I - La llegada

603 25 2
                                    

¿Qué estabas haciendo? Estamos a punto de llegar tarde por tu incompetencia.

Basta, no quiero oír tus disculpas. Toma esto, fue lo que me pediste que te consiguiera. No te preocupes por el pago, tu guardián se aseguró de mandar fondos suficientes para cualquier gasto que pudieras ocasionar. Ahora sígueme, y ten cuidado: las escaleras de piedra del castillo pueden llegar a ser traicioneras.

A partir de este momento vas a tener que prestar mucha atención  si quieres hacerte un nombre aquí. En primera, graba en tu memoria los nombres y caras de todos. Con el tiempo irás reconociendo quién es quién en la corte, lo cual es de suma importancia, sobre todo cuando llegue el día en que yo no esté aquí para ayudarte.

¡Por el amor de Dios, deja de detenerte a cada instante y camina! En verdad parece que hubieses vivido bajo una piedra. Yo sé que de donde vienes no hay nada de esto, pero ahora no hay tiempo para que te detengas a ver los tapices en las paredes, los brocados de oro en los muebles o los tallados en madera del techo. ¿Qué cómo le hacen para colocar tantas velas en los candelabros cuando estas se acaban? Yo que sé, pregúntale a un criado. O mejor no lo hagas, lo último que necesitas es quedar como un petimetre.

Ya se comienza a oír la música a lo lejos, ¿puedes oírla? Al rey le gusta empezar las celebraciones con... ¡Cuidado! Ese caballo casi se te echa encima y tú con la cabeza por las nubes. Esos caballeros no tienen respeto por nada. Ya sabía yo que pasar por el patio mayor era una mala idea. Lamentablemente, cruzarlo es la manera más rápida de llegar a la sala del trono.

¿Ves? Todas las personas se dirigen hacia allá. Por lo que mas quieras, no te separes de mí. Podrías perderte entre la muchedumbre y esa sí que sería una catástrofe. Con un poco de suerte vamos a pasar junto a la dama del vestido naranja que está adelante. Cuando yo te indique, hazle una reverencia.

Bien hecho. Al parecer puede sacarse algo de provecho de ti. Era Lady Fey, una persona que te conviene conocer, y aparentemente le has agradado. Ya estamos a punto de entrar, en cuanto pasemos el umbral de la puerta buscaremos un lugar de la sala que no esté tan lleno.

Baja la voz un poco y acércate un poco más a mí. ¿Piensas que hay muchas personas? Perdona mi risa, es que aún no has visto nada. Mira hacia la derecha: la procesión real apenas está comenzando. Llegamos justo a tiempo. Sí, podemos sentarnos, en silencio.

Primero entran las doncellas y las damas más jóvenes del palacio. Después llegan los caballeros de menor rango y los heraldos. Detrás de ellos vienen los verdaderos nobles: los duques, condes y marqueses con sus esposas. Los puedes diferenciar por lo ostentoso de sus atavíos: los hombres llevan trajes de terciopelo con remaches de bronce y capas de piel. La seda en los vestidos de las mujeres es lo que ocasiona ese sonido de susurros apagados, y las perlas bordadas en ellos le arrancan esos pequeños destellos de luz a las velas. Son un espectáculo maravilloso.

Ponte de pie. Ahora van a pasar los Caballeros de la Orden del Rey, con sus trajes blancos y el escudo real en el brazo derecho. Su presencia sólo puede significar una cosa: estamos a punto de verlo. Disculpa si mi voz tiembla un poco, creo que necesito un momento. No todos los días se puede estar en presencia de Su Excelencia.

¿El ratón se ha llevado tu lengua? Es más joven de lo que uno esperaría, eso es verdad. Sin embargo, no puedes negar que tiene un porte majestuoso. En unos años más será la viva imagen de nuestro antiguo rey, y con la venia de Dios, tendrá su mismo buen juicio.

Por supuesto, ahí está esa mujer también, siempre a su lado. ¿A qué viene ese comentario? Por supuesto que no he puesto una expresión agria al referirme a ella. Fueron imaginaciones tuyas. Simplemente preferiría verla con menos frecuencia en este tipo de eventos. Es decir, mírala: colgada del brazo del rey como si él le perteneciera, pavoneándose en ese indecente vestido rojo. Tan sólo las joyas que lleva encima servirían para alimentar a todos los que vivimos en este lugar por años.

Está bien, lo admito, deja ya de insistir. No me agrada. Es una vil mujerzuela cazafortunas. ¡Pobre de ti si lo dices en voz alta! Puede que todas las personas que estamos aquí reunidas pensemos lo mismo de ella, pero hay algo que es cierto, y es la segunda cosa que tienes que aprender el día de hoy: la belleza es peligrosa y la inteligencia letal. Esa mujer tiene ambas, y no duda en usarlas para hacer lo que quiere con este reino. Es la última persona a la cual querrías tener por enemiga.

Agacha la cabeza y haz una reverencia cuando se acerquen.

✦━━━━━ ♛ ━━━━━✦

¡Bienvenidos sean todos a la corte, damas y caballeros! Espero que pasen un buen rato leyendo esta nueva historia mía, y les agrade tanto como a mi me agrada escribirla :)

(Créditos del precioso banner a ewonderland y @ariadesign)

La Corte de los SecretosWhere stories live. Discover now