08. El dolor de la magia.

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El bosque fue inundado por los gritos llenos de dolor y sufrimientos.

Al solo escucharlos, podías llegar a imaginar la tortura por la que estaban pasando los hechiceros.

Aun que, el llamar tortura realmente quedaba corto.

Quedaba corto para describir la ola de magia que batía dentro de ambos, intentando escapar de su control.

Para describir las puntadas que recorría sus cuerpos semejantes a clavos siendo incrustados en su piel.

Y sobre todo, la sensación que causaba su sangre al quemarlos por dentro como si fuera brazas ardientes.

–¡Merlia!–

–¡Merlín!–

Gritaron el caballero y la reina, intentando llegar a los azabaches.

Dicha acción fue vista por ambos hechiceros que a pesar de casi retorcerse de el dolor, eran capaces de pensar en lo que podría pasar si perdían el control.

Antes de que los dos llegaran a ellos, elevaron una de sus mano, cada uno, y liberaron su magia, intentando que esta fuera la menor cantidad posible para no dañarlos.

Una brusca corriente de aire, choco contra los cuerpos de el caballero y la reina, empujándolos hacia atrás y tirandolos a el suelo.

Y apesar de el repentino hechizo los dos se levantaron rápidamente, quedando sentados sin saber como ayudar.

Aurora volvio a llamar a su sierva, pero ella no respondió.

Ninguno de los hechiceros lo hacia.

Sus miradas estaban fijas en el otro.

La magia que usaron, hizo que olvidaran todo  y que un sentimiento de anhelo los invadiera.

Se necesitaba. 

Necesitaban la magia de el otro como el aire que respiraban.

Impulsados por los sentimientos fueron acercándose con desespero y ansias, prácticamente, arrastrándose para llegar.

En el momento que sus manos se tocaron pudieron sentirse completos, sintiendo como la magia de ambos, volvía a unificarse y a su vez, se liberaba batiéndose a sus alrededor.

Cobrando vida propia, la magia comenzó a convertirse en un pequeño huracán que se iba expandiendo.

Todos, a excepción de la reina y Gwaine, dieron un paso atrás por lo que pasaba.

Arturo a pesar de alejarse, no podía apartar la mirada de su sirviente. Temía que la magia pudiese consumirlo.

--¡Merlin!-- Grito esta vez el rey viendose preocupado por el hechicero.

Sin tener respuesta de él, comenzó a acercarse despasio, con cierto temor.

–¡Merlín!– Volvió a llamarlo más fuerte, cubriendose la cara con su brazo.

El azabache rompió el contacto visual con su igual para mirar a Arturo, llegando a ellos.

Alarmado y temiendo lo que pudiera causar su poder y el de la joven, aparto una de la manos de las de la hechicera.

Ella viendo todo en cámara lenta, pestañando con lentitud y reacionando como si recién hubiera despertado.
Siguió la mirada de el hechicero, al ver sus acciones.

Comprendió  al instante lo que Merlín planeaba hacer cuando su mano se elevo.

Siguiendo su acción conjuro junto a él, haciendo que la ventisca que giraba a sus lados comenzara a solidificándose y quedando como un domo trasparente sobre ellos.

Otro mundoWhere stories live. Discover now