capitulo 17

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Narra Alfred
Me moría de ganas de besarla, tenía muchas ganas de saber a qué sabrían sus labios y verme fundido por un beso eterno, de esos que paran el tiempo, pero supongo que estábamos en el mundo real y estas cosas no pasaban. Supongo que de pequeño había visto demasiadas películas y me dejaba llevar por eso, simples ilusiones de alguien que todavía no ha vivido mucho. Algo de culpa tendría que tener el sueño que había tenido con ella.
Estábamos los dos muy cerca. Nunca antes había  estado a esta distancia, ni me había sentido tan cómodo como en estos momentos con ella. Noté como ella me dio una  caricia en la mejilla y fue bajando sus dedos por los labios. Esto me hizo no poder evitar sonreír al sentir su piel en mis labios. Me encantaba su solo roce, esto hacía que sintiera cosquilleos en mi piel, pero lo que no podía dejar de pensar en cómo sabrían sus labios. Me moría de ganas de estar con ella de mil y una maneras.
Estábamos cada vez más cerca y yo no podía parar de mirar esos labios carnosos suyos e imaginándome a que sabrían. En este momento estaba decidido a besarla, me moría de ganas y quería hacer lo que me decía mi corazón, pero para mi desgracia apareció Sam diciéndonos que ya nos teníamos que ir. La verdad es que maldije el momento en el que apareció Sam  e interrumpió el momento. No pude evitar pensar en lo que podría haber pasado si no hubiera venido. Le dije que tenía que hablar antes con Amaia ya que no podía hacer como si nada hubiera estado a punto de ocurrir entre nosotros dos o al menos a mí sí que me lo había parecido.  Necesitaba escuchar desde su opinión cual era verdaderamente lo que había sentido conmigo.
Puede que sea un poco maniático pero gusta aclarar lo que había pasado y los sentimientos y aunque ahora no tuviéramos mucho tiempo de hablar las cosas espero que acepte para hablarlo en otro momento en el que estemos a solas sin que nadie nos pueda interrumpir…

Alfred: Amaia  ¿Te importa si hablamos de unas cosas después de todo lo del Prat.
Amaia: Emmm…  Supongo que sí, además también quiero hablar contigo de una cosa que no creo que sea lo mismo.
Alfred: Bueno quien sabe a lo mejor es lo mismo- dije mientras me acercaba a ella para sentir su cercanía. Me encantaba estar otra vez al lado suya y es que de hecho notaba que ella no estaba indiferente como yo ante esto.

Escuché el suspiro que daba Amaia al notar mi cercanía y me hizo enloquecer entonces le di un beso en la comisura de los labios y ella no movió ni un músculo. No pude evitar saborear ese beso por si llegaba a ser el último que teníamos. Era increíble que estar con ella me permitiera sentirme de esa manera. Nunca antes me había pasado esto con nadie. El hecho de que no se hubiera movido cuando me veía acercándome no hizo más que tener más esperanza por lo que podría pasar en un futuro. Tenía la gran esperanza de que algún día esto se hiciera realidad y pudiera de verdad probar a que sabrían sus labios. No sé si es bueno o malo, pero me encantaba tenerla tan cerca, aunque esto duró poco ya que teníamos que irnos al pregón aunque ahora mismo era lo que menos ganas tenía de hacer el hecho de alejarme de ella.
Nos fuimos hacia el coche y la verdad es que estaba un poco pensativo ya que no sabía si ese beso se lo debería de haber dado en los labios… pero al fin y al cabo soy un chico bastante tímido y bueno realmente si ella quisiera besarme de verdad ya lo hubiera hecho ¿no? O quizás era que estaba esperando que yo diera el paso. En ese momento se me puso en la cabeza la imagen de Luis con Amaia y no pude evitar sentir mucha furia. Ya que con él bien rápido que habían terminado en besarse. Como hizo con mi hermano hace apenas unas horas hasta tal punto que no sé lo que hubiera pasado entre ellos si no llego a aparecer en ese momento. Intenté quitarme de mi cabeza todos estos pensamientos ya que no hacían otra cosa que confundirme más y más de lo que ya estaba de normal. Además el hecho de que Amaia hubiéramos estado a punto de besarnos no arreglaba mucho el lío que tenía en mi cabeza.
