capitulo 38

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Narra Alfred

Fuimos a la discoteca con Roi y los demás y la verdad que creo que me pasé un poco bastante bebiendo. En la barra había una chica que no paraba de mirarme y yo para colmo no podía dejar de pensar en ella por mucho que intentaba pensar en otra cosa. Ahora mismo no quería saber nada de ninguna chica, pero aquella chica que me miraba desde la barra no parecía pensar lo mismo que yo. Era rubia, mediría un metro sesenta y tenía unos grandes ojos verdes. Tenía un vestido apretado de encaje que encajaba en sus curvas y no me quitaba la vista de encima ni un momento hasta que vi como venía hacia mí. De un trago me tomé el resto de la copa que me quedaba y esperé a ver que es lo que me tenía que decir. De cerca la verdad es que la veía muy guapa y no sé si era el alcohol, la discoteca o el que, pero me entraron muchas ganas de bailar con ella.
X: hola guapo soy  Úrsula ¿no me vas a invitar a una copa?
Alfred: em claro ¿qué quieres?
Ursula: un ron cola guapo
Seguí hablando con esa chica, pero la verdad que me parecía una chica muy vacía. No había nada más allá de esa cara bonita y me daba mucho coraje ya que de verdad que quería dejar de pensar en amaia, pero todo esto me estaba siendo demasiado complicado.
Ursula: oye ¿bailamos?- dijo mientras me guiñaba un ojo.
Yo no dije ninguna palabra ya que no hizo falta porque ella me agarró del brazo y empezó a perrearme, pero no sé porque no me excitaba nada esta situación y le dije la excusa de que quería ir al baño ya que estaba bastante mareado y quería lavarme la cara. Cuando llegué al baño me entraron unas ganas terribles de hacer pipi, aunque sabía que cuando empezara no podría parar de ir al baño por culpa del alcohol. Me miré al espejo y vi que tenía un aspecto horrible. Me lavé un poco la cara y vi que tenía un mensaje de amaia en el móvil. Me pareció muy extraño, demasiado, pero tenía mucha curiosidad así que entré en la conversación.
Amaia: hola Alfred¿tienes planes para mañana? Me gustaría pasar un rato contigo, además te debo una cita
Vi el mensaje y la verdad que no tenía ganas de contestarle y no lo hice y fui a la pista de baile con Úrsula, esta vez tenía muchas ganas de estar con ella, pero en su lugar la vi bailando con otro chico. Mierda, pensé para mis adentros. Había perdido una gran oportunidad.
En ese momento sonó mi móvil y era amaia así que lo cogí ya que pensaba dejarle bastante claras las cosas. Estaba muy harto
Amaia: ¿alfred que te pasa? Creía que las cosas entre los dos estaban bien
Alfred: amaia no me toques los cojones que no quiero saber nada de ti
Amaia: Alfred ¿estás borracho verdad?
Alfred: que no, que me dejes tranquilo ya me iré a follar a alguien
Amaia: tranquilo. Ahora mismo voy para allá
Alfred: y una mierda, si ni siquiera sabes dónde estoy
Amaia: lo averiguaré
Acto seguido entré dentro y me puse a beber, la verdad es que estaba bebiendo demasiado y hacia tiempo que había perdido a roi y a los demás, pero poco me estaba importando en estos momentos. No necesitaba a nadie. Yo solo podía estar bien sin tener que pensar en nada.
En ese momento empezaba a estar muy mareado y vomité allí en medio. Me encontraba fatal y acabaron echándome del local. Yo salí y la verdad que no podía parar de vomitar. Me encontraba fatal, nunca me había encontrado de esa manera. Intenté sentarme en el suelo pero no podía parar hasta que de repente noto una presencia en mi espalda. Noté unas manos suaves que me estaban sujetando la cabeza mientras me vino otra arcada y empecé a vomitar de nuevo. No podía más, nunca antes me había encontrado así. Había bebido más de lo que creía posible y en consecuencia aquí estaba yo vomitando en medio de la calle y amaia estaba conmigo. La verdad que no tenía nada de ganas de verla, pero había bebido cuando más falta me hacía.
Amaia: Alfred, voy a llevarte a tu casa, pero por favor no vomites en el coche
Alfred: no sé si puedo prometerte eso
Amaia: bueno voy a coger una bolsa que tengo atrás
Nos montamos los dos en el coche y me sorprendió de sobremanera de que fuera ella la que conducía. Nunca antes la había visto conduciendo. Fuimos hacia mi casa y amaia estuvo sujetándome un poco por el camino ya que no podía estar más mareado que en estos momentos.
Cuando llegamos a la puerta, ella cogió las llaves de mis bolsillos y entró dejándome en la cama. Me quitó la camiseta y los zapatos y me ayudó a tumbarme.
En ese momento no sé porque me puse a llorar ya que sentía una gran impotencia por todo lo ocurrido. La necesitaba ahora más que nunca, pero no podía quitar de mi cabeza las palabras dichas por el chico que me cogió el teléfono.
Amaia me abrazó con fuerza y yo intenté deshacerme del abrazo, pero en el fondo lo necesitaba mucho así que le dije
Alfred: quédate conmigo porfa, duerme aquí
Amaia: bueno…¿pero tu no estabas enfadado conmigo a saber por qué?
Alfred: ahora mismo me encuentro demasiado mal para hablar de eso
Amaia: bueno vale, voy a cogerte alguna camiseta para dormir
Alfred: vale, te espero aquí
Amaia vino con una camiseta mía y se acostó a mi lado. La verdad que aunque todo me daba vueltas no me costó casi nada dormirme. La miraba a ella y notaba cómo ella no paraba de mirarme tampoco. Todo esto me confundía mucho y me hacía no entender nada, pero supongo que el dolor de cabeza y el mareo que estaba sintiendo en estos momentos no es que ayudara mucho.
Entre estos pensamientos me quedé dormido y sinceramente bastante confundido.
A la mañana siguiente me desperté con el ruido de unos pasos. Mire a mi alrededor y vi que amaia no estaba en la cama  así que me levanté mientras sentía como si toda la cabeza fuera a explotar. Fui hacia la cocina y allí me encontré a Amaia frente a la cafetera esperando que se terminara de hacer el café. Cogí una pastilla para el dolor de cabeza y le dije medio seco
Alfred: buenos días
Amaia: buenos días, te quería hacer algo de desayunar, pero no he encontrado nada
Alfred: es que yo no desayuno. Gracias por quedarte aquí, pero creo que es mejor que te vayas. Me duele la cabeza
Amaia: como quieras… pero tenemos una charla pendiente
Alfred: si…
Amaia se fue y la verdad es que sentía como si mi cabeza empezara a darme más punzadas y casi no podía ni respirar. El dolor era tan fuerte que tuve que ir corriendo al baño a vomitar.
Ahora tendría que tomarme otra pastilla. Me encontraba demasiado mal por todo esto, pero supongo que esto me pasa por ser tan ingenuo.
Me acosté en la cama y el dolor se me medio pasó así que me puse a mirar mi móvil y la verdad es que me dio mucho coraje lo que vi. Estaba en todas las portadas vomitando en la calle y amaia detrás de mí sujetándome la frente…
La verdad que sentí mucha rabia de la situación, era como si estuviera en el ojo de todas las miradas por cada una de las cosas que hacía. Ahora empezaba a entender porque amaia era así con todos y por qué estaba tan harta justo de eso. Había miles de titulares horribles que me ponían de borracho para arriba y aunque no les faltaba razón en cuanto eso no pude evitar sentir mucho coraje que no pudiera tener nada de intimidad para nada. Me acosté y esta vez dormí más tiempo y cuando me desperté mire el móvil y vi un montón de mensajes de ella. La verdad que era la primera vez que amaia se mostraba tan preocupado en cuanto a algo y más que me insistiera tanto…
Tengo que hablar con ella, decidido dije en voz alta. Miré para todos lados y la verdad es que creo que me estoy volviendo bastante loco, ya que el hecho de decir estas cosas en voz alta no es que digamos que sea lo más normal que hacen las personas en su casa o al menos eso creo…



Amor pactado (Terminada Y Editando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora