él ya tenía alguien preparada para su joven discípulo, dispuesta por su padre para celebrar un gran matrimonio.

—pequeño tigre, no intestes volar si aún no te vuelves un dragón— amenazó su maestro —tu esposa ya fue destinada por los cielos, solo se te permite tener concubinas y si tanto quieres a esa joven de nombre Pucca, tendrás que esperar a casarte primero.

—ja, ja, ja, no me importa— se burló —¡ninjas!, tráiganme a Pucca de inmediato— ordeno.En medio de una nube de humo, la chica de rojo se mostró atada de manos, amordazada y custodiada por un grupo de cuatro hombres de Garu. Su confusión era tal que su cuerpo no respondía. Su mirada viajó rápidamente por cada rincón del paraje, llenándose de un terror que no podía ocultar. Apretó sus, ojos en cuanto su mirada divisó el cuerpo sin vida de su amado, las lágrimas de dolor, no tardaron en aparecer.

—ja, ja, ja, — Garu se acercó hasta donde ella estaba, la tomo fuertemente de su, mentón y la obligó a mirar de nuevo —despídete del inútil de Tobe, ahora que está muerto, me perteneces— lamió el cuello de la azabache y ella gimió con total asco. —te preguntarás por qué no puedes usar tu descomunal fuerza, ¿cierto?... permite que te instruya, se levantó del piso y tiro del cabello de Pucca, para levantarla del suelo. Ella gimió por el dolor.

—el incienso en tu habitación, era un paralizante muy fuerte— sonrió con su explicación, es tan bueno que esas cosas existan.De nuevo la jalo con odio del cabello, haciéndola caminar hasta donde el cuerpo de Tobe se hallaba, dio un tirón más fuerte y la boto, haciéndola caer, cerca del cuerpo.

—te tomaré y te are mía, frente a él— señalo a Tobe —nadie va a impedir que lo haga— volvió a reír como un maniaco y se posicionó encima de ella, poniéndola de espaldas a él, se agachó y rompió la tela de la ropa que le estorba. Pucca se retorcía intentando evitar lo que temía le sucedería, pero el cuerpo del chico sobre su espalda, no se lo permitía.

Garu desabrochó su pantalón y posicionándose en la entrada de la joven, la penetro de una sola estocada, haciendo soltará un grito desgarrador, irrumpiendo la calma del bosque, acompañado de más lágrimas, que empaparon su blanca piel...


El loto y el dragón. (tobecca)Where stories live. Discover now