*La boda*

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A las tres de la tarde del día siguiente, Harry, Ron, yo, Fred y George estábamos en el exterior de una gran carpa en el jardín, esperando a los invitados a la boda.

Harry y yo habíamos tomado una larga dosis de Poción Multijugos y ahora él era el doble de un chico muggle pelirrojo del pueblo, Ottery St. Catchpole, del que Fred había robado cabellos utilizando un Encantamiento Convocador y yo era la doble de una chica de cabellos rubios platinados de la que George había robado un par de cabellos.

El plan era presentar a Harry como el «primo Barny» y confiar en que la gran cantidad de familiares Weasley le ocultasen, mientras yo me haría pasar por la prima francesa de Fleur, Diane Delacour.

Los cinco sujetábamos un plan de distribución de asientos, para poder ayudar a la gente a encontrar los sitios correctos.

Un grupo de camareros vestidos de blanco había llegado hacía una hora, junto con una banda con chaquetas doradas.

La entrada a la carpa presentaba filas y filas de frágiles sillas doradas dispuestas a ambos lados de una larga alfombra púrpura.

Los soportes de la carpa estaban adornados con flores entrelazadas blancas y doradas.

Fred y George habían colocado un enorme montón de globos dorados sobre el punto exacto donde Bill y Fleur serían próximamente marido y mujer.

Fuera, mariposas y abejas planeaban perezosas sobre la hierba y el seto.

Me sentía ligeramente incómoda, ya que la chica a la que George le había quitado el cabello era unas dos cabezas más alta que yo, lo que me producía cierta sensación de inseguridad.

-Cuando me case, no me preocuparé por todas estas tonterías. Todos podréis llevar lo que queráis, y le haré a mamá una Inmovilización Total hasta que todo termine.- dijo Fred, estirando del cuello de su túnica.

-Mejor, por que como tenga que llevar estas monstruosidades de nuevo...- dije con una mueca de dolor en mis pies.

Aquellos tacones, de como mínimo cinco centímetros de altura, estaban terminando conmigo.

-Considerándolo todo, no estaba tan mal esta mañana. Lloró un poco al ver que Percy no estaría, ¿pero quién le quiere aquí? Oh, vaya, preparaos... aquí vienen, mirad.- nos indicó George.

Figuras de colores brillantes iban apareciendo, una por una, por todas partes en el extremo más alejado del jardín.

En pocos minutos se formó una procesión, que empezó a serpentear por el jardín hacia la carpa.

Flores exóticas y pájaros encantados se agitaban en los sombreros de las brujas, mientras gemas preciosas brillaban en las corbatas de muchos magos, el zumbido del excitado parloteo se volvió cada vez más fuerte, ahogando el sonido de las abejas, mientras la multitud se aproximaba a la tienda.

-Excelente, creo que veo a algunas primas veela. Necesitarán ayuda para entender nuestras costumbres inglesas, yo me ocuparé de ellas...- dijo George estirando su cuello para poder verlas mejor.

Observándolas, reparé en que yo quedaba perfectamente disimulada entre tanta rubia platinada alta, esbelta y de delicadas facciones.

-No tan rápido, Su santidad. Aquí... permettez-moi que assister vous.- se ofreció Fred a acompañar a un par de guapas francesas, que rieron tontamente y le permitieron que las escoltase al interior.

George se quedó para encargarse de las brujas de mediana edad y Ron se ocupó de Perkins, viejo compañero del Ministerio del señor Weasley, mientras que una pareja bastante sorda acabó en el grupo donde estábamos Harry y yo.

La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //7//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora