España entre nosotras

No pierdas el tiempo

Inés volvió a entrar dentro un rato después de la actriz. Primero porque no quería que nadie las viese volver a la vez después de haber estado desaparecidas un buen rato porque no pintaba nada bien (y no se había arreglado el pintalabios tan bien). Segundo porque necesitaba tomar un poco el aire antes, Itziar la había dejado sin palabras, sin respiración y casi sin ropa.

Tenía que encontrar a Lorena e inventarse alguna excusa para marcharse. Aún no había acabado de decidir si quería ir a aquel hotel pero tiraba más por el sí y necesitaba un plan.

En el peor de los casos, simplemente se volvía a su casa y descansaba.

Pero cada minuto que pasaba se sentía más tentada a ir detrás de la otra mujer. Por primera vez desde que había conocido a Irene Montero en persona, no estaba dedicándole ni un segundo.

En cambio, su mirada buscaba la de Itziar entre aquel montón de gente. La vio, a lo lejos, hablando con los otros actores de la serie. Cuando la mayor notó que la estaba mirando, le guiñó un ojo. Inés inconscientemente miró hacia otro lado.

Pronto se dio cuenta de que se estaba mordiendo el labio demasiado fuerte. Sin duda, tenía que ir a ese hotel.

Respiró profundamente y se fue a buscar a la otra política, decidida.

Por suerte, la encontró sola.

—Lorena, me voy a marchar ya... Tengo que madrugar mañana— dijo Inés.

—¿Tan pronto? Inesitaaaaa, que solo se vive una vez. ¿Prefieres estar sola en casa amargada que aquí viviendo la vida?— respondió Lorena, más alto de lo normal.

Definitivamente, su compañera estaba ya borracha.

—¿Vas a estar bien sola? Si quieres te pido un taxi antes de irme — añadió la jerezana, preocupada.

—Qué graciosa eres, Inés. Estoy... ocupada— contestó mirando al actor con el que estaba antes.

Arrimadas decidió no molestarse más. Lorena era insoportable cuando estaba borracha.

Cogió sus cosas del guardarropa y salió del edificio poco después.

Le empezaron a entrar dudas otra vez. En aquel momento le vinieron a la cabeza las palabras de su borracha compañera. 'Solo se vive una vez'. En realidad, tenía razón. A Inés le apetecía, sin duda, irse con Itziar. Así que se fue.

Como Ituño aún no se había ido, fue caminando hacia el hotel. Le iba a llevar más tiempo, pero así no tenía que esperarla. Odiaba esperar.

Le gustaba pasear y hacía la temperatura perfecta. Decidió permitirse mirar su móvil. Llevaba ignorándolo todo el día, por una razón en concreto...

Y esa razón le había escrito unas horas antes.

"Inés... ¿Te pasa algo? Te noto distante..." le había escrito Irene.

Se paró en medio de la calle. No sabía si contestarle. Estaba enfadada, quizás irracionalmente...

"No, es que estuve ocupada" decidió mentir, era más fácil.

"No te molesto más. Solo quería saber cómo estabas y eso" respondió la madrileña rápidamente.

Ahora se sentía culpable por haber sido tan fría con ella. Quizás Irene solo quería librarse de la prensa. Y tampoco habían hablado nada... Al final del día, era ella la que le estaba comiendo los morros a otras personas por ahí.

"Nunca molestas Irene. Estoy bien. Espero que tú también lo estés. Descansa, que es tarde" volvió a escribirle.

"Tranquila, que ya estoy metida en la cama" respondió Montero.

Antes de que pudiese contestarle, la más joven le envió una foto. Era ella, metida en la cama en la que había dormido Inés unos días antes.

Estaba preciosa, como siempre. De repente, estaba sonriendo como tonta en medio de la calle.

Otra vez el efecto Irene. Volvía a los 15...

Habló con ella un poco más y dejó el móvil.

Aún quería ir al hotel. Tenía que ver a Itziar.

No tardó mucho más en llegar y, por suerte, vio a la otra mujer bajar del taxi.

—Inés... Si te soy sincera, pensaba que no ibas a venir— dijo la vasca al verla.

—Yo pensaba lo mismo— confesó Arrimadas.

Subieron en silencio hasta que llegaron a la habitación de la actriz.

Itziar abrió su bolso en busca de la tarjeta para que pudiesen entrar.

— Joder, no me digas que perdí la tarjeta— dijo después de buscar un buen rato.

Al final, dejó el bolso y se sentó en el suelo, apoyando su espalda contra la puerta.

— Itziar... No pasa nada. Solo quería hablar contigo. Luego puedes bajar a pedir una nueva— sugirió Inés, tranquilizándola.

Se quitó los tacones y se sentó al lado de la mayor.

— ¿No querías entrar? —preguntó Ituño.

— Querer... Querer quería. Y si te soy sincera, sigo queriendo. Pero es complicado. No lo voy a hacer, es lo mejor— le contó la de Ciudadanos.

—Tú te lo pierdes— bromeó Itziar.

— Oye, me alegraste el día. Es gracioso, empezamos sentadas en unas escaleras de incendios y acabamos sentadas en el pasillo de un hotel— notó Inés.

— Mira, te voy a dar un consejo. No pierdas el tiempo. No sé quién es esa mujer que te tenía así antes. Me apuesto una mano a que es la razón por la que no vas a entrar. Me apuesto la otra mano a que sientes bastante por ella. Inés, no pierdas el tiempo por tonterías. En unos años te vas a arrepentir si no te esfuerzas un poco más por sacar adelante lo que sea que tengáis. Y no me digas que es complicado. Todas las relaciones lo son. Solo tienes que decidir si te importa lo suficiente para hacer el esfuerzo...— ofreció Itziar.

Arrimadas casi la interrumpió varias veces. Pero tenía razón.

— No me voy a molestar en negarlo... Gracias. Me hacía falta escuchar eso, supongo— dijo Inés.

Se levantó. Era tarde.

Estiró su mano para ayudar a la otra mujer a levantarse también.

— Venga, que deberías descansar un poco — continuó.

Cuando Itziar se levantó, estaban otra vez tan cerca como en el estreno.

Inés le dio un beso, pero más corto que el anterior.

— Esto que se quede entre nosotras —advirtió Inés.

—No te preocupes, Inés. Vas a tener toda España entre nosotras—contestó la actriz.

—Gracias...— añadió la andaluza como despedida.

—Oye, si algún día te fallan todos los planes... Ya sabes— sugirió Itziar.

Sin duda, no iba a olvidar a aquella mujer.

Pero ahora su cabeza volvía a centrarse en otra persona...

De momento, tenía un plan A. Y si fallaba, le quedaba el resto del abecedario.

Pero iba a intentarlo.