¿Ontas? Te pago el Uber

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Inés volvió a leer el mensaje que le había llegado al Instagram.

"Así que ahora estás tú por mis tierras" le había escrito Irene.

Se permitió leerlo varias veces tranquilamente, no tenía prisa por contestar. Su mensaje era como la luz al final del túnel. Sabía en el fondo que había puesto aquella historia, con ubicación incluida, para decirle de manera indirecta que estaba allí. Como no, Irene siempre veía sus historias de Instagram.

Quizás sí había algo que pudiese arreglar ese día tan horrible que estaba teniendo. O alguien.

"Me dejaste con ganas" le escribió Arrimadas unos 5 minutos más tarde.

Irene empezó a escribir, paró, borró, volvió a escribir... Pero no enviaba nada.

"Del café que me prometiste y nunca llegó" aclaró Inés rápidamente.

A Inés ya le daba igual todo. Quería despejar y escapar de allí y su ¿amiga? era su nuevo destino favorito.

"Ven a por él si tanto lo quieres" la tentó Montero.

Y no le faltaban ganas de aceptar su invitación.

"¿No duermes?" preguntó curiosa.

No era muy tarde, pero probablemente Irene tuviese más obligaciones que ella así que tampoco sería raro si ya estuviese durmiendo.

"¿Y tú?" respondió ella con otra pregunta.

"Aún ni he cenado así que no creo que eso vaya a pasar pronto" explicó la catalana.

Otra vez vio a Irene escribir algo, borrarlo, volver a escribir y finalmente no enviar nada.

Pasaron unos minutos y no le volvió a contestar así que se tiró en la cama del hotel con el móvil aún en la mano. Quizás era mejor que se dejase de tonterías y comiese algo antes de irse a dormir.

No pudo evitar sentirse decepcionada. Le apetecía hacer algo más esa noche. Hacía mucho que no pisaba Madrid y siempre era por cuestiones de trabajo o eventos como los de aquel día que había disfrutado más bien poco. Tampoco le importaba reconocer que quería volver a ver a Irene. Pero asumió que eso no iba a pasar aquella noche y decidió que probablemente podía sobrevivir un día más sin Irene Montero, ¿verdad?

Estaba ya pensando en levantarse cuando su teléfono empezó a sonar. Miró la pantalla con una sonrisa en la cara y no tardó ni segundo y medio en contestar.

—¿Pensabas que me había olvidado de tí?— le preguntó Irene.

— Sabía que no — contestó Arrimadas confiada.

Realmente por dentro pensaba que la madrileña ya se había cansado de este vacile o que estaba durmiendo.

Definitivamente no se esperaba para nada que la hubiese llamado, con la poca iniciativa que tenía aquella mujer... Inés iba a tener que espabilar porque la joven la estaba casi adelantando.

— Yo tampoco he cenado. ¿Quieres que te devuelva el favor?— preguntó Irene.

¿Cuántos de esos cafés se habría metido en vena aquel día esa chavala?

Quería gritar un sí como una casa de grande. Pero decidió controlarse.

—¿Es eso una invitación?— le preguntó Inés, aunque ya sabía la respuesta.

—¿Ontas? Te pago el Uber— sueltó Irene.

—¿Qué? ¿Me estás vacilando? — dijo Arrimadas confusa.

España entre nosotrasWhere stories live. Discover now