Al fin nos fuimos de la casa y nos montamos en el coche. Me puse a escuchar música ya que era una buena forma de evadirme y olvidarme de todos los problemas. Siempre que necesitaba relajarme allí estaba la música y me alegraba mucho de que fuera así. Estaba tan absorto en las canciones que no me había dado cuenta que Amaia me estaba llamando ya que habíamos llegado al ayuntamiento y nos estaban esperando para entrar. Me quedé flipando viendo todo el recibimiento que habían preparado para nosotros. Yo siempre le había tenido un cariño muy especial a este pueblo ya que aquí fue donde nací, pero nunca me habían tratado de esta manera. Sinceramente nunca antes me habían tratado de esta manera en ningún sitio, pero desde que empezó todo lo del contrato y subí eso a Instagram parecía que la gente empezaba a conocer mi nombre, aunque no sé si será solo como el novio de Amaia. Esperaba que la gente pudiera valorarme por quién era no por estar con ella…
Intenté no pensar demasiado en eso y entramos los dos en el ayuntamiento. No podía creer que fuera hubiera tanta gente gritando mi nombre junto con el de Amaia e incluso habían creado un shippeo. Lo llamaban almaia, la verdad que me hizo mucha gracia, había otros que lo llamaban alfreia o incluso alfria, pero esos me sonaban muy extraños la verdad. En mi cabeza me quedé con almaia, sonaba tan bien y aunque no fuera real, si para ellos lo era es lo que importaba ya que esa era nuestra intención desde que empezamos a hacer esto. Tenían que creer que lo era real, ya que esa era la razón por la que firmamos el contrato. Así que tras saludar a los fans y hacerme unas fotos con ellos le di la mano a Amaia y le di un tierno beso en la mejilla. Lo mejor de todo fue la reacción de la gente cuando se lo di. Todos estaban gritando y flipando ante lo que había pasado. No podía creer que a tanta gente le importara el romance, pero así era.
Entramos y cerramos la puerta  ya que había muchas personas detrás esperando enterrarse de todo de lo que pasaba dentro. Cuando la puerta estuvo cerrada  Amaia se deshizo de mi mano, eso me molestó bastante ya que se notaba que antes no me había quitado la cara solo porque la gente siguiera creyendo lo mismo. No sé por qué me molestaba si esto era tan solo eso, mero teatro por conseguir fama. Pero por alguna razón me molestaba que no hubiera venido de ella y que por la única razón que lo hiciera era por el contrato.
Nos explicaron lo que teníamos que hacer rápidamente ya que íbamos con el tiempo un poco ajustado y teníamos que aprovechar el poco qué teníamos. Miré hacia Amaia y parecía que no se había enterado de mucho. Esperaba que todo esto saliera bien a pesar de la premura de los acontecimientos.
Todo a mi alrededor pasaba muy rápido y casi no era consciente de que ya era el momento de salir fuera.
Cuando me pude dar cuenta ya estaba en el balcón y no podía creer que hubiera tanta allí para apoyarme. Miré hacia abajo y casi no veía plaza ya que estaba lleno de muchas personas que miraban en mi dirección. Era increíble cómo podía haber tanta gente junta y sólo por vernos. Hablé con ellos para darle las gracias y cuando menos me lo esperaba empezaron a gritar sin parar. No sabía lo que era hasta que noté como los brazos de Amaia se posaban en mis hombros y me hacía darme la vuelta para darme un gran abrazo. Me encantaba volver a sentir sus brazos a través de mi cuello. La verdad que no me esperaba que hiciera eso, entonces la cogí haciendo que volara por los aires mientras le daba un beso en la comisura de los labios rozando ligeramente su labio y haciendo estremecerme por su pequeño contacto. Había sido como hace un momento, pero esta vez notaba como miles de personas no nos quitaban la vista de encima.  Esto parecía sacado de una película, o al menos así me hacía sentir cuando la tenía cerca y es que de hecho Amaia era mejor de lo que podría haber soñado nunca, pero me daba coraje que fuera simple teatro y ella se comportara así solo por eso.
No sé porque actúe así, pero no pude evitar hacerlo así ya que el hecho de que ella me diera un abrazo significaba mucho para mí y más siendo ella que no solía tener muchas muestras de afecto.
Saludamos los dos a todos desde el balcón, mi mano estaba alrededor de la cintura de Amaia. Me sentía muy bien en esta posición ya que era una excusa para tenerla cerca de mí. Cuando me paré a mirarla aparte de ver lo guapa que estaba  me di cuenta que tenía en el cuello un pañuelo con el emblema del Prat. La verdad que me pareció un gesto muy bonito ya que estábamos en este pueblo a todos nos sentíamos como en casa. Era un gesto de que ella aunque no fuera de aquí nos respetaba y nos quería. La verdad que no podía dejar de mirar el cuello con ese pañuelo tan bonito, pero intenté relajarme para darme cuenta de lo que de verdad es importante.
