*Guerrero Caído*

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Lo siguiente que supe fue que estaba tendida sobre mi espalda en lo que se sentían como cojines, con una sensación ardiente en las costillas y el pie izquierdo.

-¿Hagrid?- escuché la voz de Harry a mi lado.

Abrí los ojos y vi que estaba tendida en un sofá de un salón desconocido e iluminado.

-Hagrid está bien, hijo. Mi esposa le está atendiendo ahora. ¿Cómo os sentís? ¿Alguna otra cosa rota? Te arreglé las costillas, el diente, y el brazo y a ti las costillas y el tobillo izquierdo. Soy Ted, por cierto, Ted Tonks... el padre de Dora.- Un hombre rubio y barrigón estaba observándonos ansiosamente.

-Voldemort.- susurró Harry con preocupación.

-Tranquilo, vamos. Ha sido un feo golpe el que acabáis de tener. ¿Qué ocurrió, por cierto? ¿Algo fue mal con la moto? Arthur Weasley la comprobó el mismo, él y sus cachivaches muggles.- dijo Ted Tonks.

-No, mortifagos, montones de ellos... nos perseguían...- dijo Harry con terror.

-¿Mortifagos? ¿Qué quieres decir, mortifagos? Creía que no sabían que os trasladaban esta noche, creía...- dijo Ted.

-Lo sabían.- dije.

-Bueno, ya sabemos que nuestros hechizos protectores aguantan, ¿verdad? No deberían ser capaces de aproximarse en unas cien yardas a la redonda en ninguna dirección.- Ted Tonks levantó la mirada al techo como si pudiera ver a través de él el cielo de arriba.

-No puede ser. Draco ha entrado.- dije recordando que Draco había evitado mi caída estando cerca de la casa.

-¿Draco Malfoy? Familiar, puede entrar, no había pensado en eso. Estamos acabados.- dijo Ted.

-No, que va. Draco no dirá nada.- susurré convencida.

-¿Por qué lo dices, Deidre Weasley?- preguntó el padre de Tonks.

-Por que aquí estoy y, y él nunca me haría daño.- dije con una sonrisa, mientras me imaginaba a Voldemort cien yardas por encima nuestro mientras hablábamos, buscando una forma de penetrar lo que visualizaba como una gran burbuja transparente, sin saber que uno de sus mortifagos tenía la respuesta.

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-¡Chicos!- Una puerta se abrió y Hagrid pasó apretado por ella, su cara estaba cubierta de barro y sangre, cojeaba un poco pero estaba milagrosamente vivo.

Volcando dos delicadas mesas y una planta, cubrió el suelo entre nosotros con dos zancadas y nos empujó a Harry y a mí a un abrazo que casi me rompió las recientemente reparadas costillas.

-Caray, ¿cómo conseguimos salir de esta? Ya creía que estábamos los tres acabados.- dijo el semigigante.

-Si, yo también. No puedo creer...- Harry se interrumpió.

Acababa de fijarme en la mujer que había entrado en la habitación tras Hagrid.

-¡Tú!- gritó, y sacó la mano del bolsillo, pero esta estaba vacía.

-¿Bellatrix? No... no es ella.- dije después de verla detenidamente.

-Tu varita está aquí, hijo. Cayó justo a tu lado, yo la recogí... Y es a mi mujer a la que estás gritando.- dijo Ted Tonks.

-Oh, yo... lo siento.- se disculpó vergonzosamente Harry.

Cuando entró en la habitación, el parecido de la Señora Tonks con su hermana Bellatrix se volvió menos pronunciado.

La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //7//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora