04. La magia los rodea.

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El joven rey se encontraba desconcertado por la extraña conversación que mantuvo su siervo con la desconocida.

Era claro para él como para los caballeros que Merlín la conocía.

Ella se encontraba realmente preocupada y alterada ante los ojos de el rey.

Pero lo que realmente lo confundió fue la disculpa de su sirviente. Había visto tanta angustia en el rostro de Merlín.

Se veía tan agobiado, como si estuviera decidiendo el destino de su vida.

Tardo unos segundos en darse cuenta que la joven se lo había llevado.

–¡Merlín!– Lo llamo con cierto tono de desconcertó por tal acción de irse sin explicarle que es lo que sucedía.

Sin respuesta y decidido, lo siguió por donde la desconocida lo había llevado.

Los caballeros que en todo el momento habían quedado en completo silencio fueron detrás de su rey, igual de confundidos que él.

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Merlín y Merlia que ya se encontraban a una distancia de los caballeros y el rey, habían llegado al lugar en donde se encontraba Aurora.

La joven hechicera se acerco rápidamente a sus reina para cerciorarse de que su corazón seguía latiendo. Mientras Merlín se encontraba impactado por la imagen que tenia delante de él.

El parecido era realmente grande. Era como ver Arturo tirado en su lugar.

Muriendo.

La idea lo aterrorizo. El simple pensamiento de que su rey en algún momento estuviera en tal estado, aferrándose a su vida con sus ultimas fuerzas, lo llenaba de un miedo por el futuro que se avecinaba.

–¡Merlín!– Lo llamo la joven sacándolo de esos pensamientos.
–Su corazón aun late, pero debemos darnos prisa. – Hablo nuevamente mientras acariciaba el rostro de la rubia.
–Porque si no ella... ella–dijo sin poder ser capaz de terminar la oración.

–No lo hará. –Dijo seguro Merlín al ver el dolor que le causaba volver a decir esa palabra.
–¿Qué es lo que tengo que hacer?–Pregunto acercándose a ambas.

–Tendremos unir nuestra magia.– Dijo arrodillándose. – Tengo que darte el hechizo, ven.–

El hechicero camino hasta estar de enfrente de ella y así dejar a Aurora en el medio de ambos. Se arrodillo y miro los ojos de la hechicera.

Merlia tomo su rostro en sus manos y dijo en voz calmada:

–Cierra los ojos y abre tu mente–

Merlín lo hizo dejando su mente en blanco y cerrando sus ojos.

Fue unos segundos los que tardo en llegar el conocimiento a él y al igual de lo que había sido con Kilgarah, su mente quedo invadida por el hechizo que le estaban dando.

Las palabras, la magia, las pudo sentir tan vivas. Como si las estuviera usando en ese momento.

Puedo entender porque pidió su ayuda, el hechizo era realmente poderoso, hecho para muchos hechiceros con un poder promedio y casi igual entre ellos.

Al terminar, Merlia aparto lentamente sus manos mientras veía el rostro de el hechicero, esperando que este abriera sus ojos.

Cuando lo hizo, los caballeros y Arturo habían llegado a donde se encontraban ambos hechiceros y la reina, sin haberse percatado de la magia que se había realizado en ese lugar hace solo unos segundos.

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