Después de todo lo que había pasado en el balcón que no me dejó indiferente nos dijeron que teníamos que bajar. Yo estaba deseando hacerlo ya que una vez allí podríamos estar con todos nuestros fans ya que iban a poner fuegos artificiales. Sinceramente me encantaban los fuegos artificiales, recordaba que desde pequeño siempre iba con mis padres y mis hermanos para disfrutar de estas fechas tan señaladas aquí en el Prat. Los fuegos artificiales aquí en Cataluña eran sinónimo de fiesta mayor y en todas las fiestas mayores había mucha alegría y muchos bailes. Siempre es un buen momento para sonreír y pasar el tiempo con gente que quieres.
Amaia estaba mucho más cariñosa conmigo y no sabía porque era, pero además la notaba más cómoda a mi lado. Suponía que era por el hecho de estar delante de la gente, pero esta situación no hacía más que confundirme, pero teníamos que seguir disfrutando del momento tal y cómo nos habían pedido. 
Así que puse las manos en la cintura de Amaia mientras miraba los fuegos artificiales  que no paraban de llenar el gran cielo que estaba ante nuestros ojos. Había miles de estrellas, pero sin embargo yo no podía parar de mirar algo que brillaba más que el cielo y era ella. No sé lo que tenía pero el cielo estaba precioso y yo no podía parar de mirarla. Estaba preciosa y parecía que tenía luz propia cuando sonreía. Además parecía que era la primera vez que estaba en un sitio así ya que no paraba de señalar las estrellas con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque creo que en un momento me miró porque estaba mirándola durante demasiado tiempo y es que no podía evitarlo.
Creo que ella se dio cuenta y se dio la vuelta para quedarse cara a cara ante mí. Estábamos muy cerca y no pude evitar soltar un suspiro. Ella estaba increíblemente guapa esta noche y cualquier que tuviera dos ojos sería capaz de reconocerlo. En este momento daba igual lo que pasara a nuestro alrededor, era como si solo estuviéramos ella y yo. Daba igual el ruido que hubiera fuera, yo tan solo podía escuchar la risa nerviosa de ella y el movimiento que hacía con las manos al tocarse su pelo. Me resultaba increíble el simple hecho de que ella estuviera frente a mí mirándome.
En ese momento me miró y yo la miré, sus ojos gritaban lo que no éramos capaces de decir. En sus ojos había un brillo que pocas veces había dicho antes. Miré a sus labios y ella se mordió el labio como modo de respuesta. Me moría de ganas, pero no podía hacerlo, ¿y si ella me quitaba la cara? Al fin y al cabo esto es una falsa y estábamos delante de muchas personas. En el contrato no venía acerca de darnos besos y me daba miedo si ella pudiera no tomárselo bien…
Mi corazón iba a mil por hora y sentía que el de ella estaba igual. Sinceramente no sé cómo me seguía manteniendo en pie ya que estaba tan nervioso que creía que me iba a caer en cualquier momento por mi manera de temblar al tenerla tan cerca y no poder hacer nada, pero contra todo pronóstico vi como Amaia ponía sus manos en mi cara y me acariciaba la mejilla mientras me miraba a los ojos dulcemente. Después noté como empezaba a acercarse más a mí mientras yo iba cerramos los ojos ya que sabía lo que iba a pasar. Esperaba que fuera así ya que no sé el tiempo que pasó hasta que por fin sentí sus labios junto a los míos. Este iba a ser nuestro primer beso y me moría de ganas porque esto durara para siempre.
Al principio fue un simple roce cuando nuestros labios se encontraron al principio tímidamente, pero pude probar el sabor de esos labios que tantas veces había ansiado probar y querer que esto no terminara nunca. Esos labios parecían mágicos y tenía muy claro que nada sería igual después de haberlos probado.
Ahora fui yo él que profundicé en el beso adentrándome en su boca y probando su sabor. Ese sabor que antes tan solo había rozado, pero ahora podía probar de verdad. Nunca hubiera creído posible que pudiera sentir tanto con un simple beso, pero es que para mí era más que un mes y lo necesitaba más que el aire que respiro. Ella me respondió ante el beso y siguió lo que fue una guerra de lenguas mientras ella ponía sus manos en mis rizos y yo las ponía en su cintura acortando la distancia entre nuestros cuerpos.
Nos separamos para coger aire ya que nos habíamos quedado sin aliento por el beso que habíamos tenido. Miramos hacia nuestro alrededor y estaban todos mirándonos y haciéndonos miles de fotos. La verdad que me dio mucha vergüenza todo esto, pero aun así no podía quitar las manos de la cintura de Amaia ya que me encantaba eso. Esto era nuestra intención, que las personas nos hicieran caso y se creyeran lo nuestro, pero una parte de mí quería huir con ella hasta un lugar dónde nadie pudiera vernos.
Vi que Amaia estaba igual que yo muy roja, pero tampoco hacía nada para que yo quitara la mano de su cintura y eso no hacía que me gustara más la situación.  La cercanía que tenía con ella me daba fuerzas para seguir, era como si me sintiera en casa por el simple hecho de estar junto a ella. Prefería disfrutar del tiempo que durara esto, ya que al menos para mí estaba siendo más real que nada en mi vida. Parecía que esto había sido sacado de un cuento. Nunca antes había vivido nada parecido ya que esto era mucho más intenso.
Después pusieron unas canciones y nos pusimos a bailarla. La verdad es que contra todo pronóstico lo estaba pasando muy bien y notaba a Amaia sonreír más que nunca. Me gustaba verla de esta manera, ella no era de sonreír y ahora lo hacía más que nunca. Parecía que de verdad estaba disfrutando aunque ella estuviera acostumbrada a cosas más grandes que esta.
En ese momento pusieron una de reggaetón y nos pusimos a bailarla cara a cara, estábamos muy cerca. Podía sentir su aliento en mi cuello mientras mis manos se posaban suavemente sobre su cintura. Eso me hacía que se me pusiera toda la piel de gallina solo imaginándome las cosas que podríamos hacer a solas, pero de repente a Amaia se le ocurrió darse la vuelta y podía sentir como no paraba de mover su culo en mi entrepierna. Este cambio no había hecho más que empeorar la situación ya que la temperatura empezó a subir en mi interior. No sé cómo lo hacía, pero cada cosa me sorprendía y me daba más y más ganas de estar con ella, aunque si soy sincero no estoy seguro de aguantar mucho tiempo en esta posición sintiendo como Amaia se movía sobre mi entrepierna. Empezaba a tener más y más calor y creo que el hecho de que estuviera dándole besos en el cuello a Amaia mientras bailábamos no ayudaba ni a ella ni a mí. Mi erección era bastante considerable, nunca antes me había puesto así por un simple baile, pero ella la que tenía ese efecto en mí. Dios, no sabía cómo era capaz de producir esto en mí con tan solo un contacto, no sé lo que tenía esta Amaia Romero pero ahora mismo me estaba volviendo loco y me daba igual que fuera mentira lo que estoy viviendo porque para mí este momento estaba siendo real y esto es lo únicamente importante para mí hacer que este momento fuera eterno, pero necesitaba algo de intimidad. Quería estar con ella, pero creo que esto estaba pasando a castaño oscuro y no podíamos estar dando este espectáculo delante de todos. Además yo casi no me podía mover ya que iban a notar mi gran erección por el roce con ella.
Nos separamos un momento y miramos a nuestro alrededor y vimos como todos estaban flipando y no nos quitaban la vista de encima. Entonces le dije.

Alfred: Ven corre, vámonos a un sitio donde no haya nadie.
Amaia: Vamos.

Nos fuimos rápidamente de allí, puede que sea una locura, pero ahora mismo la situación en general lo estaba, pero bendita locura si hacía que Amaia estuviera cerca de mí y comportándose de esa manera conmigo. Es verdad que queríamos que nos vieran, pero de ahí a que me vieran tan caliente había un salto muy grande. Necesitaba estar a solas con ella y demostrarle todo lo que estaba guardando dentro por miedo a quitarle la ropa aquí en medio de todos. En mi mente no paraba de pasar imágenes de cómo debería terminar esto, pero sabía que tenía que intentar controlarme aunque me resultara casi imposible
Le cogí de la mano y la llevé a un sitio que estaba cerca de aquí que siempre me había encantado. Espero que nadie nos siga ya que lo único que necesitábamos ahora era tener intimidad. Así que fuimos corriendo hacia allí sin que nos vieran, y aunque parecía imposible lo conseguimos. Amaia no entendía nada de lo que estaba pasando y yo sinceramente tampoco entendía muy bien mi comportamiento, pero no podía evitar estar actuando así.
La llevé a un sitio al lado de un acantilado en el que había unos bancos y se podía ver todo el mar. Amaia se quedó mirando todo y estaba flipando…
EDITADO
¿SIGO?

Amor pactado (Terminada Y Editando )Where stories live. Discover now