*La Comisión de Registro de los Nacidos de Muggles*

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-¡Ah, Mafalda, Jennifer! ¿Travers os mandó a vosotras, eh?- nos saludó Umbridge.

-S...si- contesté con leve vacilación.

-Bien, serviréis perfectamente bien. Ese problema está resuelto, Ministro, si pueden prescindir de las dos en la oficina de Registros podremos empezar inmediatamente. ¡Once personas hoy y una de ellas la mujer de un empleado del Ministerio! Vaya, vaya... ¡incluso aquí, en el corazón del Ministerio!- dijo Umbridge, metiéndose en el ascensor tras Hermione.

Los dos magos que habían estado escuchando la conversación de Umbridge con el Ministro la siguieron.

-Vamos directas abajo, encontraréis todo lo que necesitéis en la sala del tribunal. Buenos días, Albert, ¿no te bajas?- preguntó Umbridge.

-Sí, por supuesto.- dijo Harry con la voz profunda de Runcorn.

Harry salió del ascensor.

La reja dorada se cerró con un ruido metálico tras él.

Perdí de vista a Harry, estando Hermione y yo rodeadas con un mago alto a cada lado y las gomas de pelo de terciopelo de Umbridge a nivel de nuestro hombro.

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-No, no, tengo sangre mezclada. ¡Os digo que tengo sangre mezclada! Mi padre era un mago, lo era, comprobadlo, Arkie Alderton, es un conocido diseñador de escobas voladoras, comprobadlo, os digo... quitadme las manos de encima, quitadme las manos...- gritaba un hombre, sujetado por dementores.

*Llevo todo el maldito día contemplando escenas como éstas y votando a favor de que se lleven a cabo... me siento tan terrible conmigo misma...*

-Esta es tu última advertencia. Si te resistes, serás sometido al beso del dementor.- dijo la pacífica voz de Umbridge, amplificada por encima de los gritos desesperados del hombre.

Los gritos del hombre se apagaron, pero resonaron sollozos secos por el pasillo.

-Sacadlo de aquí.- dijo Umbridge.

Dos dementores aparecieron en el umbral de la sala del tribunal, agarrando con sus manos podridas y con costras los antebrazos de un mago que parecía estar desmayándose.

Se deslizaron por el pasillo con él, y la oscuridad que los seguía se tragó al hombre de vista.

-Siguiente... Mary Cattermole.- llamó Umbridge.

Una mujer pequeña se levantó, estaba temblando de la cabeza a los pies.

Su cabello oscuro estaba recogido en un moño y llevaba una túnica larga y simple.

Su cara estaba completamente pálida.

Cuando pasó entre los dementores, la vi estremecerse.

La sala era muy pequeña, aunque el techo estaba igualmente elevado, provocaba el sentimiento claustrofóbico de estar atrapado en el fondo de un profundo pozo.

En ella había muchos dementores, propagando su aura helada por todo el lugar, estaban de pie como centinelas sin rostro en las esquinas más alejadas de la alta y elevada plataforma.

Allí, detrás de una balaustrada, se sentaba Umbridge, con Yaxley a un lado, y Hermione y yo, con los rostros tan pálidos como el de la señora Cattermole, al otro.

A los pies de la plataforma, un gato de pelo largo y brillante color plateado merodeaba de arriba abajo, de arriba abajo, estaba allí para proteger a los acusadores de la desesperación que emanaba de los dementores, esto era para que lo sufriera el acusado, no los acusadores.

La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //7//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora