01. El comienzo que inicio en otra realidad.

756 64 8
                                    

La joven de cabello azabache sostenía con fuerza el cuerpo de su reina, casi como si creyera que si la soltaba, su alma podría salir disparada de su cuerpo.

Lo que estaba por ser una cercana realidad para la joven gobernante.

–Ya casi, estamos cerca, Aurora.–Dijo la hechicera.– Solo aguanta un poco más.–Suplico colocando el brazo derecho de su ama sobre sus hombros e intentaba levantarla.

–Merlia.–Pronunció Aurora, casi como un susurro.

–Ya casi. Solo queda un poco más –Dijo.

-Merlia, los caballos se fueron- Susurró la rubia mientras dejaba de sentir sus piernas.

La hechicera haciendo oídos sordos a lo dicho intento seguir con la poca fuerza que le quedaba.

No quería perderla. No podía perderla. No a ella.
No después de todo lo que tuvieron que pasar.

– Ya casi.–

La torre de Ávalon se podía ver de donde estaban, pero ambas sabían que las posibilidades de llegar a tiempo habían disminuido cuando Morgan ahuyentó a los caballos.

La hechicera comenzaba a sentir aun más el cansancio por no haber dormido los dos días pasados. Sus piernas parecían temblar pero aun así seguía avanzando.

– Merlia, por favor, detente.–Dijo al notar el cansancio en la cara de su sirviente.

Un lamento ahogado se escucho salir de joven con cabello azabache mientras negaba con la cabeza.

–Por favor, Merlia.–Volvió a hablar.

La hechicera sentía que no podría más, nunca se había negado completamente a alguna pedido de Aurora y ahora que la reina lo pedía de esa forma, con esas palabras que raramente se podían escuchar de su boca.
Dolía. Realmente le dolía a Merlia.

– Sentémonos.–

–S- So-Solo qued--- –Intento decir.

–Por favor.– La interrumpió.
Merlia con resignación y angustia dejo con el mayor cuidado que pudo su cuerpo en el suelo y se dejó caer a su lado.

–Merlia– Dijo débilmente.

–No te atrevas a decir adiós.–La interrumpió con un tono parecido a los que usaba para hacer sus comentarios que tanto molesta a Aurora.

La rubia soltó una pequeña risa que salio como el sonido de un suspiro y siguió.

–Todo lo que has hecho. Todo. Por mi, por Camelot, lo se. Lo se ahora–Dijo mirando directamente los ojos color zafiro de su sirviente.
–Yo– Intento continuar.

–No.–Hablo interrumpiendola nuevamente.–No es cierto.–Dijo mientras grande gotas caían sobre la armadura de la reina.

–Todavía hay cosas que no te he dicho ¡Aun hay cosas que no conoces!– Exclamo con un nudo en la garganta.

–Merlia.– Dijo Aurora mientras se esforzaba para levantar su mano hacía la mejilla de la hechicera.
Cuando por fin sintió su piel, húmeda por las lágrimas que no paraban de caer, hablo.
–Ya has hecho suficiente.–

–Puedo salvarte.– Aseguro Merlia mientras tomaba la mano que descansaba en su mejilla y la acercaba a su boca para besarla.– Lo haré.–

Merlia cerro con fuerza sus ojos y comenzó a recitar el llamado que solía sacarla de los problemas más grandes que tuvo que enfrentar en el largo camino atravesado para salvar a su reina.

Oh, drakon, fthengomai au se kalon su katerkheo deuro.–

Aurora la miro asombrada. Jamas había visto a Merlia irradiar tanta majestuosidad.
Sonaba tan segura de cada palabra que salia de su boca, como si fuera un verso estudiado para recitar cada mañana.

Otro mundoWhere stories live. Discover now