09.Camelot

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El camino de regreso a Camelot se mantenía en un completo silencio por parte de los reyes y los caballeros.

Lo único que se escuchaba eran las pisadas de los caballos y los sonidos de el bosque.

Arturo, al igual que Aurora, llevaba consigo el cuerpo inconsciente de su sirviente, delante de él en el caballo.

Las piernas de los azabaches estaban colocadas a un lado de el animal, mientras eran sujetados por la cintura por los reyes, para no caer.

Arturo por momentos, bajaba la vista para ver a Merlín respirar levemente, mientras ignoraba la mirada fija, tras de él por parte de Gwaine.

El caballero se mantenía antento a cada movimiento que el rey hacía, preparado para desfundar su espada si fuese necesario.

Y con respecto a los demás caballeros, cabalgaban tras los reyes pensando en todos los momentos en que Camelot o el mismo Arturo se encontraban en peligro y misteriosamente los problemas se desvanecían con una explicación que no cuadraba del todo, pero que a pesar de ello, nunca cuestionaron.

Ninguno creía que el sirviente de el rey, lo hubiera traicionado, pero dudaban de como Arturo actuaría después que despierte.

Recordando todos los momentos en el que su rey fue traicionado, la forma en que desplegaria sus emociones, resultaba confuso para ellos. Lo único que podían hacer era esperar, a igual que los reyes, que los hechiceros despierten.

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Cuando el castillo comenzó a asomarse Arturo dio un suspiro de alivio al ya estar de regreso en su hogar.

-Ya casi llegamos, cuando cruzemos las puertas, los llevaremos con Gaius para que los vea.-

Hablo el rey volteando la cabeza para ver a Aurora, que mostraba una expresión de desacuerdo.

- En Camelot todavía hay un traidor ¿cierto?- Cuestiono la joven, acercando más a su cuerpo a su sirviente.

Arturo fruncio el ceño mirando con amargura a la reina.

- Mi tío no es un traidor.- Replicó tirando de las riendas de su caballa y parando la marcha de este.

Los demás incluida la reina tuvieron que imitaron su acción.

- No estoy acusando a tu tío.- Reclamó con enojo.- Estoy diciendo que aun tienes un traidor dentro de las paredes de Camelot.-

Arturo se mantuvo callado, mostrando en su cara, que aun que le disgustara, la reina tenía razón.

-¿Qué crees que pase cuando lleves a dos desconcidas con rasgos y facciones tan similares a las tuyas y a las de tu sirviente? O incluso ¿Que dirás cuando te vean llevar a tu sirviente en tu propio caballo con clara preocupación? -

Sir León se adelanto poniendo se alado de ambos reyes.

- Arturo, ella tiene razón. Todo esto levantaría sospechas y serian comunicadas directamente a Morgana, si el traidor se entera. Podría hacerles creer al pueblo que estas invulucrado con magia, haciendolo dudar de ti.- Dijo mirando a Arturo.

Soltando un suspiro, acepto la verdad que su versión y el caballero le estaban diciendo.

- ¿Qué es lo que propones, entonces? - Pregunto enfocando su vista en la reina.

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- ¡Arturo!- Exclamó su tío bajando por los escalones de la entrada con la elegancia de todo noble.

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